Roberto Saviano: Trump sabe que puede demoler a los políticos en México con el juicio a “El Chapo”
El escritor y periodista italiano Roberto Saviano habla para SinEmbargo acerca del tema de la corrupción y los cárteles de la droga en México
CIUDAD DE MÉXICO – Los cárteles de la droga como el de Sinaloa, Los Zetas y Jalisco Nueva Generación están estrictamente relacionados con la corrupción, dice el periodista y escritor italiano Roberto Saviano. No hay necesidad de que los narcotraficantes colaboren directamente con el Presidente de México, agrega: de vez en cuando hay personas en el Ejército, en la fuerza policial o en las instalaciones de una prisión que pueden ser corrompidas.
“Joaquín Guzmán Loera ‘El Chapo’ y los presidentes (tal vez me demuestren que estoy equivocado) no necesitan estar cerca uno del otro, pero esto no significa que no hayan sido aliados. La respuesta más probable de los políticos podría ser: ‘Gracias a mí cientos de afiliados y delincuentes han sido arrestados y sentenciados’. Pero esta respuesta no es suficiente para demostrar la posición de un político contra el crimen organizado”, dice el autor de novelas como Zero, Zero, Zero [un análisis del negocio de la cocaína a nivel mundial y el rol que la droga juega en las finanzas internacionales] y Gomorra [que narra la violencia en una zona de Italia derivada del dominio de la organización criminal mafiosa Camorra].
Para Roberto Saviano, especialista en temas de narcotráfico, el juicio que se lleva a cabo en Estados Unidos en contra de “El Chapo” Guzmán ha expuesto la corrupción Estado-narco que se vive en México, la cual, dice, es complicada porque nunca hay relaciones directas entre los cárteles y las principales autoridades del Estado.
“No necesitábamos la declaración del abogado de ‘El Chapo’ –verdadera o falsa–, para saber esto. La corrupción estatal definitivamente ha sido la semilla, el fertilizante que permitió que los cárteles, y no sólo el de Sinaloa, fueran tan poderosos. La corrupción mexicana es mucho más compleja en comparación con la colombiana o brasileña. Tiene una estructura dividida en secciones; es decir, la organización criminal se conecta con las administraciones locales y las domina. Esta es la razón por la que es tan complicado revelar las relaciones directas entre los cárteles y las principales autoridades del Estado”, dice el escritor de 39 años.
Este martes, durante el juicio en contra de “El Chapo”, Jesús Zambada, hermano de Ismael “El Mayo” Zambada, dijo que el Cártel de Sinaloa reunió un fondo para sobornar a Genaro García Luna, quien fuera Secretario de Seguridad Pública federal con Felipe Calderón Hinojosa.
Zambada, conocido como “El Rey”, afirmó que él y el abogado de su hermano, Óscar Paredes, le entregaron entre 2001 y 2006, cuando dirigía la oficina federal de investigaciones, $3 millones de dólares y en una segunda vez, cuando ya era Secretario de Seguridad, entre $3 y $5 millones de dólares. Posteriormente, Genaro García Luna habría recibido $50 millones de dólares de parte de la organización de los Beltrán Leyva para su protección.
Saviano, quien en 2006 recibió amenazas de muerte por la publicación de su libro Gomorra, opina que los sobornos que presuntamente habría recibido el expresidente Felipe Calderón, según las declaraciones surgidas en el juicio, “son probablemente los flujos económicos continuos hacia las arcas locales que apoyan a los partidos políticos. La gran fortaleza de los jefes políticos mexicanos en comparación con los jefes de alto nivel colombianos es que los primeros no tienen que lidiar con los grandes jefes (del narco), pueden tener a alguien más que lo haga”.
Tenemos que entender que el sistema financiero mexicano se alimenta del dinero que viene del narcotráfico, sin esto no hay negocio… y no hay política”, explica Saviano.
Roberto Saviano considera que las declaraciones surgidas en el juicio contra “El Chapo” son revolucionarias y que el Gobierno del Presidente Donald Trump podría usarlas para chantajear a México en el tema de inmigración.
“El Gobierno de (Donald) Trump las está usando para chantajear a México en el tema de la inmigración. Básicamente, el mensaje que Trump está transmitiendo a las autoridades mexicanas es: tenemos la mayor fuente de historias de corrupción sobre su gobierno, u obedece nuestras órdenes o su clase política será demolida por sus revelaciones. Tener a ‘El Chapo’ en una prisión de los Estados Unidos es como tener un arma apuntada a México por la política estadounidense. Si ‘El Chapo’ confiesa lo que sabe, él podría romper varios niveles en su país [México]”, señala el escritor italiano.
–¿La declaración del abogado de “El Chapo” y las surgidas en su juicio son una muestra de que la corrupción Estado-narco en México ha permitido que se mantengan en activo cárteles tan poderosos como el de Sinaloa?
