Por qué, en estos tiempos de crisis, reaccionar con tolerancia ante un mal comportamiento de tu hijo está justificado
Los niños pequeños por lo general no saben cómo lidiar con su ansiedad e infelicidad, así que las comunican volviéndose más sensibles y difíciles
En una típica escena de travesura, donde a tu hijo pequeño se le ocurrió recortar su pelo, su ropa o los libros de su hermana mayor de forma alocada, te dieron unas ganas de darle una lección por sus acciones, pero te contienes y piensas por un momento: ¿debo darle una buena nalgada o debo ser más tolerante?
Cualquier padre podría decir que todos los malos actos deben tener consecuencias, y que se debe ser lo suficientemente estricto con los hijos para mantener los límites, sin embargo en estos tiempos de crisis donde la familia pasa 24 horas del día confinados por una pandemia, expertos piensan que la tolerancia debe hacerse presente.
Por lo general, la vida de los niños pequeños gira en torno a ver a sus amigos y explorar el mundo, así que estar obligados a refugiarse en casa con su familia puede parecer muy difícil. Muchos niños también se desarrollan mejor siguiendo una rutina y una estructura (algo tan sencillo como saludarse y cantar canciones en preescolar a las 9 de la mañana), y estos aspectos predecibles de sus vidas también han desaparecido, ocasionando que algunos batallen más.
Los niños pequeños por lo general no saben cómo lidiar con su ansiedad e infelicidad, así que las comunican volviéndose más sensibles y difíciles. Tendrán “una menor tolerancia a la frustración cuando las cosas no salgan bien, incluso cuando el conflicto consista únicamente en que les serviste crema de cacahuate en lugar de macarrones con queso”, aseguró Tovah Klein, psicóloga infantil y directora del Centro para el Desarrollo Infantil del Barnard College, a The New York Times.
Si tu hijo se porta mal, pregúntale qué cree que debe hacer para remediar la situación. ¿Debería disculparse o limpiar el desorden que provocó? Aliéntalo a identificar estrategias que le ayudarán la próxima vez que se sienta molesto o triste.
Debes hacer lo que mejor funcione para tu familia, pero los psicólogos sugieren suavizar los castigos por ahora. “Debes tener cuidado al disciplinar a los niños con demasiado rigor cuando están pasando por un momento difícil”, recomendó Klein.
La disciplina en realidad se trata de enseñar, así que cuando les transmites tus expectativas a tus hijos, y les ayudas a resolver los problemas para cumplir con estas, puedes ayudar a moldear su conducta futura sin privarlos de privilegios ni castigarlos.
También puedes ayudar a tus hijos a liberar su energía ansiosa de forma positiva. Ahora mismo, ninguno de nosotros tiene tiempo de sobra, pero si, cuando te sea posible, logras dedicar dos minutos a divertirte con tus hijos, hazlo. Pon música y baila con ellos mientras haces la cena. Maquíllense de formas graciosas o canten canciones de cuna que les provoquen risa. Asegúrate de dejarlos jugar y úneteles de vez en cuando.
Si los padres y los hijos juegan juntos en ocasiones, eso tendrá mucho poder, no solo para liberar estrés, sino para darles esas dosis de un padre que está verdaderamente conectado con ellos y que los acompaña en esos momentos.