Trabajadores demandan freno a la ‘epidemia’ de robo de salarios en NYC
Activistas pidieron leyes severas para castigar el robo de salario y denunciaron las estrategias de empleadores para evadir a las autoridades.
Nueva York— Freno a la epidemia de robo de salarios fue la consigna que gritaron sin cesar unas 30 empleadas domésticas y jornaleros frente a la Corte de Brooklyn. La acción, liderada por el Proyecto de Justicia Laboral (WJP), sirvió para exponer a un contratista inescrupuloso como parte de “una maquinaria que exprime a las familias trabajadoras”.
Los defensores denunciaron que la creación de’ empresas fantasma’ es una estrategia que los empleadores para esquivar a las autoridades y seguir en el negocio pese a tener casos abiertos en las cortes de la ciudad.
Samuel Just, propietario de Just Cleaning, fue arrestado el verano pasado por la Fiscalía de Brooklyn luego de que el WJP documentara varios casos de robo de salario. Pese a la presión de las autoridades y de los grupos defensores de los jornaleros, el empresario se niega a pagar a las víctimas, la mayoría mujeres latinas.
“El robo de salario es un crimen. No hay otra manera de calificarlo”, sentenció Ligia Guallpa, directora ejecutiva del WJP.
Otras organizaciones se unieron a la protesta para denunciar que el robo de salario afecta radicalmente a las comunidades inmigrantes. Gonzalo Mercado, director ejecutivo de Staten Island Community Job Center, explicó que los contratistas están creando empresas fantasmas para evadir a las autoridades y las pesquisas de los activistas.
“Hemos visto a empleadores circulando por las paradas de jornaleros con camionetas sin logotipos. Su estrategia es evitar ser identificados”, sentenció. “Muchos trabajadores no saben quién los contrata, lo que hace más difícil la recuperación de los salarios”.
El mexicano Oscar Lezama (36) contó que una compañía de Staten Island, que se dedica a la instalación de cocinas, se negó a pagarle unos mil dólares por horas extra.
“No sabía para quién trabajaba. Nunca vi nombres o logotipos que identificaran a la compañía”, comentó.
La organización Staten Island Community Job Center ayudó a Lezama a recuperar su salario mediante negociaciones directas con el propietario, pero Mercado dijo que identificar a la compañía implicó una investigación exhaustiva.
“Las organizaciones, de alguna manera, estamos tomando el rol del Departamento de Trabajo para recuperar los salarios”, dijo Mercado. “Muchos contratistas prefieren la negociación directa y así evitar comparecer en una corte, lo que reduce el tiempo de recuperación de salario, algo que beneficia al trabajador”.
Los defensores están pidiendo mano dura para los contratistas que reinciden en el robo de salario. Parte de sus esfuerzos implica que la Ciudad revoque o niegue la renovación de las licencias.
“Los contratistas recurren a subcontratistas para contratar jornaleros y luego no pagarles”, dijo Guallpa. “En las cortes se defienden argumentando que nunca contrataron al trabajador”.
De acuerdo con la activista, Samuel Just estaría recurriendo a estas estrategias para evadir su responsabilidad. El empresario presuntamente recurre a subcontratistas y empresas fantasma para continuar en el negocio y esquivar a los fiscales, algo que WJP está documentando.
La protesta frente a la Corte de Brooklyn fue la quinta acción colectiva convocada por WJP para exponer al propietario de Just Cleaning, pero también para crear conciencia acerca de que el robo de salario es un problema, que se agudizó en los últimos años, según defensores.
“La falta de denuncia, el miedo de los trabajadores indocumentados y las leyes débiles están nutriendo el abuso de los empleadores”, se lamentó Omar Henríquez, organizador de la Red Nacional de Trabajadores por Día (NDLON). “El robo de salario implica la evasión de impuestos. Es perjudicial para nuestros gobiernos y comunidades”.
El Servicio de Impuestos Internos (IRS) estima que los empleadores clasifican erróneamente a millones de empleados cada año en el país, evitando en promedio cerca de $4.000 en impuestos federales por cada trabajador.
Las víctimas de Just declinaron hacer comentarios por recomendación de sus abogados, pero estuvieron en la protesta demandando justicia. Varias llamadas al empleador no fueron atendidas al cierre de esta edición.
Un estimado de 2.1 millones de neoyorquinos son víctimas de robo de salario al año, lo que representa una pérdida de $3.2 mil millones en pagos y beneficios, según el reporte “By a Thousand Cuts: The Complex Face of Wage Theft in New York” del Center for Popular Democracy Action (CPDA).
Según la Fiscalía de Brooklyn, Just recogía a los trabajadores en una van en la esquina de las avenidas Marcy y Division -en el barrio de Williamsburg-, y les ofrecía entre $10 y $15 la hora. El contratista hizo trabajar a los jornaleros hasta 27 horas seguidas durante la celebración de Pesaj o Pascua Judía, que implica una intensa limpieza de los hogares.
Al menos 11 trabajadores -la mayoría mujeres- habrían sido víctimas de Just, pero sólo cinco se atrevieron a denunciarlo, según los activistas.
“El castigo de empleadores como Just motivará la denuncia y enviará un mensaje claro a otros contratistas que violan las leyes. Sólo así frenaremos la epidemia de robo de salario en Nueva York”, dijo Guallpa.