Por qué los alimentos procesados son el principal enemigo de la salud mental

Uno de los mayores problemas de salud a nivel mundial es la alta dependencia a los alimentos procesados. Los cuales se relacionan con inflamación en todo el cuerpo y el cerebro, lo que puede contribuir a trastornos del estado de ánimo, como ansiedad y depresión

azúcar

Cuando el cuerpo está desequilibrado, puede resultar difícil interpretar lo que realmente necesita. Crédito: Shutterstock

Si alguna vez tuvimos que valorar el papel que juega la comida en nuestra salud mental, es ahora. La salud es el tema más relevante en la actualidad, hoy sabemos que la alimentación puede ser el mejor aliado y de hecho puede marcar una gran diferencia en el riesgo de padecer todo tipo de enfermedades crónicas, mejora la calidad y esperanza de vida. La buena noticia es que la ciencia no deja de sorprendernos y cada día contamos con pruebas más sólidas sobre cómo afecta la forma en que comemos nuestro estado de ánimo. Desde pequeños, se nos enseña que comer bien nos ayuda a lucir y sentirnos mejor físicamente, lo que no siempre nos dicen es que una buena nutrición también afecta significativamente nuestra salud mental. Una dieta sana y bien equilibrada puede ayudarnos a pensar con claridad y a sentirnos más alerta; por el contrario, una dieta inadecuada puede provocar fatiga, problemas en la toma de decisiones, ralentizar el tiempo de reacción, afecta el peso corporal ¿Lo peor? También puede agravar e incluso provocar estrés y depresión. Finalmente el cerebro necesita antioxidantes y es un hecho que no provienen de la comida chatarra. Por fortuna cada día somos más conscientes sobre el impacto de los alimentos y sabemos que evitar el consumo de todo tipo de procesados, reduce significativamente el riesgo de padecer enfermedades de salud mental. 

¿Cómo afecta la comida el riesgo de sufrir trastornos de salud mental?

Uno de los mayores problemas de salud es la dependencia de la sociedad de los alimentos procesados. Estos alimentos tienen un alto contenido de harinas y azúcar y entrenan al cerebro para que anhele más, en lugar de alimentos ricos en nutrientes como frutas y verduras. Muchos de los alimentos procesados ​​que comemos son altamente adictivos y estimulan los centros de dopamina en nuestro cerebro, que están asociados con el placer y la recompensa. Por lo tanto la fórmula es más sencilla de lo que creemos: para dejar de desear comer alimentos poco saludables, el único secreto es dejar de consumirlos. 

De hecho es fascinante saber como comienza a cambiar la fisiología en el cerebro cuando se extrae de la dieta el consumo de azúcares agregados y carbohidratos refinados. No es ninguna novedad decir que el azúcar y los alimentos procesados ​​pueden provocar inflamación en todo el cuerpo y el cerebro, lo que puede contribuir a trastornos del estado de ánimo, como ansiedad y depresión. Todos hemos experimentado el sentimiento de sentirnos estresados o deprimidos y nos hemos visto buscando algún estimulante rápido que nos haga sentir mejor, aquí la explicación por la cual una pinta de helado fácilmente se puede convertir en parte de la cena.

Se cuenta con datos interesantes liberados por la Asociación Dietética Estadounidense: las personas tienden a comer demasiado o muy poco cuando están deprimidas o bajo estrés. Y aunque podríamos pensar que es mucho mejor pertenecer al grupo de los que comen muy poco, ninguno de los dos extremos es saludable y se asocia con graves consecuencias para la salud. Comer demasiado afecta el rendimiento mental, nos hace lentos y es causa directa del aumento de peso. Comer muy poco, debilita al organismo y funcionamiento inmunológico y tiende a derivarse en deficiencias nutricionales. En cualquier caso, la mala alimentación durante los períodos de estrés y depresión solo empeora las cosas.

Algunas de las pruebas más sólidas de que la forma en que comemos afecta nuestro estado de ánimo, se obtienen de de una investigación encabezada por el Centro de estado de ánimo y alimentación de la Universidad de Deakin. En la cual los científicos descubrieron que cambiar los carbohidratos refinados y los alimentos envasados ​​por más cereales integrales, verduras y pescado durante 12 semanas redujo los niveles de depresión moderada a grave ¡Impresionante! 

Dicho estudio enfatiza que los cerebros humanos necesitan antioxidantes para funcionar bien y regular el resto de las funciones. Y la manera de obtenerlos es a través del consumo de verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, nueces y semillas, que son de gran ayuda para proteger contra el estrés oxidativo, un tipo de oxidación de las células que está relacionada con la depresión. Complementario a ello el estudio hace énfasis en otras referencias que hablan sobre la alimentación y la salud mental, tal es el caso de los múltiples estudios que señalan a la dieta mediterránea como la mejor alternativa de alimentación para protegernos contra la depresión. También existen otras tendencias que llaman la atención de los especialistas, por ejemplo: en Japón, comer más alimentos como verduras de hoja verde, champiñones, rábanos, pescado, frutas, tofu y alimentos fermentados está relacionado con un menor riesgo de padecer depresión. Mientras que en Noruega el vínculo es con dietas tradicionales basadas en el consumo de pescado, patatas, frutas, verduras, yogur, carne, legumbres y huevos. Es un patrón constante en países tan diversos como China, Grecia, Italia y Brasil; los alimentos individuales pueden variar, pero es un hecho que las dietas ricas en plantas, pescados grasos y sus aceites, están vinculados a una menor depresión.

Lo cierto es que aunque el consumo de procesados sigue siendo preocupante y bastante alto, lo cual suele generar un ciclo bastante cruel: puede superarse realizando ajustes en el estilo de vida y la alimentación. Por lo tanto es muy importante tomar la decisión de establecer cambios reales y sostenibles, los expertos enfatizan en la importancia de seguir una dieta basada en plantas, con abundantes productos integrales y locales. Además se sabe que los alimentos probióticos son un aliado fundamental. Según la Asociación Estadounidense de Psicología, las bacterias intestinales producen una serie de neuroquímicos que el cerebro utiliza para regular los procesos fisiológicos y mentales, incluido el estado de ánimo. Se cree que el 95% del suministro corporal de serotonina, un estabilizador del estado de ánimo, es producido por bacterias intestinales. 

Comer de manera consciente es la llave para vivir en armonía y equilibrio. Prestar atención a cómo nos sentimos cuando comemos determinados alimentos, es uno de los primeros pasos para generar un cambio. A los pocos días de liberarte de los procesados notarás cómo todo el organismo lo agradece no solo mejorará la digestión, los niveles de concentración, tendrás más energía y vitalidad que nunca. Recuerda nunca es tarde para generar un cambio que agradecerás por el resto de tu vida. 

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