Cómo juzgar al joven asesino de Texas, si la sociedad lo crió…

Multitudes podrían tirarse a las calles para pedir un cambio en las leyes referentes a adquisición de armas de fuego, pero eso no resolvería el problema en su totalidad

Tiroteo Uvalde casa abuelos

El pistolero de Uvalde, Texas, Salvador Ramos, vivía en esta casa con sus abuelos./Getty Images  Crédito: ALLISON DINNER | AFP / Getty Images

Más allá de estrujarnos el corazón, llorar por niñitos que no conocíamos y recordarnos que no existe lugar seguro, la horrenda masacre en la escuela de Uvalde, Texas, nos hace reflexionar en cómo este joven asesino pudo cometer el tiroteo masivo más mortal de Estados Unidos, en la última década.

¿Qué lo motivó a asesinar a 19 niños, dos profesoras y herir de bala a su propia abuela. Quizás su madre y familiares un día puedan “arrojar luz”; lo que sí sabemos es que este asesino sin antecedentes criminales, al igual que otros autores de tiroteos masivos, fue víctima de acoso escolar.

Salvador Ramos soñaba con cumplir 18 años y no para entrar a un club, sino para ir a una armería y regalarse los rifles con los cuales vengaría años de rechazos, burlas y daño emocional.

Y así pagaron justos por pecadores. No digo que mejor debió desquitarse con sus acosadores, sino que cada persona que un día se burló, rechazó o “pisoteó” la autoestima de Salvador, puso un granito de arena para crearle un problema emocional que terminó en tan sangrienta masacre.

Los acosadores aprenden su comportamiento en casa, cuando oyen a su mamá criticando lo gorda que está la vecina o cuando el padre furioso insulta a otro conductor en el tráfico.  Los hijos son reflejos de los padres; no aprenden valores con regaños, sino con acciones y sobre todo con ejemplos. También necesitan más comprensión, amor y tiempo, no tenis caros o el último  Iphone.

No estoy juzgando a los padres del asesino, pero me pregunto si como familia trataron de ayudarlo cuando sufría acoso escolar, se sentía rechazado y llegaba a casa triste. Un plan tan macabro como un tiroteo masivo comienza en el hogar con un entorno de sentimientos de odio, soledad y desesperanzas.

Multitudes podrían tirarse a las calles para pedir un cambio en las leyes referentes a adquisición de armas de fuego, pero eso no resolvería el problema en su totalidad. Quien quiere atacar, encuentra la forma de lograrlo.

En una entrevista de la gran periodista María Antonieta Collins al Arzobispo Gustavo García-Siller, este Monseñor dijo lo más cierto y sabio que he podido escuchar referente a esta tragedia. “No podemos juzgar al sujeto (al asesino), si la misma sociedad lo ha criado”. El asesino no se hizo sólo.

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