Aranceles van a hacer que la vida sea más cara para las familias: CAP
CAP advierte que la vida se encarecerá para las familias y las pequeñas empresas sufrirán para pagar las nóminas

Los estadounidenses pueden esperar precios más altos y compañías emproblemadas. Crédito: Shutterstock
Tras la noticia de que Trump está imponiendo aranceles a México, Canadá y China, el portavoz de Center for American Progress (CAP), Colin Seeberger, emitió el siguiente comentario:
“Estos aranceles van a hacer que la vida sea más cara para las familias que luchan por llegar a fin de mes y las pequeñas empresas que trabajan para pagar la nómina. Aumentarán el costo de los gastos diarios, como la gasolina, los alimentos y la ropa, al tiempo que aplastarán el crecimiento económico”.
Seeberger agregó: “Los republicanos en el Congreso tienen el poder de detener esta política contraproducente y devastadora, pero les importan más sus propios empleos que los agricultores, minoristas y fabricantes estadounidenses como daño colateral en la guerra comercial de Trump”.
Colin Seeberger es asesor sénior de Center for American Progress. Antes de unirse a American Progress, Seeberger ocupó varios cargos en asuntos públicos y dirigió campañas de defensa de temas en Young Invincibles, una organización sin fines de lucro de defensa y políticas para adultos jóvenes. También tiene experiencia en investigación, habiendo trabajado en numerosos ciclos con Grindstone Research.
Los aranceles del 25% sobre los productos de Canadá y México entraron en vigor a primera hora del martes. Trump también confirmó otro arancel del 10% a los productos chinos, sumándose a una tasa adicional del 10% que entró en vigor el 4 de febrero.
Ante estos hecho, un reporte de autoría de Ryan Mulholland y Mike Williams, colaboradores del CAP, puntualizaron algunos puntos que afectarán los aranceles de Trump:
En primer lugar, un arancel general gravaría por igual todas las importaciones de adversarios y aliados, lo que dificultaría la diferenciación entre los exportadores de un mercado en particular que cumplen los estándares más altos y, por lo tanto, merecen ser recompensados con un acceso preferencial al mercado de consumo estadounidense. También dificultaría la colaboración con socios internacionales para mejorar la resiliencia de las cadenas de suministro, descarbonizar los patrones de producción o aumentar los derechos de los trabajadores.
En segundo lugar, los acontecimientos del primer mandato de Trump demuestran que los líderes mundiales aprendieron rápidamente que su “tributo” podía ser pagado en forma de un titular positivo que favoreciera la imagen que tenía Trump de sí mismo, en lugar de en forma de compromisos reales que mejoraran la competitividad de Estados Unidos.
En tercer lugar, el gobierno entrante de Trump puede esperar que los líderes mundiales se le acerquen con la mano en la cabeza y le ofrezcan concesiones bilaterales si Estados Unidos elimina los aranceles a sus exportadores, la reacción de muchos gobiernos podría ser notablemente diferente.
En cuarto lugar, el arancel general de Trump probablemente provocará que gobiernos y consumidores extranjeros tomen represalias contra los productos y las empresas estadounidenses. Los líderes mundiales ya están dando señales de su disposición a ser agresivos en el uso de medidas de represalia, ya sea mediante aranceles propios o mediante acciones en una esfera diferente de competencia o influencia.
Por último, y tal vez la razón principal por la que su arancel generalizado es tan mal concebido, el énfasis de la administración entrante de Trump en extraer concesiones bilaterales no hará nada para posicionar a la industria estadounidense para ser más competitiva en el futuro.
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