Efectos del invierno en el estado emocional y la alimentación, ¿por qué comemos más?
El aumento del apetito en invierno ocurre por una serie de factores, según una especialista
El invierno y la Navidad van juntos en muchas partes del mundo, una coincidencia que trae consigo algunos cambios en la alimentación y el estado de ánimo, pues con las bajas temperatura, una disminución de la luz solar y el frío, el aumento del apetito es frecuente.
Una especialista en nutrición humana, Sidonia Rolandi, asegura que el frío no es una licencia para comer mal, entre otras cosas porque hay muchas maneras de combatirlo.
Sin embargo, pero explica los factores que influyen en ese cambio de la alimentación en esta época tan especial del año en la que se conjugan varias cosas.
Explica que el pequeño aumento del metabolismo basal que ocurre en invierno puede incrementar el gasto calórico, por lo que no se justifica el consumo excesivo de comidas hipercalóricas y mucho menos el exceso de peso, indica El Tiempo.
Factores que influyen en la relación entre el invierno y el apetito
El tipo de alimentos influye: la calidad y composición de los alimentos es otro factor que influye. “Antiguamente, los alimentos más calóricos que se podían encontrar eran frutos secos, semillas o frutas secas. Sin embargo, hoy en día tenemos un amplio catálogo de alimentos procesados con ingredientes no muy recomendables, ni interesantes nutricionalmente, que normalmente son los que más se consumen”, señala.
Efectos de la temperatura y el estado de ánimo: la alimentación emocional es otro de los factores que influye, debido a que en los meses fríos estamos expuestos a una menor exposición a la luz solar y esto a su vez genera, indica El Tiempo, una disminución en los niveles de serotonina, el neurotransmisor asociado con la sensación de bienestar y felicidad.
Este proceso influye directamente en el deseo de “alimentos ricos en carbohidratos y azúcares, que proporcionan una rápida y temporal elevación de la serotonina, resultando en lo que muchos denominan «alimentación emocional» o «comfort food»”.
Claves para comprender la relación entre el invierno y el apetito: una vez que se comprende la relación que hay entre “el ánimo, la serotonina, el frío y el hambre en invierno, puede ser el primer paso para tomar decisiones más conscientes sobre nuestra alimentación”.
Rolandi admite que “sí que hay un componente tanto evolutivo como cultural que nos hace consumir más calorías durante los meses más fríos del año, pero no tiene por qué ser una excusa para comer mal”.
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