Un fenómeno llamado Delfín deslumbra en Ecuador
El modesto equipo de Manta hizo enmudecer el Monumental del Barcelona y se erige en el nuevo ídolo del fútbol ecuatoriano
NUEVA YORK .- Lo alcanzado por el Delfín Sporting Club ha dejado de sorprender, su triunfo en el estadio Monumental del Barcelona de Guayaquil, el equipo de mayor jerarquía del fútbol ecuatoriano, alcanza ribetes de histórico, por cuanto este 25 de junio, Manabí conmemoraba sus 193 de provincialización. ¡Vaya que formar de honrar esta fecha! Una estocada a los “toreros”.
Y es que la campaña del Delfín a estas alturas, no sólo se debe medir dentro del ámbito futbolístico sino, por el impacto social que ha generado, por cuanto, surge cuando Manta, sede de los “cetáceos”, lucha por sobreponerse a la peor tragedia de su historia como ciudad: el terremoto del 16 de abril del 2016 que devastó gran parte de su infraestructura y dejara más de cien víctimas fatales.
El Delfín es un fenómeno que le ha devuelto la alegría a Manta, la población ha decidido dejar de llorar a sus muertos y embriagarse de alegría con los triunfos del equipo. ¡Y no es para menos!
Jamás nunca un equipo de Manta y de toda la provincia había alcanzado una actuación tan descollante: 22 fechas invicto y líder absoluto del fútbol ecuatoriano de primera división, con 44 puntos, a 7 puntos del Independiente del Valle que sumó 37 y a 9 puntos de Barcelona que hizo 35; un registro sin precedentes que lo deja a sólo un punto de ganar la primera fase y asegurar un cupo para jugar la Copa Libertadores, un hecho sin precedentes sobre el que vale la pena enfatizar. ¡Primera vez!
El partido de este domingo ante el Barcelona, el “Idolo de Ecuador”, que jugó en su estadio colmado de 50.000 de fanáticos con camisetas amarillas, sin duda será un hito que será recordado a través de muchas generaciones. El Delfín perdía 1-0 en la primera parte del cotejo, para la segunda, el técnico uruguayo Guillermo Sanguinetti alentó a sus muchachos a dar “el todo por el todo” y salir a buscar el empate y por qué no, el triunfo.
Los jugadores del Delfín una vez más sacaron su casta e hicieron una faena al mejor estilo taurino, con pundonor y sangre de vencedores doblegaron a los encopetados “toreros” para alzarse con una victoria monumental e inapelable.
Para el cuadro “torero” abrió el marcador Washington Vera, mientras que para los “cetáceos” igualó Carlos Garcés y sentenció el triunfo Roberto “La Tuca” Ordóñez. El Delfín lograba lo que parecía imposible, remontar el marcador de un partido que el Barcelona promovió como una final adelantada y preparó su estadio para esa celebración que no llegó nunca.
El uruguayo Guillermo Sanguinetti diría después a la prensa: “Detrás de este equipo hay una ciudad que sufrió una tragedia”. El ex técnico de Alianza Lima se mostró cauto y resaltó que el logro corresponde a los jugadores, que han entendido que su única meta es devolverle la felicidad a su pueblo.
“Barcelona es el mejor equipo de Ecuador, pero en la cancha son 11 contra 11, con la diferencia que en el Delfín, los jugadores se juegan la vida”, enfatizó el estratega.
Y mientras todo es alegría, mientras por el malecón de Manta miles celebraban y esperaban el retorno del equipo desde Guayaquil, nadie parece caer en cuenta que, si el Delfín tiene que jugar la Copa Libertadores, como en efecto lo hará, en qué estadio disputará esos partidos.
El “Jocay” quedó destruido por el terremoto y, no obstante, a falta de otro escenario, se han venido jugando allí partidos con el consiguiente peligro para los espectadores.
El Delfín ha hecho lo suyo, puso los goles, devolvió la felicidad de un pueblo golpeado por la adversidad. Corresponde a las autoridades cumplir su rol de tales y garantizar una pronta y efectiva reconstrucción del “Jocay”, so pena de encarar el escrutinio público.
Prohibido Olvidar.
David Ramírez es un periodista ecuatoriano, editor de El Diario la Prensa de Nueva York.