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Cierre del gobierno en EE.UU.: ¿cómo afecta a los viajes en avión y en tren?

El cierre federal en EE.UU. mantiene vuelos y trenes en marcha, pero miles de empleados trabajan sin sueldo bajo gran incertidumbre

Aeropuerto

De momento, el cierre de gobierno no afecta los planes de viaje de los turistas. Crédito: Richard Vogel | AP

El cierre temporal del gobierno federal de Estados Unidos ya se deja sentir en el sector transporte, afectando a millones de viajeros y a miles de trabajadores que deben cumplir sus funciones sin percibir salario. Aunque los aeropuertos y trenes siguen operativos, la tensión y la incertidumbre crecen día a día.

De acuerdo con ABC News, la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés) mantendrá en funciones a la gran mayoría de sus empleados. De los 61,475 trabajadores, 58,488 seguirán operando en los puntos de control de los aeropuertos. Sin embargo, su sueldo queda suspendido mientras dure la paralización presupuestaria.

La medida garantiza que los pasajeros podrán continuar sus viajes sin cancelaciones inmediatas, pero genera un problema grave para los empleados, que deben seguir trabajando pese a no recibir ingresos.

Aerolíneas y vuelos mantienen operaciones

Según el plan de contingencia del Departamento de Transporte (DOT, por sus siglas en inglés), más de 13,000 controladores aéreos también permanecerán en servicio, bajo las mismas condiciones de no pago. La formación de nuevos controladores continuará en la academia, gracias a fondos previamente asignados.

Las aerolíneas comerciales, por su parte, confirmaron que mantendrán sus horarios habituales, ya que sus empleados no forman parte de la nómina federal y, por lo tanto, están fuera del alcance directo de la parálisis.

Aun así, expertos advierten que la presión sobre los trabajadores de seguridad y control aéreo podría traducirse en mayores tiempos de espera en aeropuertos, además de posibles retrasos si el conflicto se prolonga.

Los aeropuertos garantizan que seguirán con sus operaciones de manera normal, pese a que la mayoría de los empleados deberán trabajar sin recibir compensación económica alguna. (Foto: Tony Gutierrez/AP)

El recuerdo del cierre de 2018-2019

La situación actual revive la memoria del último cierre prolongado del gobierno en 2018-2019, que se extendió por 35 días, el más largo en la historia del país.

En ese entonces, la Asociación Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (NATCA, por sus siglas en inglés) advirtió que la suspensión de actividades cruciales afectó directamente la seguridad del espacio aéreo nacional. CBS News recordó que la crisis derivó en ausencias masivas dentro de la TSA, lo que ocasionó cierres de líneas de seguridad y filas más largas en los aeropuertos.

Además, se registraron ausencias críticas entre los controladores aéreos en puntos neurálgicos como Nueva York, Washington D.C. y Jacksonville, Florida, lo que obligó a suspender temporalmente operaciones en el aeropuerto de LaGuardia y provocó retrasos en vuelos en ambas costas.

Horas después de esa parálisis en LaGuardia, el entonces presidente Donald Trump puso fin al cierre. Según reportó The New York Times, el senador Bernie Sanders atribuyó la reapertura a la presión ejercida por los controladores aéreos.

Amtrak asegura normalidad en sus servicios

Mientras el transporte aéreo enfrenta incertidumbre, la operadora nacional de trenes Amtrak descartó afectaciones inmediatas. En un comunicado citado por CBS News, la compañía aseguró que los pasajeros con boletos en el Corredor Noreste y en rutas nacionales no verán alteraciones en sus viajes, ya que sus operaciones cuentan con financiamiento separado.

Riesgos de un cierre prolongado

Aunque no todos los sectores del transporte están igualmente expuestos, la situación evidencia la fragilidad del sistema frente a una parálisis presupuestaria. Para los trabajadores federales que dependen de un salario regular, cada día sin paga supone un golpe directo a su economía familiar.

La capacidad del sistema aeroportuario de sostener operaciones normales bajo estas condiciones ya está bajo escrutinio. La experiencia de 2018-2019 muestra que la tensión laboral puede derivar rápidamente en ausencias masivas, cancelaciones y demoras generalizadas.

El panorama, además, golpea la moral de los empleados que, a pesar de mantener las operaciones en pie, lo hacen sin la seguridad de un ingreso fijo. Esto abre la puerta a un escenario de creciente frustración laboral.

Viajeros atentos y gobierno bajo presión

Los viajeros estadounidenses y extranjeros pueden continuar con sus planes de vuelo y tren, aunque con cautela. La incertidumbre obliga a muchos a prever demoras o contratiempos, especialmente si el cierre se extiende por semanas.

En el plano político, el pulso entre el Congreso y la Casa Blanca por el presupuesto coloca a los trabajadores del sector transporte en una posición vulnerable. El precedente demuestra que, si la situación se agrava en aeropuertos y estaciones, la presión pública podría acelerar un acuerdo legislativo para restaurar el financiamiento.

Por ahora, el transporte en EE.UU. sigue en marcha. Sin embargo, los tiempos de espera, la estabilidad de los vuelos y la moral de los trabajadores son factores que podrían convertirse en detonantes de una nueva crisis si el cierre no se resuelve en el corto plazo.

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