Hijo de expresidente de Honduras y tres amigos fueron ejecutados por pandilleros de la MS-13 en menos de dos minutos tras salir de discoteca

El ataque que cobró la vida de Said Lobo Bonilla, de 23 años, se suma a una cadena de tragedias en la familia Lobo que incluye la muerte de otro de los hijos del exmandatario

Asesinato hijo Porfirio Lobo

Miembros de la Policía Nacional de Honduras investigan la escena del tiroteo en el que murió el hijo del expresidente Porfirio Lobo.  Crédito: Orlando Sierra | AFP / Getty Images

Said Lobo Bonilla, el hijo del expresidente de Honduras, Porfirio Lobo, muerto a balazos junto a otros tres hombres cuando salían de una discoteca en Tegucigalpa, no había recibido amenazas previo al ataque.

Lobo Bonilla, de 23 años, el conductor del vehículo en el que se encontraba y otros dos amigos fueron interceptados la noche del miércoles, pasadas las 2 a.m., por cinco hombres vestidos de policía cerca del bulevar Morazán, espacio de bares y restaurantes en la capital hondureña.

El hermano de Said se libró de la embestida porque viajaba en otro auto.

“No sé de dónde viene esto. No habíamos recibido amenazas, pero se ve que son gente experta”, indicó Jorge Lobo, otro de los hermanos.

Romeo Vásquez, cuyo sobrino Luis Zelaya se encuentra entre las víctimas, dijo que los jóvenes fueron bajados de los vehículos, puestos contra la pared y asesinados con disparos en la cabeza.

El exjefe de las Fuerzas Armadas acudió a la escena.

Las otras víctimas son el conductor del vehículo, identificado como Salomón Velásquez, y Enrique Rodríguez.

La Policía vinculó el crimen a la violencia de pandillas. Preliminarmente, se atribuye a miembros de la pandilla MS-13 los asesinatos. “El asesinato es atribuido a miembros de la Mara Salvatrucha. La intención es provocar caos, inestabilidad y terror”, declaró a medios el director de la Policía Nacional, Gustavo Sánchez.

Las imágenes del ataque de cámaras de seguridad evidencian que el cuarteto fue asesinado en menos de dos minutos con armas largas en la salida del estacionamiento del edificio Torre Morazán. Los atacantes dispararon a poca distancia.

Denis Castro, exdirector de Medicina Forense, confirmó que se trató de un crimen “bien planificado”. El diario español El País llama “la maldición de los Lobo” a la estela de violencia y crimen que rodea a la familia.

El 20 de mayo de 2015, Fabio Lobo, otro hijo del expresidente, fue detenido en Haití por oficiales de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). Fabio se declaró culpable en mayo de 2016. Cumple una condena de 24 años de cárcel, más cinco en libertad condicional por conspirar para importar y distribuir cocaína en Estados Unidos, tras ser sentenciado en septiembre de 2017. Lobo tenía vínculos con el grupo Los Cachiros, una de las principales organizaciones narcotraficantes de Honduras.

Según trascendió en una corte de Nueva York donde se realizó el juicio, Fabio además mantenía una estrecha amistad con Ramón Matta, hijo del legendario narcotraficante Ramón Matta Ballesteros.

A la cadena de tragedias en la familia se suma la muerte de otro hijo de Porfirio, Cristian Javier Lobo. Este murió en Olancho. Allí residía y se dedicaba a trabajar el campo junto a sus abuelos. Cristian Javier, de 37 años, falleció a causa de una intoxicación por alcohol. En 2014, Cristian Javier fue detenido tras una orden de captura en su contra a raíz de una acusación por maltratar a su exnovia.

Para completar la lista, en septiembre de 2019, Rosa Elena de Lobo, la esposa del expresidente, fue condenada a 58 años de cárcel por los delitos de fraude y apropiación ilegal de fondos públicos. En un tribunal de la capital hondureña se probó que Bonilla Lobo desvió fondos para beneficio personal a través de una red de blanqueo de dinero que se supone fuera dirigido a obras públicas.

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