Editorial: No al cigarrillo electrónico
La administración Trump va por buenos pasos al limitar a solo tabaco el sabor de los cigarrillos electrónicos, para que no sean atractivos a los jóvenes
Se suponía que los cigarrillos electrónicos reducirían la adicción al tabaco. Esa era su carta de presentación. Pero se convirtieron en una epidemia entre los jóvenes que les lleva a la dependencia y con serios riesgos para su salud.
En un momento los médicos vieron este producto como otro método de reemplazo de nicotina, al igual que los parches, para así enfrentar el tabaquismo crónico. Era mejor ese vapor nuevo que dos cajetillas de cigarrillos diarias. Sin embargo, la idea comenzó a desvirtuarse cuando los cigarrillos electrónicos dejaron de ser un camino de ayuda al adicto para convertirse en un gancho para atrapar a nuevas generaciones a la nicotina.
Los cigarrillos electrónicos vienen con sabor a frutas y dulces para atraer a los menores de edad. Una estrategia parecida a las tabacaleras que usaban caricaturas para promover los cigarrillos. En una sociedad que colocó al fumador como un paria con justa razón, ahora se puso de moda el “vaping”, especialmente entre los jóvenes.
Se estima que cerca del 17% – extraoficialmente el 30%- de los alumnos en el grado 12 usan el producto de manera regular. El 48% de ellos lo consume por los sabores que tiene o porque cree que es menos perjudicial que el cigarrillo común. El Secretario de Sanidad considera que esta situación entre los jóvenes debe ser tratada como una “epidemia”.
La autoridades están actuando para solucionar el problema. La Administración de Medicinas y Alimentos advirtió a la empresa Juul, quien domina el 70% del mercado, que no debe anunciar que el cigarrillo electrónico es un opción más saludable al tabaco. No es extraño que la tabacalera Altria -antes Philip Morris- es una de las propietarias de Juul. Las viejas costumbres no se pierden. En la década de los cincuentas se promovía el cigarrillo como algo saludable.
El vapor inhalado es una combinación de toxinas que causan problemas pulmonares, ligados a varias muertes y por los menos 450 casos de enfermedades que son investigados. A muchas de las víctimas se le forma líquido en los pulmones impidiendo el oxígeno llegue al flujo sanguíneo. Hay ciertos elementos potencialmente peligrosos que participan en la combustión de la nicotina que todavía son desconocidos por las autoridades.
La administración Trump va por buenos pasos al limitar a solo tabaco el sabor de los cigarrillos electrónicos, para que no sean atractivos a los jóvenes. El mismo presidente habló esta semana del daño causado. Pero se necesita hacer más. Las escuelas tienen que implementar programas para informar a los niños y desalentar el uso de este producto. El Departamento de Educación tiene un papel importante allí, que no puede ignorar.
Hay propuestas en el Congreso para restringir el consumo de los cigarrillos electrónicos. En Australia, Canadá y Hong Kong están prohibidos. Hasta que se decida qué hacer, urge actuar en las escuelas para detener la epidemia que cada día hace más adictos entre niños y jóvenes.