–No necesitábamos la declaración del abogado de “El Chapo” – verdadera o falsa–, para saber esto. La corrupción estatal definitivamente ha sido la semilla, el fertilizante que permitió que los cárteles, y no sólo el de Sinaloa, fueran tan poderosos.
Si nos fijamos en las investigaciones, la corrupción mexicana es mucho más compleja en comparación con la colombiana o brasileña. Tiene una estructura dividida en secciones; es decir, la organización criminal se conecta con las administraciones locales y las domina, y a través de estas administraciones locales y los oficiales de la policía local, básicamente controla a la alta dirección. Esta es la razón por la que es tan complicado revelar las relaciones directas entre los cárteles y las principales autoridades del Estado.
–El abogado de “El Chapo” mencionó sobornos, ¿qué otros instrumentos utilizan estos cárteles para operar en México en complicidad con las autoridades?
–Las declaraciones del abogado de “El Chapo” podrían parecer como una mera acusación de que “El Mayo” (Ismael Zambada) es el verdadero responsable, y esto podría verse como una venganza de “El Chapo” contra “El Mayo”, quien fue sospechoso de abandonarlo o incluso traicionarlo en los últimos años.
Pero estas declaraciones son revolucionarias: con este acto, el jefe del Cártel de Sinaloa inició una comunicación de colaboración. Dejó en claro que podría estar disponible para colaborar con el gobierno de los Estados Unidos, lo que significa que renunciaría a su papel principal, traicionando el honor y el silencio (que son los principios básicos de cualquier jefe), lo que pondría en peligro la seguridad de sus hijos y de su esposa, pondría en riesgo a todos sus hombres fieles a cambio de una sentencia reducida.
Probablemente estas palabras sean, en primer lugar, una amenaza para el Gobierno mexicano y una advertencia: “Si me dejas pudrir en la cárcel en los Estados Unidos, me vengaré y revelaré todo lo que sé”.
El juicio de “El Chapo” es una de las estrategias más astutas. El Gobierno de (Donald) Trump está usando para chantajear a México en el tema de la inmigración. Básicamente, el mensaje que Trump está transmitiendo a las autoridades mexicanas es: tenemos la mayor fuente de historias de corrupción sobre su gobierno, u obedece nuestras órdenes o su clase política será demolida por sus revelaciones.
Tener a “El Chapo” en una prisión de los Estados Unidos es como tener un arma apuntada a México por la política estadounidense. Si “El Chapo” confiesa lo que sabe, él podría romper varios niveles en su país (México).
–De acuerdo con sus investigaciones en el tema, ¿cómo habría sido la relación de “El Chapo” con el Estado en los tiempos del expresidente Felipe Calderón?
Calderón llevó a cabo su batalla contra el narcotráfico a través de una gran acción militar que trajo una gran desventaja para el Estado porque se militariza fuertemente causando más violencia. La mayoría de las armas usadas en esta represión se usaron para las peleas entre los cárteles.
Los sobornos mencionados por el abogado de “El Chapo” sobre Calderón son probablemente los flujos económicos continuos hacia las arcas locales que apoyan a los partidos políticos. La gran fortaleza de los jefes políticos mexicanos en comparación con los jefes de alto nivel colombianos es que los primeros no tienen que lidiar con los grandes jefes (del narco), pueden tener a alguien más que lo haga.
En los cárteles colombianos, en cambio, siempre ha existido, tradicionalmente, la necesidad de mirar a los ojos, al igual que la Cosa Nostra (mafia siciliana) y la Camorra (mafia de la región de Campania en Italia) en los años ochenta.
Los cárteles mexicanos de hoy actúan como actúan las organizaciones criminales modernas. La ‘ndrangheta (la Mafia de Calabria) no controla directamente los ministerios, pero siempre ha tenido sus hombres en las secretarías y oficinas locales, por lo que no hay grabaciones telefónicas, cuentas bancarias, ninguna imagen que pueda mostrar una relación entre los principales funcionarios y oficiales con los mafiosos.
Entonces, cuando dejas morir a alcaldes, cuando dejas morir a periodistas, cuando te de das cuenta que no sólo los políticos, sino también los empresarios mexicanos tienen relaciones con los cárteles –de lo contrario sus compañías desaparecerían y no por posibles bombas–, los cárteles pueden parar todo: desde la infraestructura hasta la producción de una telenovela; pueden determinar cualquier cosa si quieren, significa que tienen en sus manos el “sistema circulatorio” del país. Tenemos que entender que el sistema financiero mexicano se alimenta del dinero que viene del narcotráfico, sin esto no hay negocio… y no hay política.
