El Atlántico sorprende con calma en pleno pico de huracanes: primera vez en casi una década sin ciclones activos
El Atlántico atraviesa su pico de huracanes con inusual calma: no se registra actividad en septiembre, algo que no ocurría desde 2016

Contrario a lo pronosticado, este 2025 ha sido una temporada de huracanes un tanto inactiva. Crédito: NOAA | AP
La temporada de huracanes en el Atlántico atraviesa un comportamiento inusual: por primera vez en casi 10 años, el 10 de septiembre, considerado el punto de máxima actividad ciclónica del año, transcurrió sin que hubiera un solo sistema activo en la cuenca.
Según informó CNN, el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) confirmó que la tormenta tropical Fernand, disipada el 28 de agosto, fue el último fenómeno registrado y no se espera la formación de nuevos ciclones, al menos en los próximos 7 días.
El dato rompe con la dinámica histórica de la región. De acuerdo con cifras de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), en cerca del 75% de los últimos 76 años se ha registrado al menos una tormenta tropical en esta fecha. La última vez que ocurrió una calma similar fue en 2016. Y si la inactividad se mantiene, se marcaría otro récord: el lapso más largo de septiembre sin tormentas desde 1992, cuando el sistema Bonnie apareció hasta el día 18, según la Oficina Nacional del Servicio Meteorológico de Nueva Orleans.
La temporada de huracanes se extiende oficialmente de junio a noviembre, pero es entre mediados de agosto y principios de octubre cuando alcanza su mayor intensidad. El 10 de septiembre representa el pico estadístico debido al calor acumulado durante el verano, la humedad atmosférica y la baja cizalladura del viento, condiciones que suelen detonar la formación de ciclones.
Factores que explican la ausencia de tormentas en septiembre
El comportamiento atípico se debe principalmente a la presencia de aire seco y estable sobre el Atlántico, lo que inhibe el desarrollo de nubes y reduce las posibilidades de lluvias intensas. Normalmente, en septiembre abunda la humedad suficiente para facilitar la formación de ciclones, pero este año las condiciones han jugado en contra. Una zona de inestabilidad que se extendió entre África y el Caribe a inicios de mes no logró evolucionar en tormenta justamente por esa influencia.
Otro factor clave es la temperatura del agua superficial, que se mantiene por encima del promedio, aunque sin alcanzar los extremos de 2023 y 2024. Según CNN, esta energía oceánica, resultado en parte del calentamiento global causado por el uso de combustibles fósiles, está disponible para alimentar posibles sistemas tropicales. No obstante, la atmósfera aún no ha ofrecido las condiciones adecuadas para aprovechar ese combustible natural.
En cuanto a la cizalladura del viento (variación en velocidad y dirección en distintas altitudes), suele ser baja en esta época, lo que favorece el desarrollo ciclónico. En este caso, no fue un obstáculo relevante. La falta de humedad fue el factor decisivo que dejó al Atlántico en calma durante los primeros días de septiembre.

Temporada 2025 con menos tormentas y trayectorias más cortas
Hasta el 9 de septiembre, el balance de la temporada marca 6 tormentas con nombre propio, lo cual está por debajo del promedio registrado entre 1991 y 2020. La mayoría de ellas tuvo trayectorias cortas y efectos limitados, salvo el huracán Erin, que alcanzó la categoría 5 y se mantuvo activo más de 10 días.
Aunque el número de fenómenos ha sido menor, algunos tuvieron impactos significativos. La tormenta Barry dejó graves inundaciones en Texas el 4 de julio, mientras que la tormenta tropical Chantal provocó víctimas mortales y daños materiales en Carolina del Norte. El huracán Erin también afectó al Caribe y generó oleajes peligrosos en la costa este de Estados Unidos.
En promedio, para estas fechas suelen haberse formado al menos 3 huracanes, por lo que la temporada 2025 se perfila como menos activa de lo habitual en términos de cantidad, aunque con consecuencias severas en casos puntuales.
Más del 50% de la actividad ocurre después del 10 de septiembre
Los meteorólogos advierten que la calma actual podría ser engañosa. De acuerdo con los indicadores más utilizados, más de la mitad de la actividad de huracanes en el Atlántico ocurre después del 10 de septiembre.
La experiencia reciente lo demuestra. En 2023, el huracán Helene devastó varias regiones de Florida y Tennessee a finales de septiembre, mientras que Milton impactó en octubre. Un año antes, en 2022, el huracán Ian alcanzó categoría 4 y dejó un saldo de destrucción en el suroeste de Florida.
Por esta razón, los especialistas llaman a no bajar la guardia y recuerdan que la temporada se extiende hasta el 30 de noviembre. Las comunidades costeras deben mantener planes de emergencia y atender las alertas oficiales para reducir riesgos.
Expectativa hacia el final de la temporada
El escenario actual plantea interrogantes sobre la influencia de factores oceánicos y atmosféricos en un contexto marcado por el calentamiento global. Aunque los modelos no anticipan actividad en los próximos días, la energía térmica acumulada en el océano y la eventual desaparición de las masas de aire seco podrían detonar nuevas tormentas en cuestión de días.
En este sentido, los expertos insisten en que la tranquilidad observada no debe interpretarse como una garantía de seguridad. “Basta un solo huracán de gran intensidad para marcar el rumbo de toda una temporada”, recuerdan los informes.
Así, la recomendación se mantiene clara: permanecer atentos a los pronósticos oficiales, seguir de cerca los avisos del NHC y reforzar las medidas de prevención comunitaria. El Atlántico, aunque hoy luzca sereno, aún podría sorprender con episodios de alta peligrosidad en lo que resta del año.
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