Es duro envejecer en NYC para minorías como la latina
La comunidad latina es una de las que más sufre la inseguridad económica y de vivienda además de problemas de salud
“Lo sabemos por anécdotas, porque conocemos de alguien o lo hemos leído en las noticias, pero ahora lo sabemos porque tenemos los datos”, lamentaba Frankie Miranda. “Los hispanos que cuidan de sus mayores están gastando el 44% de sus ingresos en ello”.
Miranda participaba representando a la Federación Hispana en un foro de AARP sobre el estado de las minorías de más de 50 años en Nueva York y enfatizaba el alto costo que supone para las familias de su comunidad cuidar de un envejeciente cuando, en general, quienes cuidan de una persona mayor en el hogar tienen un impacto negativo en sus ingresos del 20%, además del estrés físico y emocional que conlleva la situación.
Los costos podrían ser los mismos o menores que la población blanca, pero los latinos en general aún tiene menos ingresos por lo que supone un mayor revés financiero.
Esos son los datos que ha recogido AARP en un informe en el que se refleja que las dificultades de envejecer en la Gran Manzana y el estado de Nueva York se agudizan en el caso de las minorías raciales y étnicas. Y en ese sentido, la comunidad hispana es de las peores paradas en aspectos como la salud, la seguridad económica y la vivienda. Miranda explicaba que aunque tanto la ciudad como el estado son muy progresistas, con respecto a los mayores y las disparidades, “tenemos que encontrar un mejor modelo de servicios”.
Encontrar ese modelo es urgente porque el 62% de los mayores de 50 años en Nueva York son latinos, negros, asiáticos o originarios de las islas del Pacífico, es decir, minorías y en el estado este porcentaje es del 33%. De cara al futuro el tiempo apremia porque la población, en general, está envejeciendo rápidamente y esos porcentajes crecerán.
Una de las cuestiones que AARP señala como problemática es el cuidado de salud. Según los datos que tiene en sus manos hay una documentada desigualdad racial y étnica “impulsada por una serie de factores que incluyen la falta de acceso a los servicios y el costo“, además de las barreras del idioma y la segregación que persiste en centros de enfermería.
“Aquellos centros que ofrecen servicios a un porcentaje alto de minorías, a menudo sufren más deficiencias, menores niveles de personal de trato directo y menor proporción de enfermeros registrados”. Normalmente tienen menos pacientes privados y de Medicare por lo que su acceso a fondos está limitado y por lo tanto menos posibilidades de mejorar la calidad.
Esta organización propone que se fomente el uso de aplicaciones y telemedicina para ampliar el alcance de los cuidados de salud. Adicionalmente aconsejan requerir el entrenamiento lingüístico de los profesionales de la salud. Desde el punto de vista legislativo se aboga por un crédito fiscal para cuidadores familiares, no solo por reducir la demanda de cuidados más caros y costos para el estado sino también para darles un alivio financiero. AARP cree que el estado debe abordar las diferencias étnicas y raciales en el cuidado de salud a largo plazo.
El otro problema para los mayores que pertenecen a una comunidad minoritaria es la seguridad financiera y la vivienda. Si esta es un problema durante la vida activa laboral, este no solo se mitiga sino que aumenta cuando se es mayor. La desigualdad muestra su cara más implacable porque hay menos red de protección ya que las minorías tienen menos patrimonio, menos ahorros y más problemas de crédito.
Escasa pensión
“Es muy probable que la mayoría de los neoyorquinos mayores de 50 años de una comunidad étnica se retire con ingresos cercanos al nivel de la pobrez o con recursos limitados para cubrir sus necesidades básicas”, explica el informe de AARP. La realidad es que la mayor parte de estas personas dependen del cheque del Seguro Social para el que hay que estar cotizando, al menos, 10 años. El 31% de los neoyorquinos nacidos en el extranjero no recibe este cheque y cuando lo reciben, como promedio, este tiene una cantidad que es como del 43.4% que el que recibiría un blanco. La minoría negra y asiática se asegura una mayor cobertura en sus años de actividad laboral.
No es extraño que Nueva York tenga la cuarta tasa más alta de inscripción para SNAP (cupones de comida) del país entre los mayores de 60 años. Con todo, se estima que unos 330,000 personas no los recibe cuando calificaría para ello. El 35% de los hogares latinos encabezados por una persona mayor de 50 años tiene mayor probabilidad de recibir esta ayuda alimentaria, el mayor porcentaje de todas las comunidades étnicas y raciales.
Uno de los problemas de los latinos es que dos tercios de ellos trabajan para empresas que no ofrecen plan de pensiones 401k, por lo que se les hace complicado ahorrar para la jubilación. Y un problema adicional, casi el 35%, de nuevo el porcentaje más alto de todas las diversas comunidades, no tienen cuentas en un banco por lo que tienen que confiar sus estrechas finanzas a servicios de cobros de cheques, obtención de préstamos o envío de dinero, que son mucho más caros. Solo 1.6% de los neoyorquinos blancos carece de cuenta bancaria.
Las soluciones a estos problemas pasan por asistir a las personas que necesitan SNAP para que puedan navegar los problemas burocráticos de solicitarlos, apoyar a instituciones financieras de desarrollo comunitario para que ofrezcan préstamos asequibles y sobre todo que se permitan abrir cuentas voluntarias individuales de bajo costo y bajo riesgo a todos los ciudadanos.
Esto último es algo que está contemplado en la última propuesta de presupuesto estatal del gobernador Andrew Cuomo.
Dado este cuadro económico, no es extraño que se necesite dinamizar el plan de vivienda asequible para los adultos mayores porque cada vez les resulta más caro tener un techo bajo el que vivir. El 60% de los inquilinos latinos tiene dificultades económicas para pagar la renta porque dedican a esta el 30% de sus ingresos. Tener una propiedad no es mejor, el 46% tiene aprietos con el costo de su mantenimiento.
Envejecer debería ser más fácil. A la vista del estudio y de que existen soluciones para los problemas, Beth Finkel, directora estatal de AARP NY, animaba esta semana a los políticos, el público y las organizaciones comunitarias a seguir presionando. No es una vía sin salida. Esta organización ha presionado por las cuentas de ahorro de jubilación de bajo costo y estas podrían estar en camino.
Dura realidad en cifras:
3 millones de personas proveen cuidado de salud a sus mayores. Es un servicio cuyo costo equivale a $31,000 millones.