“El Chapo” y los presidentes (tal vez me demuestren que estoy equivocado) no necesitan estar cerca uno del otro, pero esto no significa que no hayan sido aliados. La respuesta más probable de los políticos podría ser: “Gracias a mí cientos de afiliados y delincuentes han sido arrestados y sentenciados”. Pero esta respuesta no es suficiente para demostrar la posición de un político contra el crimen organizado.
En Italia, (Silvio) Berlusconi solía declarar que había arrestado a muchos criminales, pero esto no les impedía tener relaciones directas con su partido y sus miembros del parlamento (estoy hablando de Nicola Cosentino, ex Diputada de Forza Italia acusada por los fiscales de tener vínculos con la Camorra –mafia-). Matteo Salvini (Vicepresidente y Ministro del Interior del gobierno de Italia) está haciendo lo mismo ahora: mientras que en Calabria las personas vinculadas a organizaciones criminales van a sus mítines, y mientras los políticos de la Liga del Norte están muy cerca de las personas en negocios con la ‘ndrangheta, él sigue gritando que arrestará a los traficantes de drogas y se apoderará de sus villas.
Hay una gran diferencia entre arrestar a los traficantes de drogas en la calle y detener la economía criminal. Las autoridades mexicanas deben estudiar el comportamiento y los métodos de la mafia italiana, que se encuentra entre las más poderosas y las más antiguas del mundo.
–Tomando en cuenta de que fue en el sexenio de Peña Nieto cuando el capo fue detenido, se fugó, lo recapturaron y lo extraditaron a EEUU, ¿cuál habría sido el papel del Estado con el cártel de Sinaloa?
–Los jefes (de los cárteles) saben exactamente que terminarán en la cárcel, los afiliados saben que tarde o temprano serán capturados. Es parte de su trabajo. Simplemente pueden confiar en sentencias reducidas y en cárceles cómodas. En el caso de “El Chapo”, también pudo contar con la posibilidad de salir de prisión. No hay necesidad de colaborar directamente con Peña Nieto, o con cualquier otro Presidente: de vez en cuando hay personas en el Ejército, en la fuerza policial, en las instalaciones de la prisión que pueden ser corrompidas.
Si cualquier Presidente de cualquier partido en México decidiera ir realmente contra el narcotráfico, iría en contra de la principal economía mexicana.
No estoy hablando de narcotraficantes y sicarios, sino de los niveles de gestión de la mafia mexicana. Cualquier organización criminal en el mundo actúa manteniendo una separación clara entre los dos niveles: la militar, que puede ser fácilmente atacada y reprimida, y la económica, que es enorme y más difícil de abordar.
Mira la caravana de migrantes de Centroamérica. La marcha desde Honduras es el mayor escape del narcotráfico en la historia humana. Honduras, como El Salvador, es un narcoestado; Guatemala y Nicaragua son devorados por la corrupción. La principal fuente de ingresos en estos países son las drogas, que es el “motor” tanto de la economía como de los seres humanos. Vivir en este mundo puede ser terrible: trae depresión, soledad, desesperación y las drogas representan un intento de sentirse mejor.
Infortunadamente, la mafia mexicana en este momento es la que más se aprovecha de esta ilusión para sentirse mejor.
–¿Cuál es la capacidad de infiltración que tiene en México el crimen organizado?
Muy profundo. Desde la construcción hasta la distribución de alimentos y gasolina, hasta el mercado pesquero. Están en todas partes porque sus capitales están en todas partes. Y no se limita a México: el dinero de los cárteles mexicanos se lava a través de los bancos estadounidenses y europeos y se canaliza a los centros financieros mundiales.
–¿Si en México no existiera un grave problema de corrupción se podrían debilitar estos cárteles de la droga?
–En realidad, la legalización de las drogas blandas causaría un gran revés para los cárteles mexicanos en México, América del Sur, Estados Unidos y Europa, porque el comercio de drogas blandas es la base sobre la cual se construye inicialmente su capital, y luego se invierte en el tráfico de otras sustancias.
Los cárteles más importantes, como el de Sinaloa, Los Zetas, Jalisco Nueva Generación… están estrictamente relacionados con la corrupción. La pregunta es: ¿la corrupción genera cárteles o los cárteles generan corrupción? En realidad hay una conexión simbiótica.
México no puede existir sin corrupción. Eso significaría un país con reformas sociales, una mejor distribución de la riqueza, el fin de la impunidad. Hoy en día estos son temas muy poco realistas.
El error fue creer que el problema podría ser desarraigado solo a través de arrestos y represión, mientras que lo primero que se debe saber para combatir a las mafias es que son estructuras económicas, no solo militares. Y el primer paso que deben tomar los políticos y los medios de comunicación contra los cárteles es llamarlos “mafia”, no solo narcos.
Por Guadalupe Fuentes López