Oumuamua, ¿asteroide o nave alienígena? Científicos de Harvard sugieren su sorprendente origen

Resurge la hipótesis extraterrestre en relación al origen y comportamiento de uno de los cuerpos celestes más intrigantes de los que se acercan a las inmediaciones de nuestro planeta

Oumuamua

Oumuamua es el primer asteroide interestelar descubierto. Crédito: M. Kornmesser | European Southern Observatory / Getty Images

No es la primera vez que hablamos del enigmático asteroide Oumuamua en este diario. Ya en diciembre del pasado año comentábamos las reflexiones del ya fallecido Stephen Hawking según las cuales Oumuamua (o “primer mensajero”, en lengua hawaiana) podría ser una construcción artificial obra de una civilización alienígena. Tanto Hawking como sus colegas esbozaron la hipótesis teniendo en cuenta la extraña forma y composición del objeto espacial.

Un año después el asteroide de nombre impronunciable continúa levantando polémicas entre la comunidad científica en relación a esta peliaguda posibilidad.

Esta vez han sido investigadores del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica quienes han atraído la atención internacional sugiriendo que la forma alargada de la roca podría ocultar una suerte de “vela” empleada para controlar el movimiento de lo que sería, en realidad, una nave de exploración camuflada.

La osada teoría fue formulada por los académicos Abraham Loeb y Shmuel Bial en un estudio donde se cuestionan los extraños movimientos del supuesto asteroide.

Y es que, desde que fue descubierto por primera vez en septiembre de 2017, Oumuamua ha desafiado las leyes conocidas de la astrofísica debido a su particularmente elevada densidad (propia de cuerpos metálicos), su exagerada velocidad de rotación y una composición inusualmente gélida.

Pero no fue hasta que comenzó a alejarse del Sistema Solar cuando el Telescopio Espacial Hubble detectó un comportamiento verdaderamente anómalo: en lugar de disminuir su velocidad, Oumuamua aceleró súbitamente. ¿La versión oficial? El asteroide no hizo más que liberarse de material de su superficie debido al efecto de los rayos solares (un proceso conocido como desgasificación), convirtiéndose en un cuerpo más ligero y por tanto capaz de desplazarse más rápidamente.

Pero la explicación no convence a los expertos de Harvard-Smithsonian, quienes argumentan que Oumuamua no se desgasificó anteriormente, cuando se encontraba mucho más cerca de nuestro Sol. Por ello, proponen que la alargada roca no es sino una nave espacial propulsada por una “vela ligera” que utiliza las presiones de la radiación para desplazarse, si bien también conceden que podría tratarse de un fenómeno perfectamente natural.

Fascinados por la hipótesis extraterrestre, Loeb y Bialy han realizado todo tipo de cálculos para tratar de determinar si una nave espacial del tamaño de Oumuamua podría sobrevivir a un viaje interestelar equipado para una teórica misión de exploración a nuestro sistema solar o si, como también han especulado, podría tratarse de los restos de un dispositivo alienígena que hubiera dejado de funcionar tiempo atrás y que flotarían de manera errática.

De un modo u otro, la incógnita sigue en el aire…o más bien, en el cosmos.

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