No te dejes intimidar
Aprende a lidiar con personalidades insensibles y agresivas
Mucho se ha hablado del acoso escolar, el peligro del bullying digital y de cómo proteger a nuestros hijos de otros niños agresivos e intimidantes. Pero el bullying no es sólo una cuestión de niños.
Los adultos lidiamos con personas insensibles e intimidantes en nuestra vida diaria, desde el conductor agresivo que con su estilo de manejo pone a todos en peligro, pasando por el compañero de oficina que nos menosprecia, hasta la cajera de la tienda que nos falta el respeto gratuitamente.
La trabajadora social Michelle Ortega ofreció una serie de estrategias que pueden ayudarte a perder el miedo ante este tipo de situaciones.
- Nunca te tomes la intimidación de manera personal. El comportamiento de una persona agresiva es un reflejo de su propia realidad, no de la tuya. La próxima vez que te sientas intimidada trata de ponerte en la posición del agresor, no para justificar sus acciones, sino para recordar que sus acciones son consecuencia de sus propias circunstancias personales a las cuales tú eres ajena.
- Aprende a reconocer tu propio valor. Esto no significa tratar de pretender que eres alguien distinto a quien verdaderamente eres, sino apreciar lo que vales y no dejar que los comentarios ajenos te depriman o afecten tu autoestima.
- Figuras de autoridad. Si te sientes intimidada por jefes, maestros y otras figuras de poder, recuerda que ellos son personas como tú, con sus propios problemas e inseguridades.
- Nadie puede intimidarte sin tu permiso. Cuando alguien trata de intimidarte, no reacciones de manera emocional. Cuando mantienes la calma, en lugar de enojarte, asustarte o deprimirte, le quitas el poder al intimidador.
Mi esposo me intimida
“Muchas veces la intimidación es sutil y se convierte en la dinámica de la pareja”, observó Ortega. “Existen mujeres que son intimidadas diariamente por sus maridos y ni siquiera lo reconocen”.
Estos son algunos de los signos de que estás siendo intimidada en tu propio hogar:
- Te sientes nerviosa cada vez que tienes que hablar de dinero con tu pareja. Prefieres no comprarte algo que te gusta, para no tener que pedir dinero, o para que otros en tu familia puedan gastarlo.
- Tus hijos tienen que cuidar todo lo que hacen y lo que dicen para no “fastidiar” a su papá.
- Amas a tu pareja, pero te duele que siempre esté de mal humor, criticándote o demandando favores
“Si te sientes intimidada por tu pareja, debes confrontar la situación, antes de que se haga insostenible”, aconsejó Ortega. La terapista aconsejó buscar un momento propicio para entablar la conversación y no resignarte si tu pareja niega su comportamiento.
Recuerda que la intimidación verbal puede convertirse en abuso físico y emocional, y debes detenerla en cuanto comienza, no sólo por tu bien, sino también por el de tus hijos.