Síndrome del arca de Noé: un trastorno común en adultos mayores
El síndrome del arca de Noé es una patología obsesivo-compulsiva relacionada con los animales
Aunque hasta ahora el origen de este síndrome no está muy claro, es una patología reconocida que ha recibido este nombre de síndrome del arca de Noé por el Instituto Nacional de Estados Unidos.
Quien padece este síndrome muestra cuadros acumulativos, no de zapatos ni de basura, sino de animales. Sí, animales, sin importar su raza o especie (aunque mayormente son perros y gatos).
Su nombre tiene relación con el síndrome porque así como Noé refugió múltiples especies de animales en su arca, el afectado pretende tenerlos todos en casa, sin importar su condición de vida o si de verdad puede brindar la atención y el cariño que cada animal necesita.
La persona acumula animales más de los que puede cuidar y alimentar. Y esto incluye animales abandonados, regalados y comprados. No importa de dónde provenga.
¿Por qué acumular animales?
La persona afectada por este síndrome muestra cuadros acumulativos de animales como necesidad de protegerlos sin importar hasta dónde pueda llegar su capacidad de cuidado.
Lo hace con el interés de llenar un vacío a causa de alguna ruptura o pérdida (de algún familiar o ser querido) proyectando así la necesidad de ser cuidado, o la necesidad de una compañía que disminuya su sentimiento de soledad y aislamiento.
Se afirma que hasta un 4% de la población padece este problema y que la mayoría son adultos mayores; muchos solos en casa porque sus hijos ya tienen familia o se han mudado a otro lugar.
La falta de risas y ruidos en casa son lo que más necesitan estas personas, y por eso caen en cuadros depresivos y llenos de soledad prefiriendo la presencia de animales (sin importar la cantidad) para llenar el vacío que han sentido hasta el momento.
Este es un síndrome que aún no es reconocido como enfermedad mental pero que requiere seguir ampliando la investigación, ya que cada vez existen más casos asociados a esta patología.
Por ahora se recomiendan terapias psicológicas y farmacológicas como tratamiento que, según la fuente consultada, sí pueden solucionar el problema siempre y cuando la persona colabore y cumpla con todo lo recomendado por el especialista.