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CEPAL: La desigualdad persiste, pero la pobreza en Latinoamérica se reduce a un nivel histórico en 2024

La pobreza en Latinoamérica cayó al 25.5% en 2024, el nivel más bajo registrado hasta la fecha

La pobreza se redujo en Latinoamérica en 2024 de acuerdo con la Cepal, pero todavía hay sectores fuertemente vulnerables en la región.

La pobreza se redujo en Latinoamérica en 2024 de acuerdo con la Cepal, pero todavía hay sectores fuertemente vulnerables en la región. Crédito: UNICEF/Nyan Zay Htet | Cortesía

En 2024, la pobreza monetaria en Latinoamérica cayó al 25.5%, marcando un mínimo histórico de acuerdo con el estudio: ‘Panorama Social de América Latina y el Caribe 2025’, elaborado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) de la ONU.

Este declive estuvo impulsado principalmente por las cifras de combate a la pobreza en México y Brasil y contrasta con la persistente desigualdad que sigue afectando a sectores vulnerables de toda la región.

Sin embargo, cerca de 162 millones de personas se mantienen en una situación de pobreza monetaria el año pasado, lo que supone una disminución del 2.2% con respecto al 2023, para situarse en el nivel más bajo desde que hay datos comparables.

La desigualdad sigue presionando sectores vulnerables

La pobreza extrema, por su parte, afectó al 9.8% de la población (62 millones de personas) en 2024, lo que representa una reducción del 0.8% respecto a 2023 pero es 2.1% más alta que la tasa registrada en 2014, cuando se alcanzó el nivel más bajo de las últimas tres décadas.

El estudio confirma que la pobreza y la pobreza extrema ha tenido una tendencia a la baja en los últimos años, pero la desigualdad sigue presionando a los sectores más vulnerables en una región plagada de heterogeneidad.

A detalle, la CEPAL confirmó descensos en la pobreza monetaria y en la multidimensional, que mide nivel de ingresos y el acceso a derechos como salud, educación, vivienda y trabajo.

“La fuente que más impacto tuvo en las variaciones de la pobreza en todos los países fue el ingreso por trabajo asalariado“, detalla el estudio.

En cuanto a la pobreza multidimensional, entre 2014 y 2024, la reducción pasó del 34.4% al 20.9%, con una tendencia interrumpida desde 2020, por el confinamiento provocado por la pandemia.

Sin embargo, los índices de pobreza multidimensional son preocupantemente altos en países como  Guatemala, Honduras y El Salvador, donde la cifra es superior al 50% al 2024, mientras que en Chile, Costa Rica y Uruguay afecta a menos del 6% de la población.

“La mayoría de los países de América Latina y el Caribe enfrentan tres trampas del desarrollo que limitan la mejora del bienestar de su población: una de baja capacidad para crecer; otra de alta desigualdad, baja movilidad social y débil cohesión social, y una tercera de bajas capacidades institucionales y de gobernanza poco efectiva”, concluyó el estudio.

Además, en la última década, la desigualdad de ingresos en la región es persistentemente más alta que la de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El índice de Gini, que mide la desigualdad en la distribución de ingresos de una población, como un país o una región, indica que América Latina y el Caribe es el segundo más alto del mundo, solo inferior al África Subsahariana.

Mientras que en cuatro de los cinco países que más redujeron la desigualdad entre 2021 y 2024, este avance se debe a las mejoras distributivas se explica principalmente por el mercado laboral, pero que aún tiene una estructura “profundamente desigual”.

“Aunque el aumento del nivel educativo debería traducirse en mayor participación, menor desocupación, mejores salarios y más acceso a empleos de calidad para todas las personas, esto no ocurre de manera equitativa, lo que afecta negativamente a grupos históricamente excluidos”, indica el reporte.

El alto impacto de la economía informal en la región

Otro hallazgo preocupante del estudio es que la informalidad laboral, que afecta a casi la mitad de las personas ocupadas, especialmente a las mujeres, personas jóvenes y personas trabajadoras de menores ingresos, todas ellas, expuestas a la falta de cobertura legal y de acceso efectivo a la protección social.

Finalmente en 2024, un conjunto de 24 países de la región registró un gasto social del gobierno promedio del 11.6% del PIB y un 53.7% del gasto público total, luego que este rubro alcanzó valores máximos en 2020 por la pandemia.

Entre los 17 países que conforman América Latina, el valor promedio del gasto social del gobierno central por persona fue de $1,110 dólares en 2024, $53 dólares por debajo de su nivel más alto de 2022 y $3 dólares por encima del registrado en 2023.

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