“Nunca quise casarme joven”, lamentan niñas sirias forzadas a casarse
El 23% de las refugiadas sirias en Líbano fueron casadas cuando eran niñas, según un estudio
El matrimonio infantil está en aumento entre los refugiados sirios. Sin medios para mantener a sus familias, los padres están arreglando matrimonios a edades tan tempranas como los 12 años.
Vestida con un hiyab de un rosa brillante, Rime (no es su nombre verdadero) se sienta en silencio en un aula mientras llegan otras chicas.
Todas están aquí para recibir una clase destinada a mujeres y niñas refugiadas, para que puedan entender mejor los peligros del matrimonio infantil.
Las clases las imparte la organización humanitaria Save the Children y todas las participantes se casaron cuando eran jóvenes.
Rime se casó el año pasado, cuando tenía 15.
“Nunca quise casarme joven”, dice, parada en la cocina detrás de una pequeña sala de reuniones.
“Estaba estudiando en Siria. Pero entonces empezaron los problemas y mis padres decidieron que debería casarme. Fue con uno de mis primos, alguien a quien conocía y quien me gustaba”.
Las chicas jóvenes refugiadas están en riesgo especial, porque sus familias muchas veces no tienen derecho a trabajar en los países a los que huyeron, lo que lleva sus situaciones económicas a la desesperación.
Según un estudio de 2015 de la universidad libanesa St Joseph, el 23% de las refugiadas sirias fueron casadas cuando eran niñas.
En Líbano hay más de un millón de refugiados sirios y más de la mitad de ellos son niños.
Infancia perdida
Rima se casó poco después de llegar a Líbano desde la ciudad siria de Homs, hace dos años.
Sus padres están todavía en Siria. Aunque solo están a 32 kilómetros al otro lado de la frontera, Rima ya no puede volver a su vida y a su infancia.
“Al principio fue duro, estar lejos de mi familia. No sabía nada del matrimonio. No sabía ni cómo cocinar. Pero ahora está bien”.
Pero mientras hablamos de su bebé y de las dificultades de su embarazo, me doy cuenta de que no, no está bien.
Sus grandes ojos azules empiezan a llorar y me pide que pare la entrevista.
Está claro que es solo una niña, sola y lejos de casa, con un niño a su cargo al que le cuesta mantener.
El matrimonio infantil siempre ha existido en zonas rurales de la región. Pero la guerra en Siria ha empeorado el problema.
Con las familias luchando por conseguir dinero, muchas chicas jóvenes se enfrentan a la perspectiva del matrimonio, y la crianza, a una edad muy temprana.
Jumanah, de Homs, habla desde la experiencia. Ahora tiene 20 años, pero se casó a los 15 y tiene ya cuatro hijos.
“No sabía que tendría todas estas responsabilidades”, explica.
“Podría haber matado a mi bebé. Le di de comer cosas que no debería, ponía azúcar en la leche cuando era recién nacida, y le daba medicamentos cuando no los necesitaba”.
“El bebé lloraba y yo no sabía por qué. Era demasiado joven. Ahora tengo cuatro hijas y solo he sabido criar bien a la última”.
Tener un hijo tan pronto puede generar estrés al cuerpo de una mujer, pero el impacto psicológico puede también ser profundo.
Jumanah dice que ahora toma pastillas contra la ansiedad para que la ayuden a salir adelante.
“Solo tengo 20 años y estoy teniendo ataques de ansiedad y crisis nerviosas”, dice.
“Ahora cuando las niñas lloran, tengo que dejarlas con mi hermana y salir de casa”.
Casada a los 12
La historia de Sara, de 18 años, es parecida a la de muchas esposas inmersas en el conflicto sirio: con la responsabilidad de cuidar a esposos heridos o enfermos.
Pero ella tuvo que hacerlo cuando era mucho más joven que la mayoría.
“Me casé a los 16. Al principio estuvo bien. Pero ahora mi esposo se está quedando ciego y yo tengo que responsabilizarme de él y de nuestra hija”.
Save the Children ha interactuado con 1.100 esposas y niñas desde que empezaron las clases este año.
Ahmed Bayram es uno de los coordinadores de la organización.
“Conocí a una niña que se casó con 12 años. Y a otra de 14 embarazada de trillizos. Estas no son las experiencias con las que debería lidiar la gente joven. Deberían vestir uniformes escolares, no vestidos de boda”.
Todas estas mujeres esperan que el futuro de sus hijos sea mejor y puede ser que estas clases las ayuden a evitar tomar las decisiones que tomaron sus padres.
Pero la tradición del matrimonio infantil, que debería estar desapareciendo en Siria, en su lugar está aumentando.
Y mientras el ciclo de guerra y pobreza continúe, no parece que esto vaya a cambiar pronto.