Padre visita a su hijo en refugio para menores no acompañados
"Esperamos que en cuestión de días sean reunificados", dice el abogado Peter Schey
Juan Manolo no tiene palabras para describir la emoción que lo invadió cuando la puerta del refugio para menores no acompañados se abrió, y apareció su hijo de cuatro años del que fue separado hace una semana por el Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE).
“Ese reencuentro es el mejor momento de mi vida”, dice Juan Manolo quien pudo reunirse con su hijo Tyler durante una hora en el refugio Nuevo Amanecer Latino ubicado en el este de Los Ángeles.
“Él pensaba que venía a llevármelo, pero no que iba de visita. Le dije que todo iba a estar bien y que muy pronto estaríamos juntos otra vez. Me platicó que en la casa donde duerme lo tratan bien, le dan comida y hay otros niños con los que juega”, dice este joven padre de 24 años de edad quien pasó días de agonía sin saber dónde tenía el ICE a su hijo.
El martes 2 de febrero, Tyler acompañó a su tía Vilma de 38 años a una cita con el ICE en el centro de Los Ángeles. Su tía era su niñera, y no tenía con quien dejarlo, por eso lo llevó. Pero ICE arrestó a la tía Vilma y a su hija Thaily de ocho años, quien también la acompañaba. A ella la mandó a un centro de detención en Texas.
Los agentes de inmigración le hablaron a Juan Manolo para que fuera a recoger a su hijo Tyler, pero cuando llegó a las instalaciones, antes de subir al séptimo piso para llevarse al menor, le entregó su documentación a otros agentes de inmigración en la entrada, quienes le hicieron ver que tenía una orden de deportación, y que también a él lo iban a deportar.
Asustado y nervioso, Juan Manolo decidió retirarse del lugar. Mayra Todd del Centro México fue por él y juntos acudieron a la iglesia de la Placita Olvera donde se encontraron con el párroco Arturo Corral quien fue al ICE a pedir que le entregaran al menor, con una carta poder firmada por Juan Manolo, pero los agentes de inmigración no aceptaron dárselo.
Un día después, el 3 de febrero por la tarde, Juan Manolo supo que al niño lo habían llevado a un refugio. A petición de Gloria Saucedo, dirigente del Centro México, el abogado Peter Schey, presidente del Centro de Derechos Humanos y Leyes Constitucionales y abogado líder del Acuerdo Flores, el cual obliga a que los menores migrantes sean reunidos con sus familias en los Estados Unidos lo más pronto que se pueda, decidió tomar el caso en sus manos.
Schey consiguió que el martes 11 de febrero, Juan Manolo pudiera visitar a su hijo en el refugio.
“Cuando el niño vio a su papá, quedó impresionado. Se tiró a llorar sobre él; y abrazados, los dos se echaron a llorar como niños chiquitos”, narra Mayra, quien fue testigo del encuentro.
Juan Manolo explica que pasó la hora que le permitieron ver a su hijo, jugando con él. “Cuando ya me iba, el niño volteó a verme y se le salieron las lágrimas”, cuenta.
En el albergue le hicieron firmar una serie de documentos. “La trabajadora social me dijo que van a hacer todo lo posible por entregarme al niño en los próximos días. Yo tengo mucha fe que así sea”, comenta.
Mayra externa que el daño psicológico que le han hecho al menor y al padre es muy grande. “Hubo una violación muy grande de derechos humanos al separarlos”, dice. Y agrega que el niño le contó a su papá que tiene miedo de dormir en la noche, porque duerme en un cuarto él solo.
Juan Manolo y su hijo Taylor, junto con su hermana Vilma y su Thaily huyeron de Guatemala y pidieron asilo político en EEUU el 27 de mayo de 2019. Días después fueron puestos en libertad y ellos vinieron a Los Ángeles donde tienen conocidos.
Esta tragedia comenzó cuando su hermana Vilma acudió a su cita a las oficinas del ICE en Los Ángeles, sin imaginar que iba a ser detenida presuntamente por una orden de deportación previa.
A su hermana Vilma, el padre Arturo Corral de la parroquia de la Placita Olvera le consiguió un abogado que ha solicitado una moción para reabrir el caso y evitar su deportación.
Altas probabilidades
El abogado Schey quien lleva el caso de Juan Manolo y su hijo Tyler sin cobro alguno, dijo que envió una carta a las autoridades de inmigración en la que señala que la detención del menor fue ilegal.
“Lo están tratando como un menor no acompañado, cuando eso solo debe ser cuando no hay un padre disponible para el cuidado de los hijos. Ellos argumentaron que se le llamó a Juan Manolo para que fuera a recoger a su hijo, pero no se presentó. Al no hacerlo, dicen que tuvieron que llevárselo al refugio, pero esa versión es imprecisa porque a Juan Manolo los mismos agentes de inmigración en el edificio federal le advirtieron que lo iban a arrestar cuando subiera a recoger al menor”, dice.
Y enfatiza que al tratar al menor como un niño no acompañado, el ICE viola la ley.
Detalla que ICE transfirió al menor a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR) que a su vez tiene un contrato con un grupo, y éste otro subcontrato con el refugio Nuevo Amanecer Latino en el Este de Los Ángeles.
“El refugio subcontrata con familias de Los Ángeles para que cuiden a los niños en la tarde-noche porque ellos no tienen espacio para que duerman en sus instalaciones”, explica.
Hace ver que el refugio Nuevo Amanecer Latino tiene 14 menores no acompañados en este momento con una edad promedio de 12 años.
“El Acuerdo Flores establece que los niños deben estar en lugares con una licencia del estado para cuidar niños. No está claro si el refugio Nuevo Amanecer Latino y las familias que subcontratan tienen esas licencias. Ya pedí las pruebas, y no me las han mandado. La posibilidad de que no tengan una licencia del estado es una gran preocupación”, subraya.
Por otra parte, resalta que el gobierno está obligado bajo el Acuerdo Flores a agilizar la entrega de los menores a sus padres en cuestión de días no meses. “Querían darle solo una hora por semana para que Juan Manolo viera a su hijo, pero de nuevo el acuerdo Flores establece que las visitas deben ser frecuentes”, dice.
El defensor dice que peleará hasta el último minuto por la pronta reunificación de padre e hijo. “Ya les dije al gobierno que lo que han hecho es traumático, inhumano y una tortura, similar a un secuestro y retención. Ese niño y el padre están realmente sufriendo y espero que en cuestión de días sean reunificados”, resalta.