El problema con la Ley para la Reducción de la Inflación que podría hacer retroceder la agenda de equidad de Biden
La legislación, entre otras cosas, limita el gasto de bolsillo en medicamentos para los afiliados a Medicare a $2,000 por año y extiende los subsidios para ayudar a las personas a pagar los planes de seguro médico
La administración de Biden y los demócratas del Congreso han expresado un fuerte deseo de corregir el racismo sistémico y las desigualdades estructurales en nuestro sistema de atención médica, y han gastado una cantidad substancial tanto de tiempo como de dinero en este tema.
La Ley para la Reducción de la Inflación del año pasado, en particular, presentó una larga lista de reformas para mejorar la equidad en la salud. La Ley limita el gasto de bolsillo en medicamentos para los afiliados a Medicare a $2,000 por año, limita el costo de bolsillo de la insulina, el tratamiento estándar para la diabetes, que afecta de manera desproporcionada a los estadounidenses afroamericanos e hispanos, a $35 por mes y extiende los subsidios para ayudar a las personas a pagar los planes de seguro médico. Estas reformas benefician a todos, pero especialmente a las comunidades desatendidas, que siempre han tenido menos acceso a una atención asequible y de calidad.
Pero no hay ley perfecta, y la Ley IRA se beneficiaría de un pequeño ajuste diseñado para alentar la investigación de medicamentos de “moléculas pequeñas” que salven vidas, los cuales son particularmente necesarios en las comunidades desatendidas.
Irónicamente, la ley destinada a combatir la inequidad contiene una disposición que exige un trato discriminatorio, aunque afortunadamente, la discriminación se dirige a diferentes tipos de drogas, en lugar de a las personas.
Por el contrario, los funcionarios de Medicare pueden negociar precios más bajos en medicamentos de molécula pequeña, que a menudo vienen en forma de píldoras o tabletas, y comenzar a ahorrar después de que esos medicamentos hayan estado en el mercado durante 9 años.
Esa disparidad les da a los fabricantes de medicamentos un incentivo para dedicar más recursos a los productos biológicos en lugar de a los compuestos de moléculas pequeñas, porque el período de exención más largo para los productos biológicos ofrece el potencial de mayores ganancias.
No tiene sentido médico o fiscal que el gobierno ponga su dedo en la balanza a favor de los productos biológicos a expensas de los tratamientos de moléculas pequeñas. Ambos tipos de medicamentos salvan vidas. Y los medicamentos de molécula pequeña en realidad ofrecen varias ventajas singulares.
Debido a que los medicamentos de molécula pequeña por lo general vienen en forma de píldoras, los pacientes los obtienen en la farmacia o por correo, y pueden tomarlos en casa, lo que puede ser más conveniente que los productos biológicos (como la infusión de quimioterapia) que generalmente requieren administración bajo supervisión médica en una instalación médica.
Las minorías raciales y étnicas a menudo tienen mucho peor acceso a las instalaciones médicas y a los servicios de transporte necesarios para llegar a ellos que las comunidades más pudientes.
Por ejemplo, las personas hispanas y afroamericanas son desproporcionadamente más propensos que las personas blancas a depender del transporte público en áreas urbanas. Los sistemas de transporte público todavía están estratificados racialmente, con comunidades desatendidas que reciben un servicio de inferior calidad. Las personas afroamericanas e hispanas tienen que esperar más tiempo por el servicio de autobús, y los autobuses no atienden a tantas paradas.
En otras palabras, es más probable que los pacientes de minorías tengan dificultades para acceder a productos biológicos, en comparación con las píldoras de moléculas pequeñas que se pueden enviar a sus hogares o recoger en una farmacia local. Por lo tanto, sería preocupante si los desarrolladores de fármacos se alejaran de las moléculas pequeñas y se acercaran a los productos biológicos.
Afortunadamente, una solución a este problema en particular es relativamente simple. El Congreso podría modificar la Ley para permitir que Medicare se beneficie de precios negociados más bajos después de que todos los medicamentos, independientemente del tamaño de la molécula, hayan estado en el mercado durante 13 años.
Los pacientes necesitan más tratamientos nuevos, tanto de moléculas pequeñas como de grandes. Pero los científicos deberían buscar estas terapias en función de su potencial médico y no porque el gobierno haya incentivado arbitrariamente una sobre la otra.
Rosa Mendoza es la fundadora, presidenta y directora ejecutiva de ALLvanza, una organización sin fines de lucro que aboga por el éxito de los latinos y otras comunidades desatendidas en nuestra sociedad basada en la innovación y la tecnología.