¿Cuáles son los síntomas y causas de la incontinencia anal?
La incontinencia anal puede complicarse con angustia emocional e irritaciones de la piel
La incontinencia anal o fecal también es conocida como incontinencia intestinal. Se trata de la incapacidad para retener y controlar las heces durante el día. Esto produce filtración inesperada de deposiciones (heces), según mayoclinic.org.
Y en definitiva, sufrir incontinencia anal puede ser muy vergonzoso para cualquier persona que la padezca, por temor a sufrir un accidente en la calle al no poder controlar su necesidad de ir al baño.
Síntomas
El primer y más claro síntoma de incontinencia anal es la incapacidad de resistir la necesidad urgente de ir al baño. Quien sufre de incontinencia fecal tiene necesidades repentinas de defecar que le pueden hacer ensuciar sus pantalones por no llegar a tiempo al excusado.
Pero como es un problema intestinal, este tipo de incontinencia también suele ir acompañada de diarrea, gases, hinchazón y/o estreñimiento.
Causas
- Daño en los nervios: específicamente los que detectan las heces en el recto. Puede ser causado por una lesión en la médula espinal, por el parto, o por presión.
- Daño en los músculos: durante el parto, al aplicar fórceps o una episiotomía, los anillos musculares (o esfínter anal) que se encuentran al final del recto pueden sufrir daños que afectan la retención de las heces.
- Estreñimiento crónico: las heces se convierten en una masa dura y seca demasiado grande para liberar. Esto produce daños en los nervios y debilita los músculos del recto.
- Hemorroides: evitan que el ano se cierre por completo luego que las venas de esta zona se hinchan, produciendo filtración de las heces.
- Diarrea: al tratarse de heces blandas, estas son más difícil de retener en el recto, causando o empeorando la incontinencia anal.
- Cirugías: tratar las hemorroides u otras afecciones complejas que se relacionan con el ano y el recto pueden causar daños nerviosos y musculares.
Esta afección intestinal puede afectar más a las mujeres por las complicaciones que se presentan durante el parto. Sin embargo, es una patología frecuente en adultos mayores de 65 años en adelante.
Consulta con un especialista si sufres estreñimiento y diarrea con frecuencia, y también evita esforzarte durante las evacuaciones para no producir debilidad muscular en el esfínter anal.