T-MEC y COVID-19 obligan a empresas mexicanas al comercio electrónico

De acuerdo con AMVO en los próximos tres años se estima que el comercio electrónico crecerá cinco veces en el país y hasta 10 veces en una década

Rebel Cycle Club durante una sesión de clases en línea.

Rebel Cycle Club durante una sesión de clases en línea Crédito: Guillermo Meza. | Cortesía

MÉXICO – Cansado de trabajar como oficinista en Boston, el mexicano Guillermo Meza decidió regresar a México a emprender un negocio. La experiencia de horas de trabajo encerrado, con presión de los jefes y colegas lo habían marcado tanto que no tuvo dudas en el giro que quería: un gimnasio contra el estrés.

Era principios de 2019 cuando arrancó Rebel Cycle Club en una zona céntrica de clase media de la capital mexicana que, aunque estudiada y cosmopolita, aún estaba acostumbrada a pagar por los métodos tradicionales con tarjeta de crédito e incluso en efectivo hasta que dos revoluciones cayeron sobre ellos, el COVID-19 y la renovación del libre comercio en América del Norte.

El Tratado México, Estados Unidos Canadá —que entró en vigor el pasado 1 de julio— había hecho lo suyo discretamente en México con leyes para a estar a la altura de sus socios y aún le queda mucho trecho, pero el coronavirus fue otra cosa. Tajante y violento llevó a muchas empresas del lado sur del Río Bravo a escoger entre renovarse o morir.

“Lo que nos llevó a cambiar a una plataforma digital es la pandemia”, cuenta Guillermo Meza en entrevista con este diario.

“Antes de subirnos a una plataforma digital lo que hacíamos era atender un estudio de Indoor Cycling completamente físico, la gente se acercaba a nosotros, pagaba su mensualidad como en cualquier otro estudio de este estilo, o un paquete de clase y asistía cuando quisiera”.

Luego todo cambió. En el gimnasio empezaron a ver una baja en las asistencias. De los casi 250 clientes que llegaron a tener como pequeña y nueva empresa, se quedaron con cero asistentes en los primeros meses de este año poco antes de que se entrara al semáforo rojo  por el coronavirus y  se prohibiera la apertura oficialmente.

“Así iniciamos a convertir todo el negocio en eCommerce (venta en línea)”.

Rebel Cycle Club antes de la pandemia.

Fue algo que ocurriría tarde o temprano, de cualquier forma. A principios de año, el Congreso mexicano legisló para empujar a las empresas a comerciar electrónicamente para estar a la par de condiciones con sus pares del norte porque el T-MEC por primera vez incorpora al comercio digital como un actor principal y motor de desarrollo de los países que lo componen.

América del Norte es la región con más uso de internet en el mundo con cobertura al 89,1% de su población y un comercio electrónico de alrededor de más de 400,000 millones de dólares. Sin embargo, México sólo aporta un 10% de los ingresos totales de los tres países, según cifras oficiales.

El Estudio de Venta Online Pymes 2019, elaborado por la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO), es tajante al explicar las razones de esta desigualdad: sólo tres de cada 10 pequeñas y medianas empresas en México utiliza la venta online y, de todas ellas, el 50% comenzó a vender de manera digital apenas hace cinco años. O menos.

La mudanza

Cuando ya nadie contrataba los servicios de Rebel Cycle Club y el trabajo para los 18 empleados se volvió nulo, Guillermo Meza vio en el servicio dedicado a entrenamiento sobre bicicletas una oportunidad con la renta de éstas y otro equipo para llevar a cabo el ejercicio. Así empezaron a promoverlo en plataformas gratuitas como Instagram y Facebook.

“Eso nos mantuvo vigentes, pero no nos generó ningún ingreso”, recuerda Meza.

Por eso decidieron mudarse a una plataforma digital propia de paga y así se toparon con el mundo del eCommerce.

“Pasamos de ser un gimnasio totalmente físico donde te atendía un coach y un entrenador a una plataforma 100% digital donde te rentan el aparato para hacer ejercicios en casa o donde puedas hacer la clase en remoto”.

