El FBI reconoce tener “cero pistas” del tirador de masacre de familia hondureña en Texas; ofrecen $80,000 de recompensa

El FBI y la Policía de Cleveland, Texas, continúan con la búsqueda de Francisco Oropesa por la matanza de cinco miembros de una familia de Honduras, incluido un niño; se ofrece recompensa de $80,000 dólares

Francisco Oropesa, fugitivo en Texas

Francisco Oropesa ha sido deportado cuatro veces de Estados Unidos. Crédito: FBI | Cortesía

El FBI aumentó sus esfuerzos para localizar a Francisco Oropesa, de 38 años, el hombre señalado de matar a cinco miembros de una familia en una vivienda en el condado de Cleveland, Texas, pero no ha tenido éxito.

“Estamos llegando a callejones sin salida… En este momento tenemos cero pistas”, reconoció James Smith, agente especial a cargo de la oficina del FBI en Houston.

Más de 200 agentes de diversas corporaciones fueron este domingo puerta por puerta en busca de pistas que les permitan arrestar al hombre, pero sin ninguna pista contundente.

“Estamos yendo puerta por puerta con estos 200 agentes, llamando a las casas de los vecinos, haciendo preguntas y buscando pistas”, explicó este domingo en una rueda de prensa el sheriff del condado de San Jacinto (Texas), Greg Capers, quien ha liderado la respuesta al trágico suceso.

Para animar a los vecinos a colaborar, las autoridades están ofreciendo una recompensa de $80,000 dólares para cualquiera que pueda ofrecer información que conduzca al arresto del autor del tiroteo, identificado como Francisco Oropesa, de 38 años y de nacionalidad mexicana.

El viernes por la noche, Oropesa estaba disparando en el jardín de su casa con un fusil AR-15 cuando uno de sus vecinos se le acercó y le pidió que dejara de hacer ruido porque era muy tarde y la familia, incluidos unos niños, no podía conciliar el sueño.

Oropesa respondió irrumpiendo en la vivienda de sus vecinos para dispararles en el cuello y la cabeza, como si se tratara de una “ejecución”, según ha descrito la oficina del sheriff.

El sábado, las autoridades pensaban que tenían al sospechoso acorralado en una zona boscosa cercana al lugar del tiroteo; pero perdieron su rastro y, este domingo, tras ampliar al perímetro de búsqueda, reconocieron que no saben siquiera si el sospechoso se encuentra aún en la zona.

“No sabemos dónde está”, dijo este domingo en la misma rueda de prensa el agente a cargo de la oficina del FBI en Houston, James Smith, quien admitió que ahora mismo las fuerzas de seguridad no tienen ninguna pista sobre el paradero del sospechoso.

Sin embargo, el FBI cree que Oropesa pudo haber contactado a sus amigos para pedirles ayuda para escapar y, ahora, los agentes están intentando identificar a esos amigos para interrogarles.

Las fuerzas de seguridad ya han interrogado a la esposa del acusado “dos o tres veces” y se mantienen en contacto con ella, detalló Capers.

El FBI y la oficina del sheriff han distribuido en redes sociales imágenes del sospechoso y, además, se han colgado en el vecindario letreros en español para pedir colaboración a la comunidad hispana del condado de San Jacinto, una zona rural de Texas con solo 27,000 habitantes.

Las autoridades deletrearon el sábado el nombre del sospechoso como “Oropeza”, pero este domingo lo cambiaron a “Oropesa”.

Los agentes de la oficina del sheriff supieron que algo estaba ocurriendo cuando recibieron un aviso el viernes por la noche.

Se dirigieron inmediatamente a la vivienda; pero, cuando estaban de camino, el centro de comunicaciones del condado empezó a recibir múltiples llamadas del número de emergencia 911 que alertaban de que se estaba produciendo un tiroteo en el lugar al que se dirigían los agentes.

Cuando los agentes llegaron a la vivienda, el tiroteo ya se había producido y el sospechoso se había dado a la fuga.

Dentro de la vivienda había diez personas y cinco perdieron la vida. Los nombres de los fallecidos son Daniel Enrique Lazo, de 8 años; Sonia Argentina Guzmán, de 25 años; Diana Velásquez Alvarado, de 21 años; Obdulia Molina Rivera, de 31 años, y José Jonathan Cáceres, de 18 años.

Según la oficina del sheriff, cuando los agentes llegaron a la vivienda se encontraron a los adultos ya sin vida, mientras que el menor fue trasladado en helicóptero a un hospital, donde murió.

La Policía vio cómo dos de las mujeres fallecidas estaban en el dormitorio de la vivienda y sus cuerpos estaban encima de dos de los niños que sobrevivieron, en un aparente intento de protegerles de las balas.

Los tiroteos son cada vez más frecuentes en Estados Unidos y, en 2023, ya se han registrado al menos 176 tiroteos masivos, según Gun Violence Archive (GVA), una organización sin ánimo de lucro.

GVA define como tiroteo masivo aquel que acaba con cuatro víctimas, sean muertos o heridos, sin incluir al autor del ataque si es que ha fallecido o sufrido lesiones durante el suceso.

Con información de EFE

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