Cinco claves del castigo de Trump a los inmigrantes. ¿Qué pasará con ellos en 2020?

Detenciones, deportaciones y devoluciones ha México han marcado el 2019 para las millones de personas que buscan una vida mejor en EEUU

La administración Trump lucha por recortar cualquier tipo de inmigración.

La administración Trump lucha por recortar cualquier tipo de inmigración. Crédito: Efe / Getty

Acaba un año, acaba una década, pero no acaba la pesadilla para miles, millones de migrantes que huyeron de sus países en busca de una vida mejor y se encuentran perseguidos o socialmente acorralados por las políticas del presidente, Donald Trump. Estas 5 cifras resumen su pesadilla. Pero hay más.

977,509 migrantes detenidos en la frontera con México durante el pasado año fiscal, casi el doble que en 2018. Trump declaró una emergencia nacional y desplegó al Ejército con permiso para matar. Las reformas puntuales han frenado la llegada de familias centroamericanas, que, en menor medida, han sido sustituidas por mexicanos o africanos. Pero el Congreso sigue siendo incapaz de aprobar una reforma migratoria integral.

57,000 solicitantes de asilo devueltos a México a esperar su cita con una corte migratoria merced al acuerdo con el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La gran mayoría jamás obtendrá asilo, pero podrían pasar semanas, meses o años en algunas de las ciudades más peligrosas del mundo (Tijuana, Juárez), sufriendo abusos, secuestros y asesinatos por parte de grupos criminales.

267,258 migrantes deportados durante el pasado año fiscal por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés), que presume de haber duplicado el número de familias expulsadas. Nueve de cada 10 deportados tenía antecedentes criminales o había sido detenido, aunque en muchos casos su delito era haber entrado ilegalmente al país.

15 muertos al menos bajo custodia de las autoridades fronterizas durante 2019, a las que se suman otras ocho en manos de ICE.

98 millas de muro construidas, sin contar los tramos remozados. Trump ha prometido levantar 352 millas más antes de que concluya su mandato en diciembre del año que viene. En total, estima que harían falta entre 700 y 900 millas de muro para frenar la inmigración ilegal y el tráfico de drogas por la frontera.  Quiere que sea negro, y ardiente como el sol.

¿Qué se esconde tras estas cifras?

Expertos consultados por Noticias Telemundo resaltan el impacto de las medidas adoptadas por Trump (muchas de ellas, frenadas aún en los tribunales), pero insisten en que la represión contra los migrantes viene de lejos

La década que ahora muere “ha sido extremadamente decepcionante”, según Donald M. Kerwin, director del Centro para Estudios de Migración, “por no proveer ninguna vía hacia un estatus legal, residencia permanente y ciudadanía para muchas poblaciones de inmigrantes indocumentados”.

“Y eso sin hablar de los 3.7 millones de familiares de ciudadanos o residentes legales que afrontan retrasos” en sus trámites de regularización, añade.

“Ha habido muchas oportunidades perdidas en al menos 15 años, una falta de voluntad política, y estancamiento respecto a una reforma migratoria“, agrega Kerwin, lamentando la “creciente politización” de este asunto pese a “los valores y necesidades” del país.

En sus tres primeros años de mandato, el demócrata Barack Obama, expulsó a 1.2 millones de migrantes, lo que le valió el apodo de “deportador en jefe”. En el mismo periodo, Trump ha expulsado a 800,000, pese a haber prometido que serían “millones”.

El Gobierno lo atribuye al descenso en los cruces ilegales (en parte, gracias a los acuerdos con México, Guatemala, El Salvador, y Honduras). Además, en los últimos años se ha realizado un inversión mayúscula en la apertura de centros de detención y la contratación de agentes fronterizos (hay casi 20,000, el doble que en 2005, y Trump ha prometido 26,400 antes del final de su mandato).

Según Kerwin, la reforma migratoria de 1996 creó “la infraestructura para la criminalización de la inmigración”, a la que se sumaron luego las medidas implementadas o ampliadas tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Los ataques terroristas continúan dictando el prisma desde el cual se mira el fenómeno migratorio hoy en día. Seguimos viéndolo, ante todo, como un asunto de seguridad”, coincide Sarah Pierce, analista del Instituto de Política Migratoria.

En su opinión, una de las claves “sigue siendo la inacción del Congreso: al no lograr modernizar nuestro anticuado sistema migratorio, otras ramas del estado han jugado un papel cada vez mayor. Este desequilibrio es extremadamente aparente con esta Administración, que batalla contra las cortes en muchos frentes”.

La última vez que el Congreso intentó una reforma migratoria integral fue en 2013, cuando el Senado la aprobó de forma abrumadora pero quedó enterrada en la Cámara de Representantes, bajo control republicano.

Según Cristina Jiménez, directora del grupo United We Dream, entre las luchas más destacadas en la última década está, sin duda, el movimiento de los dreamers, que presionó por la eventual puesta en marcha en 2012 del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, en inglés).

“Los dreamers dejaron de ser voces invisibles o marginadas, y ése ha sido uno de los grandes logros de nuestro movimiento”, explica, “con Obama vimos una cifra récord de más tres millones de deportados porque creyó que con eso los republicanos se sentarían a negociar una reforma migratoria, fue un error de cálculo político”.

“Una gran diferencia ahora es que la Casa Blanca mantiene una agenda nacionalista blanca, con gente como Stephen Miller, asesor clave de Trump, y una agencia [ICE] que tiene a supremacistas blancos persiguiendo a inmigrantes porque se sienten envalentonados por la Administración”, observó.

La Administración Trump ordenó el desmantelamiento de DACA en 2017, que se mantiene en pie debido a dictámenes judiciales. La Corte Suprema emitirá su dictamen definitivo a más tardar en junio, en plena contienda presidencial.

Las elecciones probablemente exacerben la polarización política, por lo que Kerwin ve una escasa o nula posibilidad de que el Congreso apruebe una reforma migratoria en 2020.

Los principales retos este año serán, según explica, el bloqueo hacia la regularización de los indocumentados, los recortes en programas humanitarios para refugiados y asilados, y la construcción de un muro, “una gran distracción” que no resuelve el problema de los que se quedan en el país con visas vencidas, el flujo de armas hacia México, y o las causas de la pobreza, la violencia y criminalidad que alimentan la emigración ilegal.

Por María Peña


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