Loret de Mola: ‘Si AMLO quiere, puede lograr que la vaquita marina no se extinga’

El periodista mexicano participa en el documental Sea of Shadows de National Geographic sobre el ecosistema marino del Mar de Cortés, amenazado por los carteles de la droga y traficantes chinos

Carlos Loret de Mola es uno de los cuatro protagonistas del documental.

Carlos Loret de Mola es uno de los cuatro protagonistas del documental. Crédito: National Geographic

Carlos Loret de Mola lleva toda una vida dedicándose al periodismo y hoy es uno de los presentadores de noticias más conocidos de México. El periodista, en una de sus múltiples facetas, ha colaborado con National Geographic en el documental Sea of Shadows que se estrena en cines este viernes 12 de julio. Aunque lo suyo sea hacer entrevistas y asegure que le resulta extraño concederlas, visitó la redacción de El Diario NY para responder a las preguntas de este periódico sobre el documental, el periodismo y la actualidad política en México.

¿Qué es lo que motiva el documental?

En México existe un pez llamado vaquita marina en el Mar de Cortés y está en peligro de extinción. Nadie la pesca, nadie se la come, pero el problema es que donde ellas viven, durante la mitad del año llega la tatoaba que es del mismo tamaño y sí se pesca. Muchos chinos piensan que la vejiga de este animal tiene poderes curativos y afrodisíacos, por lo que pagan unos $100 mil dólares por cada vejiga. Un kilo de vejiga de totoaba es más valiosa que un kilo de cocaína, por lo que la llamamos la cocaína del mar. Los narcos mexicanos se han dado cuenta de que ahí hay un negocio que además no sale en las películas y a nadie le importa. Lo que empieza a pasar es que las vaquitas marinas mueren atrapadas en las mismas redes que las totoabas y se calcula que solo quedan entre 15 y 22. La solución, según los expertos, pasa por cerrar el acceso de las totoabas a la zona en la que se encuentra la vaquita marina. No es cerrar el Mar de Cortés, esa zona se alcanza a ver con los ojos, no es mucho.

¿Cómo se articula Sea of Shadows?

El documental es una película de acción, casi una narcoserie. Tiene persecuciones, violencia y corrupción. Hay cuatro personajes principales: una bióloga estadounidense especialista en vaquitas marinas, un activista italiano que tiene una ONG que se dedica a exponer las redes criminales que tengan que ver con la naturaleza, un activista canadiense que pilota drones para detectar la actividad ilegal y un periodista mexicano que soy yo, que investigo y expongo el problema del cártel del mar.

Yo soy un presentador de calle. He estado en muchas guerras y si pasa algo en México también voy. A mí me preguntaron a ver si podían seguirme y grabarme mientras hacía mi trabajo. Vieron que estaba investigando sobre el tema y decidieron seguirme con las cámaras.

El periodista mexicano fue grabado mientras investigaba. / Terra Mater Factual Studios

¿Qué le aporta a un periodista como usted participar en un documental?

Primero, conocer un mundo totalmente desconocido, como el de dar entrevistas en vez de hacerlas (risas). Cuando entré al mundo del cine quería saber cómo era y la verdad es que me resultó fascinante. Cuando eres presentador haces más o menos lo que quieres y aquí el director del documental te va apretando para que sigas y sigas y eso viene muy bien. También hay que tener en cuenta que yo cuando hago un reportaje en domingo, por ejemplo, a más tardar lo presento el martes. Aquí tardas dos años. Es otro mundo, pero con lo inmediata que se ha vuelto la televisión, esto permite profundizar mucho más.

No es la primera vez que hace algo parecido, ya produjo una película denunciando la situación educativa de México. En aquella ocasión, ¿sirvió para algo?

Sí, hubo una reforma educativa y metieron a la cárcel a la mala de la película, una dirigente sindicalista. Finalmente cayó la reforma y hubo muchas complicaciones políticas, pero la película tuvo mucho éxito.

¿Cómo cree que funcionará Sea of Shadows?

Vamos a ver cuando se estrene en México, todavía no hay fecha. Yo quiero pensar que va a tener impacto. A diferencia del anterior, este problema es muy sencillo de resolver. Cambiar el sistema educativo de un país y proteger 40 kilómetros, no es comparable. No tienes que mejorar la gobernabilidad de México, es únicamente mantener el orden, meter en la cárcel a un grupo de personas, darles a los pescadores oportunidades de vida y hacer que se cumpla la ley en un pedazo de México. Si el gobierno de AMLO quiere, puede lograrlo, y tendría un legado maravilloso como salvar una especie en peligro de extinción. Esto es como un penalti en el minuto 93, lo tienes que meter, porque si no, no hay más. Pero si lo metes, como ibas perdiendo, lo único que haces es comprar tiempo hasta ganar.

