Las dificultades nada glamorosas de ser modelo
Sobrevivir en la industria del modelaje es difícil no sólo porque algunas agencias no pagan lo que dicen, sino porque hay que comprometer incluso la salud
De la industria del modelaje en Reino Unido han salido en los últimos años dos de los rostros más conocidos a nivel global: Cara Delevingne y Kate Moss.
Sin embargo, esa misma infraestructura que sitúa a Londres como una de las capitales mundiales de la moda está ahora en crisis: cinco de las principales agencias de modelos están siendo investigadas por arreglo de precios y una de ellas, FM Londres, está siendo liquidada. Eso dejará a decenas de modelos en la calle.
Más allá de un escándalo en un negocio local, se ha destapado lo que para muchos es un problema de fondo en el negocio global. ¿Pueden vivir del modelaje las miles de mujeres que se dedican a esta profesión y que no son famosas (ni ricas) como Moss y Delevingne?
La BBC conversó con tres modelos que no solo han hecho frente a las dificultades económicas que conlleva trabajar a cambio de poco dinero, sino que también han tenido que batallar para proteger su integridad, bienestar y salud mental dentro del negocio.
Lauren: miedo a que no la contraten
“Lauren” tiene 24 años y ha sido modelo por los últimos cinco. En diálogo con la BBC, no quiso dar su nombre real porque teme que su agencia pueda ofrecerle menos trabajo si sabe que habla de lo que le molesta, como que las tarifas se han reducido considerablemente en los últimos años.
“Todos mis primeros trabajos fueron gratis. Todo lo que ves en las revistas, no te pagan por eso. Hay como una especie de regla no escrita que dice que hay que hacer eso para elevar tu perfil.
Hay un buen número de chicas que no gana lo suficiente para vivir y van a las agencias a pedir anticipos de dinero, con lo cual se van endeudando cada vez más. Quienes las contratan se burlan de que tengan que andar pidiendo estos adelantos.
Lo que pasa mucho es que en las agencias te desalientan a recoger tu dinero, mientras que reclamar cuando no llega está mal visto. Y cuando finalmente te lo pagan, al ver el recibo de pago notas que hay una cantidad de descuentos ‘imprevistos’ e injustificados que no te esperabas.
Además, nunca dejan claro qué te están cobrando. Y cuanto más ganas, más de estos descuentos raros te aparecen.
Las agencias son muy exigentes. Si no les caes en gracia esa semana, entonces no van a mandar tu nombre al cliente que está contratando.
He estado en agencias donde les han negado el trabajo a algunas chicas porque habían exigido el dinero que les adeudaban. Hay otras agencias que son bastante buenas: te pagan semanalmente y sin problemas, pero en la que estoy yo cada mes tengo que llamar a tesorería para ver qué pasó con mi dinero.
La mitad de las veces me ha pasado que me mienten y me dicen que el dinero no les ha ingresado, cuando el cliente me dice que ya ha pagado la factura.
Es muy triste cuando te incorporas a una agencia y piensas que es como una familia, cuando lo único que les interesa es hacer dinero. Y eso hay que metérselo en la cabeza, para no caer en el cuento de que ellos están pensando en tu bienestar“.
Pippa: constante presión sobre el peso
“Pippa”, como pide ser identificada, empezó a modelar cuando tenía 14 años. Y denuncia que en la primera agencia en la que estuvo la trataban bastante mal. Dejó las pasarelas pero, a los 18, decidió volver para poder pagarse su carrera universitaria.
“El modelaje es una industria realmente horrible para trabajar si no tienes algo más para hacer. Hay una constante presión sobre el tema del peso: es una forma de control sobre nosotras.
Yo mido 1.80 metros y tengo una talla 8-10 (equivale a talla 4 en EEUU, 36 según el modelo europeo). Y me dijeron que tenía que perder 3 cms de mi cadera.
Me llamaban todos los días para saber qué había comido. Cuando iba a visitarlos a la agencia, sólo para conversar, me medían y me recomendaba que tenía que perder más peso.
Ahí fue cuando me dijeron que tenía que comenzar a trabajar un entrenador personal (que costaba $140 por cuatro sesiones) y cambiarme el color de cabello. También que tenía que conseguirme un peluquero –escogido por ellos– que me costó $600.
Y a los tres meses me soltaron la última perla: que si perdía dos centímetros más (de las caderas) aseguraría un puesto en el catálogo para ir a París.
Me enviaban sola a apartamentos de hombres para las sesiones de fotografías, lo cual era poco seguro. Un día uno de ellos me pidió que me quitara la ropa.
Entonces hubo un anuncio de ropa de lencería. Mi agente dijo que tenía que hacerlo, pero yo me negué porque si yo salía en ese anuncio dándole palmadas en el trasero a alguien y vestida en ropa sugerente nunca iba a conseguir otro trabajo después, fuera de la industria. Me presionaron. Renuncié.
En los ocho meses que estuve con esa agencia no me pagaron un centavo.
Pippa señaló que estuvo en otras dos agencias en las que ganaba unos $14,000 al año pero tampoco estaba contenta; ahora la contrató una que le paga cerca $1,100 por día y le da trabajo regularmente.
Rebecca: muchos rechazos
Rebecca Pearson es feliz de dar su nombre real a la BBC porque su experiencia ha sido mayormente positiva en la industria del “fashion”, aunque reconoce que al comenzar siempre le pagaban tarde. Es modelo desde hace más de 10 años.
Esta industria puede ser dura a la hora de rechazarte. Pero me siento contenta de ser modelo, me ha dado un montón de confianza en mí misma: tengo un apartamento y tengo una carrera universitaria.
A la vez estoy contenta con la forma como comencé en este negocio. Había muchos clientes, mucho dinero por hacer anuncios publicitarios. Las tarifas por hacer un comercial eran enormes.
Pero no creo que una modelo tenga las oportunidades que yo tuve hace diez años. Hice campañas para la mayoría de las grandes marcas. Pero ahora esas campañas y las portadas de revistas las hacen las celebridades de Hollywood.
Recuerdo que hice un anuncio para New Look (tienda de ropa británica) y estuve en todas sus tiendas. El pago debió ascender a $50,000 durante unos siete años. Pero ahora sé que las modelos reciben menos dinero por trabajar más. Mucho más.
Se espera que, además de las fotos, también hagas cosas para las redes sociales. Por ejemplo, si tienes menos de 10,000 seguidores en Instagram puedes perder tu trabajo frente a alguien que tiene más seguidores y puede aumentar el nivel de exposición de la marca.
Además también se nota que hay más agencias pequeñas, y más modelos, muchas de las cuales están dispuestas a hacer lo mismo por menos.
Pero cuando te mantienes firme defendiendo tus tarifas te pasan varias cosas: dentro de la industria te pueden etiquetar de niña caprichosa y puedes perder tu trabajo.
Y desde afuera te ven con desdén. Asumen que todas somos Linda Evangelista (supermodelo de la década los 90) y que no te vas a parar de tu cama por menos de $10,000. Y ambas visiones no pueden estar más alejadas de la realidad.
El promedio podría ser de $30,000 a $40,000 por año. Y no somos caprichosas, solo estamos haciendo un llamado para regular ciertas áreas, especialmente porque muchas modelos son muy jóvenes.
Nadie de la Asociación de Agencias de Modelaje estuvo disponible para hacer un comentario, pero en su código de práctica publicado en su sitio de internet dice que los agentes deben manejar la carrera de cada modelo con el mayor de su potencial, salvaguardando la salud y el bienestar de las modelos que representan.
– Lucy Hooker