Él Awards: Henry Garrido
Director Ejecutivo del Consejo Distrital 37
Henry Garrido recuerda que cuando era muy pequeño, su mamá lo llevaba a su trabajo como limpiadora de casas de gente acomodada en su natal República Dominicana. No le permitían salir de un rincón, y lo que su madre hacía para entretenerlo era darle libros.
“[Por eso] mi mentalidad era que yo iba a ser una persona rica y poderosa, porque yo tenía que sacar a mi mamá de la pobreza”, recuerda.
Garrido llegó a este país a los 14 años, y a los 15 fue admitido en la universidad, donde estudió arquitectura. Mientras, su madre trabajaba en una fábrica. Cuando algo pasaba con los empleados, Garrido recuerda que su progenitora lo tomaba de la mano y lo llevaba a las oficinas del sindicato donde recibiría un cheque o le ayudarían a buscar otro trabajo.
“Entonces yo asocié las uniones como un sitio donde uno consigue ayuda”, dijo.
Cuando ya era arquitecto comenzó a trabajar en una firma. Le dijeron que había una disputa en República Dominicana y que tenía que viajar. Al llegar allá, vio que a los empleados se les maltrataba, les pagaban poco y vivían en malas condiciones.
“Eso me cambió la vida, me sentí horrible”, dijo. “Entonces juré que nunca iba a trabajar en un lugar donde no se luchara por los derechos de los empleados”.
Regresó a Nueva York, renunció a su puesto y se fue a trabajar con el gobierno de la ciudad y su sindicato, donde ya le habían ofrecido trabajo antes.
Esto sucedió hace 27 años, y actualmente, luego de una carrera que ha pasado por varios puestos, Garrido se desempeña como Director Ejecutivo del Consejo Distrital 37, el sindicato de empleados municipales más grande de la ciudad de Nueva York.
Es el primer latino en liderar esta institución en sus 80 años de existencia, que agrupa a 121 mil empleados que trabajan en escuelas públicas, bibliotecas, instituciones culturales, corporaciones de salud y hospitales, la Metropolitan Transportation Authority, la School Construction Authority, entre otras organizaciones.
Ahora entiende que la riqueza no es tener mucho dinero, sino tener valores y respetar a los demás.
“Luchar por los derechos de los demás reforzó lo que me dijeron de niño”, dijo. “Que un ser humano merece respeto en todo el sentido de la palabra”.