Cáncer de próstata: seguir una dieta mediterránea “completa” reduce el riesgo significativamente

Seguir un patrón dietético inspirado en una "dieta mediterránea completa", se ha posicionado como una estrategia eficaz para prevenir el cáncer de próstata. Apostar por un alto consumo de frutas, verduras, granos integrales, legumbres, pescado y aceite de oliva, resultará un gran aliado para reducir el riesgo de este tipo de cáncer y tumores agresivos

Dieta mediterránea

Apostar por el consumo de pescados grasos, nueces, semillas y aceite de oliva, aporta grasas insaturadas que tienen efectos protectores que mejoran el control de la diabetes. Crédito: Rita E | Pixabay

Una de las más fieles recomendaciones dietéticas de los últimos tiempos es la dieta mediterránea, que se ha posicionado como una de las más poderosas pautas alimenticias para beneficiar la salud, prevenir enfermedades y vivir por más tiempo. Lo cierto es que una de las más grandes bondades de la dieta mediterránea, son sus poderosos efectos para combatir diferentes tipos de cáncer y uno de los principales es el de próstata. Recientemente llaman la atención los hallazgos de un informe publicado en The Journal of Urology, en el cual se confirman los beneficios de seguir una “dieta mediterránea completa” como una eficaz y sostenible estrategia en la prevención del cáncer de próstata. 

Según declaraciones de la investigadora principal, la Dra. Beatriz Pérez-Gómez, del Instituto de Salud Carlos III de la Universidad de Alcalá, en España: al sugerir una dieta para prevenir el cáncer de próstata progresivo, se recomienda por sobre todas las opciones el esquema mediterráneo. En el cual se deberán incluir elementos clave como pescados grasos, legumbres y aceite de oliva, esto se debe a que sus resultados “sugieren que una ingesta elevada de frutas, verduras y cereales integrales podría no ser suficiente”.

Teniendo en cuenta el incremento en los casos de cáncer de próstata en Estados Unidos y el mundo, vale la pena tomar medidas de prevención. Los números no mienten: con cerca de 1,4 millones de casos y un estimado de 375.000 muertes anuales en todo el mundo. El cáncer de próstata se produce debido al crecimiento descontrolado de células en la próstata, que es una glándula de los órganos reproductores masculinos que produce un líquido que forma parte del semen. Se encuentra justo debajo de la vejiga y rodea la uretra, el tubo por el que pasa la orina al salir del cuerpo.

Lo cierto es que en Estados Unidos después del cáncer de piel, el de próstata es el más común en los hombres. Representa 1 de cada 10 casos. Las afecciones en la próstata suelen relacionarse con la edad, por lo tanto no es raro que a medida que los hombres envejecen presentan algunas alteraciones como el crecimiento de próstata conocido como hiperplasia prostática benigna o agrandamiento de la próstata, no es cancerosa. También existen otras afecciones no cancerosas que pueden causar cambios en la próstata, sin embargo cuando estas condiciones se descuidan pueden aumentar el riesgo de cáncer y si a esto sumamos malos hábitos alimenticios el resultado puede ser fatal.

¿En qué consistió el estudio? La investigación examinó datos de un estudio de casos y controles de 733 hombres con cáncer de próstata y 1229 hombres sanos. La edad media de los hombres, que procedían de siete puntos distintos de España, era de 66 años. El estudio recopiló una variedad de datos que incluían no solo información médica y de antecedentes, sino también detalles sobre sus hábitos alimenticios. Los investigadores dividieron a los participantes en tres grupos de acuerdo con el patrón dietético que más se ajustaba a sus hábitos alimentarios. Los patrones dietéticos, que son los más habituales en España, fueron “occidentales, prudentes y mediterráneos”. 

En la dieta occidental, el patrón incluye una alta ingesta de productos lácteos grasos, carnes procesadas, comida rápida, cereales refinados, dulces, salsas y bebidas con alto contenido calórico. El patrón dietético prudente comprende productos lácteos bajos en grasa, frutas, verduras, cereales integrales y jugos. Mientras que las características típicas del patrón mediterráneo definido por el estudio, se basaron en una ingesta elevada de pescado, frutas, verduras, patatas hervidas, legumbres y aceite de oliva, con niveles bajos de ingesta de jugos ricos en azúcar.

Los investigadores otorgaron a cada patrón dietético cuatro categorías de adherencia, que iban de bajo a alto. En el caso de los hombres diagnosticados con cáncer de próstata, el equipo categorizó la agresividad de la enfermedad según su puntaje de Gleason y su estadio clínico. Después compararon los patrones de adherencia en los hombres con cáncer de próstata y los hombres que estaban sanos. Y los hallazgos fueron contundentes, los científicos encontraron que solo una “alta adherencia al patrón dietético mediterráneo” se asoció significativamente con un riesgo reducido de tener cáncer de próstata con tumores agresivos y extensos. Cabe mencionar que no se encontró vínculo de ningún tipo en los otros patrones dietéticos. 

Existe otra referencia de un estudio más reciente que vale la pena mencionar. Un trabajo de investigación prospectivo realizado a 410 hombres en vigilancia activa para el grupo de grado Gleason (GG) 1 o 2 PCa recién diagnosticado, por expertos de la Universidad de Texas en Houston. Justin G. Gregg, el autor principal del estudio y sus colegas encontraron que un mayor la adherencia a una dieta mediterránea se asoció con un menor riesgo de progresión GG. Como dato al margen vale la pena mencionar que el sistema de puntuación de Gleason se refiere a cómo se ven las células cancerosas en la próstata y qué tan probable es que el cáncer avance y se disemine. Un puntaje de Gleason más bajo significa que el cáncer es de crecimiento lento y no agresivo.

Los hallazgos fueron contundentes, aquellos hombres en vigilancia activa de cáncer de próstata localizado, que siguieron una dieta de estilo mediterráneo disminuyeron el riesgo de progresión de la enfermedad. Con base en ello los investigadores recapitularon sobre los principios básicos que caracterizan a una alimentación mediterránea, entre los que se destaca el énfasis en el consumo de frutas, verduras, cereales y pescado; en complemento con una ingesta baja/limitada de alimentos cárnicos y lácteos. Además es un esquema que permite una ingesta moderada de alcohol y un equilibrio saludable de grasas monoinsaturadas en relación con las grasas saturadas.

Un poco sobre los números: el estudio realizó análisis ajustados, en los que cada aumento de 1 unidad en la puntuación de la dieta mediterránea se asoció con una disminución del 12% en el riesgo de progresión de GG en general y una disminución del 36% y 18% en el riesgo entre los hombres no blancos y los hombres sin diabetes, respectivamente.

Por lo tanto los hallazgos del estudio sugieren que seguir de manera constante una dieta rica en alimentos de origen vegetal, pescado y un equilibrio saludable de grasas monoinsaturadas puede ser beneficioso para los hombres diagnosticados con cáncer de próstata en etapa temprana. Una de las principales razones sobre efecto protector de la dieta mediterránea, radica en las excepcionales propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que aportan todos los alimentos que promueve. Estos poderosos elementos crean la combinación perfecta para apoyar colectivamente un entorno sistémico y tumoral que inhibe la progresión.

Sin lugar a dudas una bondad más que añadir a la larga lista de maravillas que se relacionan con la dieta mediterránea. Lo mejor de todo es que se trata de un estilo de vida inspirado en tradiciones, costumbres, recetas e ingredientes locales, que invitan al equilibrio y al disfrute de la vida.

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