Tortuga de Galápagos reaparece después de 113 años
Científicos celebran el hallazgo
La comunidad científica celebra el hallazgo de una especie de tortuga de Galápagos que se creía extinta hace más de un siglo.
De 20 kilos y un caparazón de más de medio metro, la tortuga hembra adulta encontrada podría bordear los cien años, de acuerdo con las marcas y algunas características morfométricas del carapacho. El reptil fue hallado
El hallazgo de un ejemplar de una especie de tortuga gigante en la isla Fernandina. La noticia despierta esperanzas en la comunidad científica de localizar nuevos individuos de su tipo en las también llamadas Islas Encantadas de Ecuador.
Según Danny Rueda, director de ecosistemas de la Dirección del Parque Nacional Galápagos, se trataría del primer ejemplar de la especie Chelonoidis phantasticus, encontrado en su hábitat natural después de 100 años.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) la catalogó en 1964 como “una especie extinta, sujeta a comprobación”, recordó el experto.
El espécimen, encontrado el domingo, fue trasladado en lancha, desde Fernandina hasta el Centro de Crianza de Tortugas Gigantes en la isla Santa Cruz, y permanecerá bajo custodia de los guardaparques en un corral especialmente habilitado para su estadía.
“Para poder determinar que se trata de la especie que todos esperamos, la Chelonoidis phantasticus, tenemos que esperar los análisis de ADN”, declaró Rueda en una conversación telefónica con Efe desde el archipiélago, situado a mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas.
Precisó que tuvieron que pasar 113 años desde la última vez que fue avistado un galápago de estas características en la isla Fernandina, donde el hallazgo del domingo se dio casi por casualidad.
Como pistas de su existencia había dos precedentes: un cactus mordido y excrementos en 2006 y en 2014, respectivamente, tras lo que se inició un proyecto para analizar Fernandina que, con 637,7 kilómetros cuadrados, es la tercera isla más grande del archipiélago y de mucha composición volcánica.
En ese marco, un equipo viajó el pasado fin de semana a la isla para analizar los probables sitios de futuras expediciones en las que participarían unos setenta guardaparques.
Y oh sorpresa: en un sitio aislado, entre una vegetación en medio de un campo de lava, encontraron a la tortuga sola.
“Primero vieron el excremento, después vieron la cama donde aparentemente había dormido y siguiendo el recorrido, quince metros más adelante, encuentran la tortuga descansando debajo de unos arbustos”, relató.
El galápago gigante “no pudo haber llegado solo ni pudo haberse desplazado. Creemos que ha permanecido ahí durante todo este tiempo y eso nos da mucha más esperanza de que se trate de la especie Phantasticus de Fernandina”, confió Rueda.
Fernandina no tiene registradas especies introducidas y es una de las islas más jóvenes del archipiélago de Galápagos, declarado en 1978 Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
La isla Fernandina alberga poblaciones de culebras, iguanas terrestres y marinas, pingüinos, gavilanes y la última vez que se vio un espécimen vivo de tortuga fue en 1906.
Los expertos preparan una nueva expedición a Fernandina con la esperanza de encontrar más tortugas pues existen varios parches aislados de vegetación en la isla, donde se levanta el volcán La Cumbre, uno de los más activos del mundo y cuyas erupciones pueden haber afectado también a esos quelonios.
Rueda recuerda que la disminución de tortugas en todo el archipiélago se dio principalmente porque en los años 1,800 los bucaneros y balleneros “se las llevaron como alimento fresco”.
Se cree que en Galápagos hubo una población de aproximadamente 350,000 tortugas, pero ahora hay unas 60,000 y los biólogos conservacionistas han trabajado “muy fuerte en recuperar las poblaciones de dos especies de tortugas”, afirmó el especialista.
Jeffeys Málaga y Washington Tapia, que encontraron la tortuga el pasado domingo, creen que es posible la existencia de más individuos en Fernandina, debido a que encontraron huellas y excrementos en otras áreas de la isla, separadas por flujos de lava de erupciones recientes.
Ello deja “un mensaje bien claro de que tenemos mucho todavía por estudiar y conocer en las islas Galápagos. Especies que tenemos que proteger y que posiblemente aún tenemos que descubrir”, comentó Rueda.