Dueños de pequeños restaurantes de NYC temen que la exigencia de “prueba” de vacunación ahuyente a muchos clientes
La medida de la Ciudad que será supervisada con rigor a mediados de septiembre, no luce como un problema para la fuerza laboral, pero sí hay incertidumbre sobre cómo afectará a los comensales
La Gran Manzana se convierte en la primera gran ciudad estadounidense en exigir la vacunación COVID–19 para que todos los empleados y clientes pongan un pie en restaurantes, gimnasios y lugares de entretenimiento. Aunque la Ciudad no hará cumplir el mandato hasta el 13 de septiembre, ya muchos propietarios de estos negocios están obligados a poner la norma en práctica desde este lunes.
Una medida que se convierte en un nuevo cerco a los no vacunados y pretende impulsar la inmunización masiva, desde ya significa un gran desafío para pequeños negocios ubicados en vecindarios en donde la inyección no ha llegado, por muchas razones, al brazo de las mayorías.
Sin embargo ya la semana pasada, en algunos negocios de la Avenida Roosevelt de Queens la orden de vacunación “puesta en el menú” para la fuerza laboral de restaurantes, no había pasado por “debajo de la mesa”.
Por ejemplo, la mexicana Silvia Montiel, quien es encargada de la tienda Coatzingo en Jackson Heights, dedicada a delicias de su país, cuenta que el dueño de ese negocio quien también está al frente de un restaurante, sugirió a todos los empleados que tuvieran la prueba de vacunación a la mano.
“Yo en lo personal estoy de acuerdo. Justamente aquí en Queens sufrimos mucho por la pandemia. Ya es tiempo que la gente se informe mejor, no crea en tantas tonterías y decida vacunarse por el bien de todos”, reaccionó.
Silvia asegura que quienes como ella deben atender a cientos de personas en un día, y están expuestos a tantas personas, deben además de las máscaras, tener la protección que significan los nuevos fármacos.
“Ahora en lo que queda de verano, se venden muchas paletas (helados mexicanos). Entra mucha gente a la tienda. Y nosotros que estamos al frente, debemos estar vacunados y más aún si la Ciudad da tantas facilidades. Esperemos que estos nuevos mandatos hagan a mucha gente reflexionar”, aseveró la inmigrante.
“No quiero, pero no queda opción”
Pero no todos piensan como esta trabajadora. La colombiana María Cabal, de 40 años quien también atiende al público en una pequeña cafetería en la ‘Rooselvet’ confesó que le tiene “pánico” a recibir la inyección.
“Obviamente uno quiere mantener su trabajo. Ya llega el momento en que no tienes opción. Nuestro patrón ya nos dijo que era más fácil ponérsela, porque pronto vendrán los inspectores de salud y perdemos todos si nos cierran. Ya veré. Cerraré los ojos y me la pondré”, compartió María.
Algunos vecindarios de Queens, hogar de comunidades latinoamericanas que fueron las más castigadas por la pandemia en la primavera de 2020, mantienen una tasa de vacunación por encima del promedio de toda la ciudad.
Tal es el caso de Elmhurst en donde ya el 81% de sus residentes está full vacunados y Jackson Heights con 77% de su población inmunizada por completo. En Corona la inoculación se ha movido con más lentitud, pues de acuerdo a las cifras del Departamento de Salud de la ciudad de Nueva York (DOHMH) el promedio cerró la semana pasada en 59%.
El problema no son los empleados
La expectativa y los temores son muy elevados ante las nuevas normas de la Ciudad, en los propietarios de una categoría de emprendimiento comercial como los restaurantes en comunidades de Queens, cuyas cajas registradoras han “padecido” los embates de la pandemia. Y no precisamente por el requisito de inmunización a los empleados.
Así lo manifestó el colombiano Eugenio García, quien es el gerente del restaurante Pequeña Colombia, uno de los más grandes de esa localidad, que tiene el desafío de la “recuperación” luego de meses de cierre y restricciones.
“Observamos que garantizar la vacunación y los controles en nuestros empleados, es lo más sencillo. El problema lo vemos cuando tengamos que pedir en la puerta a los clientes la prueba o el pasaporte de vacunación. Se abre una interrogante: ¿ganaremos o perderemos clientes?”.
El restaurante que gerencia Eugenio, al igual que centenares de locales en la avenida Rooselvet, no tiene la opción del servicio exterior, por lo cual apuesta a atender el mayor número de comensales en su sala interior.
“Hay muchas preguntas que nos estamos haciendo. Qué pasa si viene un grupo familiar en donde todos están vacunados y un niño no lo está. No lo van a dejar afuera. Ojalá que la gente no le parezca complicado eso de tener una prueba de vacunación y siga viniendo a nuestros locales”, subrayó el neogranadino.
A partir de este lunes las personas de 12 años en adelante deberán mostrar prueba de que han recibido al menos una dosis para ingresar a los negocios.
La Ciudad ha establecido que se acepte como prueba las tarjetas de vacunas emitidas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) incluidas las aplicaciones digitales de pasaporte de vacunas.
