Enredos y líos de los Hernández y otros apellidos comunes en México

Es el apellido más común en México

MÉXICO – El organismo encargado de las estadísticas oficiales en el país, el INEGI,  lo dijo hace poco: hay muchos Hernández en México: es el apellido más común con siete millones de personas que van y vienen, se cruzan en las calles, en las tiendas, en el metro sin saber que el apellido los marca con todo tipo de líos, inconvenientes, chascarrillos…

Margarita Hernández Rodríguez, de 59 años, sabe de ello cada vez que va a una consulta médica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la institución de salud pública con mayor número de pacientes en cada uno de los estados.

Ella llega a la consulta, entrega su carnet, se sienta en alguna silla y sabe el tormento que viene: los recepcionistas llaman a los pacientes para la atención médica por el apellido paterno. “Señora Hernández, por favor, pase”.

Margarita se levanta. Mira alrededor. Por lo menos hay tres o cuatro señoras Hernández que se disponen a ser atendidas. Todas avanzan hacia la confirmación hasta que la vocera se da cuenta y entonces aclara la situación con el nombre; pero, algunas veces, ni se entera del embrollo y todos pelean por el turno.

––Llega a ser molesto en el momento–– dice Hernández con cierto aire de hartazgo sobre las consecuencias de llevar a cuestas el apellido más reiterativo de toda la nación.

Detrás de Hernández siguen García, con 5.2 millones; Martínez, con 4.9; López, 4.5; Pérez con 3.5 y Rodríguez, con 3.4 en el top five del INEGI. O sea que Margarita Hernández Rodríguez tiene en suma casi 10 millones de posibilidades de caer en una confusión principalmente en los laberintos burocráticos como los del IMSS.

“Lo peor es cuando los Rodríguez Hernández (sus apellidos a la inversa) también se cruzan en la consulta médica”.

La cotidianidad de los apellidos también se presta para las suspicacias. Incluso las más pícaras como aquella que pasó por la mente de Víctor Manuel López Cruz, un vendedor de flores que hace unos años fue obrero en una fábrica donde conoció a un hombre que se llamaba exactamente igual que él.

“Creí que, como decía mi padre, el abuelo andaba haciendo travesuras por  ahí”, cuenta.

Así que se puso a averiguar dónde había nacido su “tocayo, tocayo”, las tierras de origen de los ancestros, antecedentes, árbol genealógico y así concluyó que no: no llevaban la misma sangre sino que era una jugada de La Conquista.

En los tiempos de la colonización española, los sacerdotes católicos hacían bautizos colectivos y ponían apellidos al azar o el de los patrones hacendados. Los siglos pasaron, pero el registro quedó en la memoria viviente, de generación en generación hasta la Era Digital.

Ahí se encontró María Fernanda Rodríguez con que hay miles de perfiles de Facebook con su apellido, varios con su mismo nombre e incluso uno falsificado con sus fotos que había hecho algún malintencionado. “Lo reporté inmediatamente: un Rodríguez menos”, dice la chica de 14 años.

María Fernanda incluso se hizo de una amiga en la secundaria sólo por la coincidencia del registro oficial de identidad. “A ella le dio curiosidad y me buscó para conocerme”, recuerda. “Luego nos peleamos y ahora somos enemigas: Fernanda Rodríguez contra Fernanda Rodríguez”, cuenta con sorna.

La reiteración de los apellidos entre los mexicanos causa tal fascinación que recientemente la marca de brandi Torres decidió conmemorar en grande y cambió su propio nombre por el top five más otros cinco:  Sánchez (que tiene 3.3 millones); Ramírez 2.9; Cruz 2.2; Flores dos millones y Gómez 1.8.

Los interesados podrán hacerse de unaedición especial hasta el 15 de septiembre y así sentirse únicos, al menos, en una botella.

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