Por qué seguir una dieta mediterránea reduce el riesgo de padecer pérdida de memoria y demencia
Una bondad más se suma al creciente cuerpo de evidencia sobre los maravillosos efectos de seguir una dieta mediterránea. Un reciente estudio alemán comprobó que es el esquema nutricional perfecto para proteger al cerebro del Alzheimer y ciertos tipos de demencia
El estilo de vida mediterráneo va más allá de una moda, es la inspiración para vivir de manera más saludable, sostenible y gozar de un peso saludable. Con base en ello no es ninguna novedad decir que existen numerosas referencias científicas sobre los beneficios medicinales de seguir una dieta mediterránea. Recientemente una nueva evidencia se suma a su lista de bondades: comer una dieta mediterránea rica en pescados grasos, verduras y aceite de oliva puede proteger al cerebro de la acumulación y el encogimiento de proteínas que pueden conducir a la enfermedad de Alzheimer.
Este nuevo estudio fue publicado el pasado 5 de mayo en la edición en línea de Neurology. Y se basó en analizar de manera muy específica a ciertas proteínas anormales que se encuentran en el cerebro de las personas con enfermedad de Alzheimer. El primer grupo a estudiar fueron las proteínas amiloides que se forma en placa y el segundo fueron las proteínas tau que forman enredos. Llamó la atención de los investigadores que este tipo de proteínas también se pueden encontrar en el cerebro de personas mayores con cognición normal.
Es bien sabido que la dieta mediterránea ha sido nombrada por cuarto año consecutivo como la mejor tendencia para ganar salud y bajar de peso. Con base en ello no es ninguna novedad decir que es un estilo de alimentación que incluye un elevado aporte de verduras, legumbres, frutas, cereales, pescado y ácidos grasos monoinsaturados como el aceite de oliva. Además promueve una baja ingesta de ácidos grasos saturados, lácteos y carnes.
El estudio sugiere que consumir una dieta alta en grasas insaturadas, con un abundante consumo de pescado, frutas y verduras, baja en lácteos y carnes rojas; en realidad es el esquema nutricional perfecto para proteger al cerebro de la acumulación de estas proteínas, que suelen relacionarse con la pérdida de memoria y demencia. Según el autor del estudio Tommaso Ballarini, doctor del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas en Bonn, Alemania: “Estos resultados se suman al cuerpo de evidencia en el que se demuestra que lo que comemos puede influir en las habilidades de memoria más adelante.”
Para mayor detalle: El estudio examinó a 512 personas de las cuales 169 participantes eran cognitivamente normales, mientras que 343 se identificaron como pacientes con mayor riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Como parte del estudio los investigadores observaron qué tan de cerca seguían las personas la dieta mediterránea, todo en función a sus respuestas ante un cuestionario sobre sus hábitos alimenticios durante el mes anterior.
Los hallazgos fueron sorprendentes: las personas que a menudo comían alimentos saludables típicos de la dieta mediterránea, como pescado, verduras y frutas, y solo ocasionalmente comían alimentos no típicos de la dieta mediterránea, como las carnes rojas, obtuvieron las puntuaciones más altas, con una puntuación máxima de nueve. Las habilidades cognitivas se evaluaron con un extenso conjunto de pruebas que determinan la progresión de la enfermedad de Alzheimer y analizaron cinco funciones diferentes, entre las que se destacaron el lenguaje, la memoria y la función ejecutiva.
Como parte del proceso todos los participantes se sometieron a escáneres cerebrales para determinar su volumen cerebral. Además, se analizó el líquido cefalorraquídeo de 226 participantes en busca de biomarcadores de proteína amiloide y tau. También como parte importante del estudio, los investigadores observaron la relación entre las personas que seguían la dieta mediterránea y el volumen cerebral, los biomarcadores tau y amiloide y las habilidades cognitivas.
Como parte de sus hallazgos los investigadores ajustaron factores como la edad, el sexo y la educación, y encontraron que en el área del cerebro que está más estrechamente relacionada con la enfermedad de Alzheimer: cada punto más bajo que las personas obtuvieron en la escala de la dieta mediterránea equivalía a casi un año de envejecimiento cerebral. Además observaron el amiloide y la tau en el líquido cefalorraquídeo de los participantes y se descubrió que aquellos que no siguieron la dieta de cerca tenían niveles más altos de biomarcadores de patología amiloide y tau, que quienes integraron la dieta como parte de sus hábitos cotidianos.
Otro dato interesante es la información que se obtuvo a raíz de las pruebas de memoria: las personas que no siguieron la dieta mediterránea, obtuvieron peores puntuaciones que las que sí lo hicieron. Si bien el campo de investigación sigue siendo amplio, el estudio demostró que seguir una dieta mediterránea protege al cerebro de la acumulación de proteínas y la pérdida de la función cerebral. Por lo tanto las personas que siguen este estilo de alimentación pueden reducir significativamente el riesgo de desarrollar Alzheimer.
Sin lugar a dudas este tipo de revelaciones nos comprueban el poder de la alimentación y cómo influye en nuestro estado de salud física, emocional y mental. Por lo tanto una buena acción de prevención contra el Alzheimer y la demencia, es apostar por integrar en la dieta los alimentos que propone el estilo de vida mediterráneo. A la vez es igual de importante, realizar actividad física diaria, procurar el buen descanso y tener un buen manejo del estrés. Finalmente son medidas que marcarán una notoria diferencia en el desarrollo de enfermedades crónicas, además mejoran la calidad y esperanza de vida.
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