Néctar de agave, ¿peor que el azúcar?

La miel de agave con más calorías y fructosa que el azúcar

sirope de ágave

Crédito: Shutterstock

El néctar de agave o jarabe de agave se ha vuelto popular como un edulcorante natural en muchos alimentos que se ofrecen como saludables, ya que no aumenta de manera rápida los niveles de azúcar en sangre, lo que a primera impresión podría hacerle ver como una mejor alternativa al azúcar común. Sin embargo, dicho jarabe resulta ser una opción con más efectos negativos que el azúcar.

El jarabe de agave se obtiene de un grupo de plantas suculentas que crecen en el suroeste de los Estados Unidos y México. Desde hace miles de años de ha extraído la miel de agave. De hecho, el tequila y el mezcal son producto del agave.

La miel de agave que actualmente se comercializa no es similar al tradicional, es altamente refinado y durante su procesamiento se eliminan los beneficios de la planta ya que se elabora tratando azúcares de agave con calor y enzimas.

¿Por qué podría ser peor la miel de agave que el azúcar?

Si bien el jarabe de agave tiene un bajo índice glucémico (IG) comparado con otros edulcorantes, lo que quiere decir que es menos probable que cause picos de azúcar en la sangre después de comerlo, tiene aspectos que no son favorables, y menos para los diabéticos: más calorías y con mayor porcentaje de fructosa que el azúcar estándar.

Más calorías

De acuerdo a Food Data Central, el edulcorante de agave contiene 21 calorías por cucharadita, en comparación con las 16 calorías del azúcar de mesa por cucharadita.

Grasa abdominal, daño hepático, resistencia a la insulina…

El azúcar contiene dos azúcares simples, glucosa y fructosa, aproximadamente 50% de cada uno.

El néctar de agave tiene aproximadamente un 85% de fructosa y muy poca glucosa. Es por ello que su IG es muy bajo.

La desventaja es que mientras cada célula del cuerpo puede metabolizar la glucosa, el hígado es el único órgano que puede metabolizar la fructosa en cantidades significativas, explica Healthline.

Además del aumento de la grasa abdominal, consumir demasiada fructosa puede provocar daño hepático, favorece la enfermedad del hígado graso.

Estudios han demostrado que la fructosa en la dieta puede causar aumentos significativos en las concentraciones de colesterol TG y LDL

El cuerpo libera menos insulina en respuesta a la fructosa añadida, por lo que su consumo contribuir a la resistencia a la insulina, el síndrome metabólico, las enfermedades cardíacas y la diabetes tipo 2.

Ninguno es saludable

El jarabe de agave presenta mayores calorías y contenido en fructosa que el azúcar, pero eso no hace al azúcar una opción saludable. Ambos son azúcares agregados de acuerdo a la Escuela de Salud Pública de Harvard, las personas que desean llevar una dieta saludable deben reducir su consumo.

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