Cristina García y la lucha contra el “impuesto a los tampones”
Muchos los esconden como evitan hablar de las realidades biológicas de las mujeres. Pero la asambleísta García, de Bell Gardens, afirma que ya es hora de dejar "que nos cobren por algo que no podemos controlar".
Las mujeres lo esconden cuando lo necesitan, como si de un secreto se tratara y su falta crea muchos problemas, inclusive impide a algunas jóvenes asistir a la escuela.
Una legisladora estatal de California, Cristina García, de Bell Gardens, no deja de hablar de él, creando mucha incomodidad entre algunos de sus colegas.
“Hace poco unas jóvenes que vinieron al capitolio estatal a una audiencia sobre otro tema me preguntaron si yo era la “mujer del tampón”, afirma García. “Pero dejaron en claro que se sentían muy satisfechas de que alguien estuviera hablando de este tema”.
Los chistes y los motes se suceden: “señorita flujo”, “miss tampón”. Algunos de sus colegas en la legislatura se han sentido incómodos con la conversación sobre el proyecto de ley AB1561, presentado por García, una demócrata y por Ling Ling Chang, una asambleísta republicana.
El proyecto, que García y Chang presentaron el primer día de la sesión legislativa este año, exime de impuestos a los productos de higiene íntima femenina, incluyendo el tampón, las toallas sanitarias y cualquier otro producto utilizado por las mujeres durante la menstruación.
La razón: en California, muchos productos de primera necesidad no tienen impuestos. Pero los productos que usan las mujeres durante sus períodos si los tienen, añadiendo en promedio 7 dólares al mes por mujer al gasto en un artículo que no es opcional, sino una necesidad básica.
“Esto parece poco, pero es mucho para mujeres que no tienen muchos recursos y para muchas mujeres jóvenes. Este es un producto de primera necesidad para una mujer por 35 años de su vida”, dijo García.
No fue fácil lograr apoyo de algunos de sus colegas.
“Cuando comencé a hablar de ello, hubo mucha incomodidad. ¿Cómo es que no podemos hablar de nuestros períodos? ¿De lo que biológicamente es ser mujer? Encima si llevamos un tampón hay que meterlo en una bolsita para esconderlo”, señala.
Para García, quien está en su segundo período de dos años en la asamblea de California, “el impuesto al tampón” refleja la forma en que la sociedad trata los asuntos de salud de la mujer.
“Conocí jovencitas que me dijeron que no siempre pueden comprar estos productos y que a veces no van a la escuela por tener el período. O usan medias como toallas. Estamos en el 2016. ¿Cómo es posible esto?”, se pregunta García.
“¿Cómo es que no podemos hablar de nuestros períodos? ¿De lo que biológicamente es ser mujer? Encima si llevamos un tampón hay que meterlo en una bolsita para esconderlo” – Cristina García, asambleísta estatal.
El extender la vida de un tampón, usarlo por más tiempo del recomendable, puede ser fatal, llevar a infecciones y hasta la muerte por el síndrome de shock tóxico. Sin embargo, son productos costosos, que muchos no piensan en donar a las organizaciones caritativas, explica.
“En Sacramento me encontré una vez a una mujer indigente en la calle que me pidió, no dinero, sino un tampón, porque tenía su período y no tenía para comprar”, explica. “Estas cosas son las que me hacen sentir bien al aguantar los chistecitos y la incomodidad que vienen con hablar de estas cosas. El peso de no tener acceso a estos productos es mucho peor que eso”.
García carga en su cartera algunas calcomanías color rosa con la leyenda “Join assemblywoman Cristina García in support of AB1561: No Tax on Tampons” y la prominente imagen de un tampón en el centro.
“No es facil. Una colega en la asamblea me dijo hace poco que apoyaría mi proyecto, pero que por favor dejara de poner fotos de tampones en todos lados”, comenta Garcia. “Nosotras mismas hemos internalizado la vergüenza que otros nos han impuesto. Ser mujer es algo biológico, nada de qué avergonzarse”.
Otros cinco estados del país, Massachusetts, Pennsylvania, Minnesota, Maryland y New Jersey, eximen de impuestos estos productos, junto a otros de primera necesidad como muchos alimentos, medicinas y productos de salud.
Y si García logra su objetivo, California podía muy pronto unirse a la lista.
¿Quién es Cristina García?
Cristina García creció en la comunidad de Bell Gardens, donde aún vive cuando no está en Sacramento en las sesiones legislativas.
Es graduada del Colegio de Pomona, tiene un master y una credencial de maestra de la Universidad Claremont y actualmente está optando por un doctorado en USC.
García siente pasión por las matemáticas, que enseñó durante 13 años antes de dedicarse a la política en la secundaria Huntington Park, el programa Jaime Escalante del Colegio Comunitario del Este de Los Angeles y la Universidad del Sur de California.
Antes de su elección también lideró la organización BASTA (Bell Association to Stop the Abuse), un grupo comunitario que coordinó la lucha contra la corrupción oficial en la ciudad de Bell, California.
Entre las prioridades legislativas de García:
Lograr que su distrito reciba los recursos que necesita para remediar los severos problemas de contaminación tóxica causados por Exide, la fábrica de baterías de plomo en Vernon que cerró en marzo pasado tras años de contaminar la zona con arsénico y plomo.
“El nivel de tóxicos que hay actualmente en la comunidad de Porter Ranch (en las noticias por una fuga de gas) es la mitad de lo que tenemos cualquier día en nuestras comunidades del sureste”, apunta.
Lograr paridad en el número de mujeres en la Legislatura (actualmente hay 32 de un total de 120 legisladores en ambas cámaras).
“Nunca me he sentido tan ciudadano de segunda clase como ahora que estoy en la Legislatura y eso que estaba en el área de las matemáticas, que es primordialmente de hombres”, dice García.
García representa el distrito 58 de la asamblea estatal, que incluye Artesia, Bellflower, Bell Gardens, Cerritos, Commerce, Downey, Montebello, Pico Rivera y Norwalk.