¿Se está dando un cambio de régimen en México o no está ocurriendo?

Hasta ahora es una idea, es una deseo del presidente, pero no se ha cristalizado. En los siete meses que lleva, ha demostrado una enorme capacidad de destrucción, pero no ha exhibido ninguna capacidad de construcción. Por lo tanto, si no construye algo en el lugar del viejo régimen que está destruyendo, renacerá. Otro obstáculo, muchos de los de los personajes importantes del viejo régimen están con él y eso siempre dificulta la transformación. El presidente dice que son la cuarta transformación de la historia de México, eso hasta ahora es un sobrenombre, pero tiene seis años para demostrar que lo son.

¿Cómo es la relación con la prensa?

Es muy adverso a la crítica, en ese sentido es igualito a Donald Trump, detesta los medios de comunicación. Ante una crítica con datos te responde con un insulto o un apodo. En eso se parece al presidente estadounidense, con la salvedad de que México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo.

¿Qué aspectos positivos y negativos tiene ejercer el periodismo en México?

Yo creo que estamos viviendo el momento más interesante para ser periodista. La libertad de expresión está puesta a prueba. Siempre arrastrábamos un problema de violencia hacia los periodistas y llega este presidente y le pone ese sabor especial contra los medios. Por eso es un gran momento para ser periodista.

El gobierno genera muchas noticias. AMLO da todos los días dos horas de conferencia de prensa. Ahí hace anuncios, apenas tiene reuniones de gabinete y, a través de las preguntas de prensa, va diciendo lo que va a hacer. Esto no lo habíamos visto nunca. Somos la economía número 14 del mundo y no nos creemos que esté siendo manejada en conferencias de presa, veremos si le sale.

Escribe una columna en un periódico, hace tres horas de televisión y dos de radio, ¿se considera periodista 24 horas al día?

Sí, totalmente. Ahora somos multimedia. No es solo eso, si entre un programa y otro cae una noticia, la pones en redes sociales. Pero también debo decir que por estar en el ajetreo no es imposible tomar distancia y ver las cosas con más pausa.

Loret de Mola es presentador de Televisa. / National Geographic

Usted es la voz y la cara visible del periodismo en México, ¿echa de menos alguna faceta de la profesión?

Sí, salir y ser reportero. Yo empecé de esa manera y extraño la calle. La ventaja es que ahora cuando quiero puedo salir a la calle. Muchas veces quiero salir y no me dejan porque no vale mucho la pena, pero bueno, lo entiendo. Es algo que hago, pero me gustaría hacer algo más.

Tiene 8 millones de seguidores en Twitter y es una figura muy conocida en su país, ¿ha abusado alguna vez de su poder? ¿Algún día se ha arrepentido de alguno de sus actos por aprovechar su posición?

Cuando entras de reportero no te imaginas que vas a llegar tan alto y de pronto te empiezan a pasar estas cosas. La fama asociada a una imagen es algo psicológicamente muy complejo. Siempre digo que tendría que haber psicólogos que ayudaran a manejar estas situaciones, al igual que en los equipos de fútbol. De un día para otro la gente te empieza a pedir autógrafos y se da una polarización de la opinión sobre ti. Pero no hablan de tus reportajes, hablan de ti. Hay dos opciones, o eres lo mejor que le ha pasado a México en su historia o eres lo peor, no hay término medio.

Todo el mundo que esté en ese nivel y te diga que no le ha cambiado su vida, te está mintiendo. Y claro que abusas, sobre todo al principio que crees que levitas metros sobre el cielo. A mí me ha servido mucho tener amigos y familia que me conocían antes de ser presentador. Yo me casé muy joven y eso ayuda en el aspecto personal, gente que me conoció antes. Y en lo profesional tienes que tener un equipo que no solo te diga que no, sino que cuando sea que no, acates la decisión. Aun así, si cometes errores, tienes que pedir perdón.

¿Qué recomiendas a periodistas jóvenes para que esto no les pase?

Primero que no se asusten cuando les pase, porque les va a pasar. Segundo, que se rodeen no solo de amigos, sino de gente que piense diferente. Y por último, que eso nunca falla, que comprueben todo. Si periodísticamente confirmas todo, hay menos riesgos.

¿Cómo se gestionan las presiones externas e internas?

Antes era, “a ver si los dueños de la empresa no se enojan”. Ahora tienes un músculo de la sociedad fortísimo. Asumiendo que estás haciendo bien tu trabajo, quizás la gente te defienda y hagan que el periodista no esté indefenso. Para las exteriores, necesitas que la empresa te respalde.

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