¿Quién siente más dolor, el hombre o la mujer? Este estudio resuelve la incógnita

Por primera vez, científicos han encontrado diferencias, basadas en el sexo, que determinan la forma en que la médula espinal humana maneja las señales de dolor

Los hombres y las mujeres sienten el dolor de manera diferente.

Los hombres y las mujeres sienten el dolor de manera diferente. Crédito: Andrea Piacquadio | Pexels

La medicina moderna lleva décadas suponiendo que los humanos procesamos el dolor de la misma manera, sin embargo, un nuevo estudio ha demostrado lo contrario.

En general, los científicos creían que las mujeres tienen un umbral más bajo para el dolor que los hombres, sin embargo, las afirmaciones eran muy problemáticas porque el dolor también puede ser subjetivo. 

Ahora, gracias a un nuevo estudio realizado por investigadores en Canadá y publicado por revista Brain, estamos más cerca de comprender las diferencias biológicas que conducen a diferencias basadas en el sexo cuando se trata de sentir dolor.

De acuerdo con los hallazgos, las neuronas en el proceso de frío espinal señalan el dolor de manera diferente en las mujeres que en los hombres.

Datos importantes para saber qué sexo siente más dolor

La importancia de este descubrimiento no puede ser subestimada y estos datos podrían acercarnos a la respuesta:
· Al rededor del 20% de las personas en todo el mundo experimentan dolor crónico, y la gran mayoría de ellas son mujeres. 
· La mayoría de los analgésicos en el mercado ofrecen el mismo medicamento para todos, independientemente del sexo. 
· La mayoría de las investigaciones sobre el dolor utilizan roedores machos.

El dolor no es cuestión de percepción

Los estudios han encontrado que las mujeres son más sensibles a los estímulos dolorosos. No está claro por qué es así, aunque hay evidencia de que el cuerpo femenino tiene una mayor densidad nerviosa y las fluctuaciones de las hormonas femeninas, según la revista Nature, pueden amplificar la percepción del dolor por parte del cuerpo. 

Un estudio de la Universidad de Carolina del Norte también apunta a diferencias genéticas inherentes, al encontrar que las moléculas de ARN codificadas por genes en el cromosoma X, del cual hay dos copias en las mujeres, son más elevadas en las mujeres que desarrollan dolor crónico.

Ahora bien, la médula espinal es una especie de intermediario en la vía del dolor. Cuando los sensores neurales en la piel, los músculos, las articulaciones y los órganos detectan una sensación potencialmente dañina, como una quemadura o una lesión, envían señales a la médula espinal, que a su vez activa otros nervios que envían señales al tronco encefálico y al cerebro. En última instancia, este tren de señales se procesa e interpreta como “ouch”.

Cuando se analizó el tejido de la médula espinal en el laboratorio, los investigadores notaron que un factor de crecimiento neuronal llamado BDNF es fundamental para amplificar la señalización del dolor de la médula espinal en humanos y ratas macho. 

Sin embargo, las hembras humanas y las ratas hembra no se vieron afectadas por el BDNF. Cuando a las ratas hembras se les extirparon quirúrgicamente los ovarios, estas diferencias sexuales desaparecieron, lo que sugiere que la explicación hormonal de por qué las mujeres sienten más dolor puede ser acertada.

“El desarrollo de nuevos analgésicos requiere una comprensión detallada de cómo se procesa el dolor a nivel biológico”, dijo el Dr. Dedek, investigador industrial financiado por MITACS y Eli Lilly en la Universidad de Carleton y el Hospital de Ottawa. “Este nuevo descubrimiento sienta las bases para el desarrollo de nuevos tratamientos para ayudar a quienes sufren de dolor crónico”.

Esta es la primera vez que los científicos encuentran diferencias basadas en el sexo en la señalización del dolor en la médula espinal humana, pero se requerirá más investigación para comprender mejor cómo estas diferencias biológicas hacen que hombres y mujeres procesen el dolor de manera tan diferente.

Es probable que los futuros analgésicos se adapten a las personas y el sexo desempeñe un factor clave en estas prescripciones personalizadas. Por ejemplo, las mujeres pueden necesitar diferentes analgésicos cuando los niveles hormonales fluctúan a lo largo de la vida.


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