Grasas saludables: reducen el riesgo de accidente cardiovascular y enfermedades cardíacas

Un reciente estudio presentado en Sesiones Científicas de la Asociación Estadounidense del Corazón de 2021, confirmó que el consumo de grasas de origen vegetal reduce en un 12% las probabilidades de sufrir un derrame cerebral y otras afecciones relacionadas con la salud cardiovascular

aceite de oliva

Cuando el aceite de oliva se coloca en un ambiente frío, las ceras naturales comienzan a separarse del líquido y se unen en pequeños fragmentos o grumos.  Crédito: Shutterstock

A estas alturas todos sabemos que comer demasiada grasa puede aumentar el colesterol “LDL” en sangre, obstruir las arterias y contribuir al riesgo de accidente cerebrovascular y otras formas de enfermedad cardíaca. Además, su consumo recurrente se suele relacionar con un mayor riesgo de padecer obesidad, diabetes, cáncer y otras afecciones. Sin embargo es momento de entender que lo siguiente: lo importante es el tipo de grasa, no la cantidad, sobre todo cuando se trata de derrames cerebrales y la salud cardiovascular. Recientemente se han liberado buenas noticias, según los hallazgos de un nuevo estudio que fueron presentados a inicios de esta semana en Sesiones Científicas de la Asociación Estadounidense del Corazón de 2021: los expertos avalan que comer grasas vegetales saludables reduce el riesgo de accidente cerebrovascular.

El estudio, encontró que las personas que comían la mayoría de su ingesta de grasas en fuentes vegetales tenían un 12% menos de probabilidades de sufrir un derrame cerebral en comparación con las que comían menos. Por otro lado, las personas que consumían los niveles más altos de grasas saturadas de origen animal tenían un 16% más de probabilidades de sufrir un derrame cerebral que las que consumían la menor cantidad de grasas de ese tipo.

De acuerdo con las declaraciones del autor principal del estudio Fenglei Wang, becario postdoctoral en el departamento de nutrición de Harvard. TH Chan School of Public Health: “Nuestros hallazgos indican que el tipo de grasa y las diferentes fuentes alimentarias de grasa son más importantes que la cantidad total de grasa dietética en la prevención de enfermedades cardiovasculares, incluido el accidente cerebrovascular.”

Sobre los tipos de grasas alimentarias:

Lo primero es lo primero: el cuerpo humano necesita de grasa para sobrevivir. Las grasas ayudan a que el organismo pueda absorber las vitaminas de los alimentos, a mantener el funcionamiento de las hormonas, a formar células, a proporcionar energía y a mantenernos con buena temperatura corporal. Todos estos beneficios se relacionan con el consumo de grasas insaturadas, es decir aquellas que provienen de verduras, nueces y pescados grasos. Además, tienen la capacidad de reducir los niveles de colesterol y nos ayudan a mantenernos saludables.

Por lo tanto la pregunta del millón para muchos de nosotros es ¿Cuáles son las principales fuentes de grasas vegetales? De acuerdo con los expertos en nutrición enfocados en salud cardiovascular, son los aceites vegetales líquidos como es el caso del aceite de maíz, cártamo, girasol y soja, que se caracterizan por su alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados, y luego aceites como el aceite de canola y el aceite de oliva, que tienen un alto contenido de ácidos grasos monoinsaturados. No existen dudas: estos son el tipo de aceites que todos debemos utilizar en la preparación de alimentos.

No es ningún secreto decir que las grasas saturadas y trans no son saludables. En el caso de las fuentes saturadas, generalmente provienen de carnes rojas y procesadas, y tienden a ser sólidas a temperatura ambiente. En el estudio, se incluyeron productos de carne de res, cerdo, cordero, tocino, salchichas, mortadela, diversos embutidos y otras carnes procesadas. Esto no quiere decir que los productos de origen animal sean “malos” simplemente es importante tener en cuenta que de manera natural contienen grasas saturadas. Y en el caso de las grasas trans, se caracterizan por encontrarse en una larga lista de alimentos procesados como es el caso de la bollería industrial, golosinas, comidas preparadas y más.

De acuerdo con declaraciones del Dr. Frank Hu: “Una reducción moderada en el consumo de carne roja y procesada dentro de un patrón de alimentación saludable puede reducir la mortalidad total en un 13%, la mortalidad por enfermedades cardíacas, en un 14%, la mortalidad por cáncer en un 11% y el riesgo de diabetes tipo 2 en un 24%. Realmente los números son bastante alentadores. El Dr. Frank Hu, es presidente del departamento de nutrición de Harvard TH Chan School of Public Health, es un reconocido especialista y uno de los autores del estudio sobre accidentes cerebrovasculares.

Existe un dato bastante curioso que surgió en el estudio: la grasa láctea, que incluye quesos, mantequilla, leche, helado y crema, no se asoció con un mayor riesgo de accidente cerebrovascular. Lo cierto es que durante años, ha habido un debate continuo entre los investigadores en nutrición sobre el papel de los lácteos en la dieta: es innegable decir que se trata de una fuente importante de calcio. No en vano, las Pautas dietéticas para estadounidenses 2020-2025 del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos recomiendan el consumo de tres porciones de lácteos por día, preferiblemente versiones bajas en grasa o sin grasa.

Un estudio de larga duración y relevancia:

El estudio analizó 27 años de datos de casi 120.000 enfermeras y profesionales de la salud que forman parte de dos de los estudios nutricionales de mayor duración en los Estados Unidos: el Nurses ‘Health Study y el Health Professionals Follow-Up Study. Cabe mencionar que aunque se trató de un estudio observacional y por lo tanto solo establece una relación entre el consumo de grasas y el riesgo de accidente cerebrovascular, se trata de referencias que sirven como antecedentes de relevancia para establecer nuevas estrategias.

Otras limitaciones del estudio incluyen una población predominantemente blanca (97%) y el hecho de que las personas informan sobre sus hábitos alimenticios cada cuatro años. Aún así, los resultados coinciden con investigaciones anteriores que muestran los beneficios de las dietas basadas en plantas frente a las de origen animal. Para finalizar, Lichtenstein declaró lo siguiente: “Las características clave de un patrón de dieta saludable para el corazón son equilibrar la ingesta de calorías con las necesidades calóricas.” Para lograrlo y mantener un peso saludable, es importante elegir cereales integrales, proteínas magras y de origen vegetal y una variedad de frutas y verduras; limitar la sal, el azúcar, la grasa animal, los alimentos procesados ​​y el alcohol.

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