¿Contribuyentes o accionistas? Las grandes empresas piden ayuda
Boeing precisa más ayuda del Estado de lo que vale en Bolsa
Boeing, la gran aeronáutica global junto con la europea Airbus.
Es una empresa que según cifras del año pasado empleaba a 153,000 personas y es el mayor exportador de EEUU, está pidiendo al Estado ayuda.
¿Cuánto?
La cifra que se maneja es $60,000 millones, buena parte de ellos en garantías para préstamos.
Además de la crisis del coronavirus que está afectando a todas las empresas, grandes pequeñas y medianas, Boeing tiene el problema añadido de que ha tenido que revisar, aparcar, cancelar y dejar de producir el 737 Max. El avión tuvo dos accidentes en un periodo de cinco meses con 346 víctimas y se han revelado serios problemas en la gestión, fabricación, inspección y certificaciones.
La cuestión es que el balón de oxígeno que Boeing necesita del Estado federal es mayor que la capitalización bursátil de la empresa, es decir, por encima de lo que la Bolsa dice que vale, lo que los inversionistas pagarían por ella. El viernes el valor en el mercado del 100% de la empresa rondaba los $53,610 millones.
Es decir, que la ayuda del Estado es más cara que comprar la empresa. ¿Serán los contribuyentes accionistas de Boeing?
El Gobierno conservador de Donald Trump no está hablando de nacionalizaciones, una herramienta que ni siquiera usan los actuales gobiernos de tendencia socialista europeos, pero si considera razonable tomar participaciones en las empresas que tengan que ayudar. Eso es algo que hacen los grandes inversionistas para participar en la gestión de las compañías.
Y detrás de Boeing están las aerolíneas y otras grandes empresas que cotizan en los mercados.
Además de Trump, su asesor económico, Larry Kudlow, ha dicho que no sería descabellado que si se provee asistencia “tomemos una posición en el accionariado”.
Aunque el partido conservador se opuso en su momento a la acción de Barack Obama de tomar capital en General Motors para evitar la quiebra y liquidación de esta empresa clave en la industria americana, Kudlow dijo el miércoles que este era un modelo que había sido “un buen negocio para el gobierno federal”.
El problema del rescate de Boeing es que según reportaba el jueves la CNBC algunos legisladores conservadores prefieren comparar su caso a la aseguradora AIG que en la Gran Recesión sufrió los efectos de esta pero sobre todo los de sus estrategias de elevado riesgo. Fue la propia empresa la que se puso al borde del abismo y hace 11 años tuvo que ser rescatada para evitar males mayores.
Era too big to fail, muy grande o muy sistémica para caer, o lo que es lo mismo, que muchos elementos caen con ella. Boeing, para la industria es muy grande para caer.
Pero si hay críticas a la gestión en este momento y no solo por su gestión industrial sino por la financiera. Como otras empresas que ahora se apresuran a llamar a las puertas de los contribuyentes, Boeing ha usado buena parte de sus beneficios de los últimos años en la recompra de acciones.
Según el columnista Philip van Doorn en una nota de opinión en MarketWatch, en los últimos 10 años el cash flow libre de Boeing — es decir, el dinero que una empresa tiene después de las inversiones de capital– fue de $58,370 millones y ha dedicado el 74% de esta cantidad ($43,440 millones) a recomprar sus propias acciones.
El verano pasado, el Financial Times criticaba estas recompras en masa de empresas estadounidenses que sirven para retirar acciones del mercado y con ello elevar el precio de estas. Todos los analistas coinciden en que con estas operaciones se han elevado las cotizaciones de Bolsa de una forma artificial.
En el caso de Boeing, este diario británico se extrañaba con cierto sarcasmo de que una empresa que hace frente a fuertes inversiones durante años para el desarrollo, producción y amortización de un avión optara por usar así el dinero.
La aerolíneas, que también necesitan ser ayudadas, han hecho igual uso de su cash flow libre. Delta, American, Southwest y United han gastado entre todas unos $39,000 millones en los últimos cinco años comprando acciones.
La última palabra sobre el futuro de Boeing, una empresa en cierta medida sistémica en el sector industrial y sobre todo en el exportador, está en Washington desde donde también están saliendo y llegando consejos sobre cómo hacer este rescate. Y que ni a directivos ni accionistas se les olvide, como ocurrió tras la Gran Recesión.
La primera recomendación es que se prohíban las recompras de acciones por parte de las empresas. El inversionista Mark Cuban ha dicho que las empresas que deban ser rescatadas no deberían volver a tener la posibilidad de recomprar sus acciones nunca más.
El presidente, Donald Trump dijo que no se opone a prohibir que las empresas que reciben ayudas durante la pandemia recompren sus acciones. Aunque dijo que había que poner de acuerdo a mucha gente “por lo que a mí respecta este tipo de condiciones están bien”.
La senadora demócrata por Massachusetts y ex candidata a la presidencia Elizabeth Warren ha dicho que tiene que haber además otras condiciones para el rescate. Mantener plantillas y usar el dinero federal para mantenerlas, salarios mínimos de $15 la hora como tarde a finales de año y asientos en el consejo de administración para los trabajadores como en las empresas alemanas, entre otras condiciones.
Lo que se disponga para Boeing, aerolíneas y otras empresas llegará con el estímulo que negocian en Washington este fin de semana y que parece que ha duplicado su costo en apenas 24 horas para llegar a los $2 billones (2,000,000,000,000 de dólares).