Estados ‘Desunidos’ de América
Gran parte del problema es la permanencia de una reliquia como el Colegio Electoral que permite la elección de un presidente que perdió en la mayoría de los votos
La Declaración de la Independencia abrió el camino para el experimento de una república con una democracia representativa que nuevamente enfrenta una crisis existencial que sólo puede resolverse con la participación electoral. No hay otra salida.
Nuestro país enfrenta tal como ocurrió en el pasado un desafío profundo que cuestiona los fundamentos en que están basados las instituciones gobernantes. Es un reto generacional que requiere un compromiso total con los valores de una democracia en donde prevalece la agenda de la mayoría de los votantes.
Las encuestas de opinión muestran una desazón entre la mayoría de los estadounidenses producto del deterioro del discurso civil político intolerante, de la inoperancia del Congreso federal y una Suprema Corte de Justicia que, alejada de la realidad, quiere regresar al pasado con fallos impopulares e incomprensibles.
Gran parte del problema es la permanencia de una reliquia como el Colegio Electoral que permite la elección de un presidente que perdió en la mayoría de los votos. Hay países, como Argentina, que basaron sus instituciones en EEUU pero más tarde dejaron el Colegio Electoral por reconocer su peligros. Ese que permitió elegir mandatarios en 2000 y 2016 por una minoría, que luego designaron jueces vitalicios con una agenda rechazada en las urnas por la mayoría de los votantes.
La división que hoy existe en la sociedad ha sido comparada con el periodo previo a la Guerra Civil de 1861. El país está partido en sus valores que guían las políticas desde la social hasta la educativa, la económica y de medio ambiente.
Nuestra nación se ha convertido en los Estados Desunidos de América.
El reto es inmenso para encauzar el rumbo. Lo bueno es que tenemos a mano los elementos para hacerlo. Es el voto y mucho más.
La única manera para detener la avalancha ultra conservadora es participando en todas las instancias de la democracia. Cada votación es un campo de batalla por las ideas y los valores de respeto, tolerancia y humanidad. No hay que dejar campo libre a la intolerancia de los republicanos de hoy.
En todas las elecciones, desde los integrantes de una junta escolar hasta el Presidente, pasando por autoridades locales y estatales, se decide el presente y el futuro de cada comunidad. No se puede esperar que el gobierno federal y menos el Alto Tribunal repare las injusticias contra las minorías y los derechos del individuo.
Hay que participar en la democracia. Alentar e informar a familiares, amigos y allegados de la importancia que tiene hoy dar el voto a un político que sin ambivalencias proteja los derechos y las libertades de todos los estadounidenses.
Es fundamental que los demócratas tengan el control de las legislaturas estatales, el Congreso y la Casa Blanca para que regrese la tolerancia y los jueces miren el presente con sus fallos. Es un justo propósito para este 4 de Julio.