El criterio del Alcalde Bill De Blasio cuando anunció la medida es que “excluir a los no vacunados de gimnasios, restaurantes y espectáculos inspirará a la gente a vacunarse”.
El miedo: Que se alejen clientes
A juicio de Jeffrey García, presidente de la Asociación de Restaurantes y Bares Latinos de Nueva York, el nuevo mandato traerá consecuencias “muy tristes” a una industria que tiene año y medio sufriendo los cierres pandémicos.
“Quiero aclarar que nosotros somos pro-vacunas. Pero no entiendo porque nos tienen que convertir en policías y sobre todo por qué siempre todas las regulaciones nos pesan más a nuestras espaldas. Eso va a alejar a los clientes. Muchos van a preferir irse a comer a Westchester, Long Island o Nueva Jersey, en donde no hay ese tipo de mandatos”, argumentó.
En la misma dirección, García destaca que es razonable exigir la inyección a los trabajadores, pero asumen una posición radical al ponderar como “injusto” que luego de meses de cumplir las políticas de desinfección, capacidad reducida y uso de mascarillas, ahora sean estos comercios quienes sean parte de una política para incentivar la inoculación.
“Hay muchos mitos, creencias y decisiones basadas en asuntos religiosos detrás de quienes no se quieren vacunar, como para pensar que lo van hacer para ir solo a un restaurante. Los más afectados serán los negocios que están en vecindarios de minorías, en donde el promedio de vacunación es bajo”, razonó el líder del gremio de los restaurantes.
La referencia directa de García fue sobre localidades de El Bronx y Brooklyn, en donde de manera precisa, la Ciudad ha observado que existen códigos postales con tasa de vacunación muy baja.
Un tema aparte: El Bronx y Brooklyn
En general, dos tercios de los adultos en la ciudad de Nueva York están vacunados, pero los que no lo están, son de acuerdo con las estadísticas oficiales negros e hispanos.
Según estos mismos datos, el 71% y el 46% de los residentes asiáticos y blancos, respectivamente, están completamente vacunados.
Solo el 42% de los neoyorquinos hispanos están completamente vacunados, y la tasa de neoyorquinos negros es aún menor: 31%.
En el sur de El Bronx y en algunas partes de Brooklyn, la incertidumbre con las repercusiones que tendrán la exigencia de pruebas de vacunación en el sector de los restaurantes y particularmente en pequeños negocios tiene un “sabor” diferente.
Un propietario de un pequeño restaurante de comida latina en Williamsburg, en Brooklyn, asegura que está listo para mostrar a la Ciudad que sus pocos empleados están vacunados, aunque tiene “muchas razones para pensar” que el control de las vacunas “en la puerta” tendrá un efecto devastador en su facturación.
“Somos un restaurante de 10 mesas que venimos de sobrevivir por meses. La mayoría de nuestra clientela es judía y ya todos sabemos cuál es la opinión de esta comunidad, muy respetable por cierto, sobre estos productos farmacéuticos. No creo que por dejar de comer en un sitio se vayan a motivar a inyectarse”, explicó el empresario que prefirió mantener su nombre en anonimato.
Justamente Williamsburg exhibe uno de los niveles de inmunización más bajos de toda la ciudad: 42%
En cambio, el dueño de este pequeño restaurante acotó que para sus empleados la regla tuvo otro impacto.
“Ya los dos empleados que no estaban vacunados dijeron que lo harían el fin de semana. Es distinto. Muy pocos estarían dispuestos a perder su trabajo”, comentó.
En vecindarios del sur de El Bronx, los días que están por venir en donde para ingresar y disfrutar de algunos espacios, se requerirá una nueva “alcabala”, la tasa de vacunación podría definir días difíciles para actividades comerciales como emprendimientos gastronómicos. Más aún, en localidades como Hunts Points y Tremont, con promedios de vacunación, de 29% y 41% respectivamente.
“Cuando exigíamos la máscara, habían clientes que por eso se ponían como el diablo. Nos decían, si me obligas a eso me voy. No me quiero imaginar ahora que le tienes que exigir la vacuna. Va a ser difícil para nosotros”, comentó José Rosario, un empleado dominicano de un pequeño restaurante en la avenida Hunts Points.
En números: el peso de la pandemia
- 1,000 bares y restaurantes aproximadamente han cerrado definitivamente sus puertas en la Gran Manzana desde marzo de 2020 debido a la recesión económica provocada por la pandemia.
- 27,000 bares y restaurantes operaban en la Gran Manzana previo a la pandemia.
- 198 días entre el cierre general de la economía en marzo y el inicio de la Fase 3 en julio significó miles de dólares en pérdidas para miles de estos comercios, a los cuales solo se les permitía servir sus platillos para llevar.
- 50% del total de estos establecimientos hasta el pasado mes de diciembre corrían el riesgo de cerrar definitivamente sus puertas ante los efectos devastadores de la pandemia.
- 88% de estos comercios hasta diciembre tenían algún mes de renta pendiente.