Pena de muerte: qué harían los aspirantes a gobernar California
Newsom, Villaraigosa, Eastin, Chiang y Cox se oponen; sólo Allen parece compartir la opinión de los votantes
Tras una larga moratoria impuesta por la corte, California reanudó las ejecuciones por pena de muerte el 21 de abril de 1992, con Robert Alton Harris atado a una silla en San Quentin y sofocado por gas de cianuro mortal. Más tarde se abogó por el método de inyección letal, pero en 2006 los jueces federales y estatales suspendieron las ejecuciones al preguntarse si se trataba de un castigo cruel e inusual.
Sin embargo, en 2016 los votantes rechazaron una iniciativa para abolir la pena capital y aprobaron otra que prometía acelerar las ejecuciones. Era la cuarta vez desde 1972 que los votantes de California apoyaban la pena de muerte, con lo que, aun oponiéndose a ella, es posible que el futuro gobernador del Estado Dorado tenga que aceptarla…
Pero, ¿qué opinan de la pena de muerte los seis principales candidatos a gobernar California?
Gavin Newsom es el más tajante: “estoy en contra por muchas razones y espero que los votantes lo reconsiden”.
Antonio Villaraigosa también se opone, pero admite que, si la gente vota a favor, tendrá que aceptarlo. “Pero que no esperen que lo haga con una sonrisa en la cara y organice una conferencia de prensa: rezaré a dios y pediré perdón, pero la ley es la ley”, añade.
Delaine Eastin tiene una opinión similar: seguirá la ley y la constitución, aunque su opinión sea otra. “Hay cosas que desearías que fueran diferentes…”, murmura.
John Chiang va un paso más allá: “estoy en contra de la pena de muerte”, afirma, antes de detallar que, si bien la aceptará si los votantes la piden, se encargará personalmente de impedir que ningún convicto pierda la vida sin merecerlo, estudiando caso por caso.
John Cox se opone en terminos financieros y éticos, pues es católico, pero señala lo siguiente: “creo en el castigo y estoy a favor del castigo, creo en la ley y no voy a poner mi opinión por delante”, dejando la decisión en manos de los votantes.
Travis Allen es el único que se posiciona a favor de la pena de muerte. “La justicia retrasada es justicia negada, tener a cientos de convictos en el corredor de la muerte no hace favores a nadie ni ayuda a las víctimas”, afirma. Y critica la “tradición” de los políticos de California de negarse a lo que los votantes desean en lo que a la pena de muerte respecta.
En estos momentos hay 723 hombres y 23 mujeres condenados a pena de muerte en California, de los cuales 118 lo han estado al menos desde 1988. Desde 1992, 13 hombres han sido ejecutados en San Quentin y otros 112 condenados han muerto por causas diversas.
Ahora mismo, hay 22 condenados que han agotado todas sus apelaciones. Su futuro inminente está en manos del futuro gobernador… Y, claro, de los votantes.