¿Con qué incertidumbres o miedos vivió este cambio? Con todas las del mundo, acota: “pero no había opción, sólo la necesidad”.

Ahora, a través de las plataformas digitales puede dar un seguimiento de todas las clases y asistencias y los clientes le dicen si quieren continuar con la renta de equipo y con las clases remotas, si quieren pagar por métodos tradicionales con tarjeta de crédito o directamente on line. Pero, gracias a esta experiencia, Guillermo Meza, sabe que el camino está ahí.

“En poco tiempo el pago será a través de su nuestra plataforma 100% on line”.

Rebel Cycle Club sabe que su perfil de clientes cambió: todos son nuevos y más familiarizados con el ciberespacio y la vida a distancia. Son menos, eso sí (por ahora 55), pero les permite sobrevivir con cinco empleados y hacer una apuesta a largo plazo.

El eCommerce en México apenas representa el 2% de las ventas totales en el país. Sin embargo, existe un amplio margen de oportunidad de crecimiento: de acuerdo con AMVO en los próximos tres años se estima que el comercio electrónico crecerá cinco veces en el país y hasta 10 veces en una década entre 88 los millones de internautas.

Los retos

A sabiendas del potencial, la “Agenda Digital” saltó en las renegociaciones del libre comercio que dieron pie al T-MEC para así diversificar, incluir e innovar el comercio de bienes con nuevos modelos de negocio. Se exigió a México legislar al respecto y el congreso respondió este año con un esquema de tributación a la economía digital.

El Estado se hará así de un nuevo ingreso en México con las tasas de retención del Impuesto Sobre la Renta a través de las plataformas digitales para quienes rentan inmuebles o venden productos o servicios a través de marketplaces.

A decir de algunos críticos todo estaría bien si no se hubiera ignorado la integración de las pequeñas y medianas empresas que representaban hasta el 2019 el 70% del total y hasta ahora no han podido dar el salto a las ventas digitales.

De acuerdo con el extinto Instituto Nacional del Emprendedor, dos de cada cinco micro, pequeñas y medianas empresas de las más de cuatro millones no tenían presencia digital por dos razones: la inversión y la seguridad.

Guillermo Meza cuanta que todos los ingresos actuales del gimnasio los tiene que invertir en la plataforma digital mientras busca un el modelo que le permita cobrar en línea. “Todo es muy caro porque, por un lado, tienes que desconectarte de las viejas formas en que lo hacías y mudarte con todo al nuevo estilo”.

Esta situación se suma a la desconfianza de los mexicanos a los pagos electrónicos por desconocimiento o malas experiencias. Según la Asociación Mexicana de Ventas en Línea, el 34% de los consumidores mexicanos ha sido víctima de fraude en línea y otro tipo de fraudes en el último año y, por tanto, más del 25% de los clientes tienden a rechazar o abandonar una compra en línea.

La carencia ha creado debates de todo tipo sobre la introducción de tecnologías de vanguardia como la biometría y las opciones de autenticación de pago como el reconocimiento de huellas digitales aún escasas en México por los costos.

“Si el gobierno te obliga a digitalizarte, tú, como empresario, tienes que tener un sistema enorme que me asegure que tus datos cumplen con todos los sistemas de seguridad”, advierte Sissi de la Peña, representante de la Asociación Latinoamericana de Internet que incluye a las compañías más grandes del mundo en el mercado digital.

“Si para las gigantes es un tema, la pregunta es si ¿las pequeñas podrán cumplir con tantos requisitos más los sistemas de seguridad?”

Mudarse al sistema digital total, costó a Rebel Cycle Club la liquidación de empleados, penalización de los arrendadores de los locales físicos y también tuvimos que pagar nuevos couches, nuevos programas, nuevas plataformas digitales y el servicio de streaming.

“Es un camino complicado”, dice Meza. “Pero tenemos la esperanza de que salgan bien las cosas porque ya no tendríamos un colchón económico para un tercer plan de acción”.

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