¿Es José Reyes una solución o un problema para los Mets?

Los 'Asombrosos' corren riesgos al improvisar al quisqueyano en tercera base mientras los defensores de la familia lo esperan para señalarlo por su historial de violencia doméstica

Jose Reyes regresó anoche al lineup de los Mets.

Jose Reyes regresó anoche al lineup de los Mets. Crédito: Getty Images

Un capricho de los Wilpon. O si se quiere una orden de los dueños. Es la interpretación más inmediata que se ha dado en el mundo Mets a la llegada de José Reyes al roster del equipo de Queens.

Llega para cubrir la tercera base, que de manera improvisada, pero muy decentemente está cubriendo Wilmer Flores.

La verdad es que ni Flores ni Reyes son tercera base. Eso sí, el venezolano es joven y a los 24 años sueña con ser jugador de todos los días, mientras el díscolo muchacho de Quisqueya a los 33 años intenta rehacer su carrera debutando a mitad de temporada tras cumplir una suspensión de 53 juegos por violencia doméstica.

Como jugadores no se comparan. Reyes es un veterano y Flores un aprendiz. Reyes es un cuatro veces All Stars con un título de bateo en 2011, cuando tuvo .337.

Siempre se habló de él como un talento natural para jugar el campo corto. Aún es previsible que pueda hacer la transición a segunda como lo ha hecho Starlin Castro tras su llegada a los Yankees, pero jugar tercera base es otra cosa. Y ahí no tiene experiencia alguna.

O sea que la idea de llenar las botas de David Wright -fuera por toda la temporada- con Reyes tiene tanto de improvisado como haber dejado a Flores.

Con el campocorto bien cubierto por Asdrúbal Cabrera y la segunda almohadilla a salvo con Neil Walker, los Mets le ponen un remiendo inexplicable a la tercera base.

Sandy Alderson, gerente general de los Mets, sabe sin duda los pasos que están dando y tiene calculada la reacción que puede despertar.

“Nosotros (Mets) entendemos la diferentes opiniones que esto puede traer, pueden ser muy diversas, pero las respetamos”, dijo el directivo.

También se la juega el mánager, Terry Collins, quien está listo para poner a Reyes de bate abridor. “José puede darnos velocidad como primer bate y nosotros tener el recurso de Grandy (Granderson) para otros momentos”, dijo.

Otra visión es que la llegada de Reyes, no trae fisonomía de solución, sino de incertidumbre. Algo extraño a esta hora porque los Mets han acertado en la reconstrucción de su infield.

Llegaron Cabrera (en lugar de Tejada) y Walker (por Flores). Luego tras la lesión de Lucas Duda arribó James Loney quien se adapta prontamente y rinde dividendos agregando un bate respetable.

Otra cosa es esperar que un grandísimo campo corto durante nueve años en el equipo de Queens sea la solución para una posición demandante como la tercera base.

Llega Reyes para compartir, en principio, la antesala con Flores. Luego si el plan funciona y Reyes se establece en tercera entonces Flores será un relevo para días de descanso de Cabrera y Walker.

Igual ronda la duda sobre el respeto que dan los Mets a Wilmer Flores, quien bateó .315 en el último mes y seis de seis con dos jonrones el domingo ante los Cachorros… jugando tercera.

No han faltado los que piensan en el desplome del venezolano al verse postergado por un jugador –célebre de otros años- que no es tercera base, de paso está inactivo por media campaña y tiene explicaciones pendientes por su conducta familiar.

Se la juegan los Mets con una apuesta al riesgo en la que por lo visto se miran nombres y números, pero se contempló muy de lejos el peligro de un desfile de “booes” que puede bajar del público cuando Reyes vaya a tomar un turno al bate.

En los juegos con Brooklyn Cyclons en las Menores en los que afinaba su retorno a Mets, las sensaciones fueron mixtas. Un buen grupo le apoyó y coreó su nombre, pero otro, se pronunció en contra cada vez que Reyes entró en acción.

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