Qué pasa con la cuenta de banco de alguien que fallece
Las cuentas con beneficiarios o co-titulares evitan juicios y entregan el dinero más rápido tras un fallecimiento, según las normas bancarias

Aunque no se tengan grandes ahorros, dejar las cuentas bancarias sin instrucciones puede generar demoras y problemas familiares. Crédito: Ground Picture | Shutterstock
Cuando una persona muere, las emociones suelen mezclarse con una serie de trámites financieros que deben resolverse de inmediato. Una de las dudas más comunes entre las familias es qué ocurre con las cuentas bancarias del fallecido y quién puede acceder a ese dinero.
La respuesta depende del tipo de cuenta y de si existen beneficiarios designados.
Qué sucede con las cuentas compartidas
En el caso de las cuentas conjuntas, la mayoría incluyen una cláusula conocida como ‘derecho de supervivencia’, que permite que el co-titular mantenga el control del dinero sin necesidad de pasar por un proceso judicial.
Esto significa que, al fallecer uno de los dueños, el otro conserva el acceso automático a los fondos y puede seguir realizando pagos o movimientos con normalidad.
Sin embargo, no todas las cuentas conjuntas cuentan con esta protección.
Por eso, los bancos recomiendan revisar el contrato o comunicarse directamente con la institución para confirmar si la cuenta tiene activado este derecho.
Cuentas con beneficiarios designados
Cuando la cuenta pertenece a una sola persona, es posible evitar complicaciones si se añade un beneficiario ‘pagadero al fallecer’ (POD, por sus siglas en inglés) o ‘transferible al fallecer’ (TOD).
Este mecanismo permite que los fondos se transfieran directamente al beneficiario designado en cuanto el banco recibe el certificado de defunción.
La ventaja principal es que este proceso no pasa por el tribunal testamentario (probate), lo que agiliza la entrega del dinero y reduce costos legales.
Además, se pueden asignar varios beneficiarios y definir qué porcentaje recibirá cada uno.
Cuando se requiere proceso legal
Si la persona fallecida no tenía co-titular ni beneficiarios registrados, el dinero de la cuenta pasa a formar parte de su herencia y debe distribuirse a través del proceso de sucesión judicial o probate.
En este trámite, un juez se encarga de determinar cómo se reparten los bienes, verificar el pago de deudas y resolver posibles disputas entre los herederos.
Durante ese periodo, que puede extenderse por varios meses, las cuentas permanecen congeladas.
Solo el albacea o administrador del patrimonio, una persona designada por el tribunal, puede solicitar al banco el acceso a los fondos presentando los documentos legales correspondientes.
La importancia de planear con anticipación
Aunque no se tengan grandes ahorros, dejar las cuentas bancarias sin instrucciones puede generar demoras y problemas familiares.
Por ello, los expertos financieros recomiendan añadir un co-titular o designar beneficiarios como una de las formas más simples de asegurar que el dinero llegue rápidamente a quien corresponda.
Confirmar estos detalles con el banco toma solo unos minutos y puede evitar muchos dolores de cabeza a los seres queridos, especialmente en momentos difíciles.
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