Republicanos ponen la mira en reforma del sistema de “Welfare” este año

Hay 40,6 millones de pobres en EEUU, incluyendo 11,1 millones de hispanos, y muchos dependen de la asistencia pública para sobrevivir

WASHINGTON— La Casa Blanca y sus aliados republicanos del Congreso continúan celebrando la aprobación de su polémica reforma fiscal, pero en breve iniciarán un álgido debate sobre la reforma del sistema de beneficencia pública, o “Welfare”, para atajar el abultado déficit.

La reforma de los programas de ayuda pública para personas de bajos recursos, incluyendo requisitos de trabajo para beneficiarios de “Medicaid”, figura en la lista de prioridades legislativas de los conservadores este año, pero primero tienen que lograr un acuerdo para un presupuesto de largo plazo.

El mes pasado, el presidente Donald Trump dijo que la reforma del “Welfare” sería abordada tras la aprobación de la reforma fiscal, que ofrece recortes de impuestos principalmente para los millonarios y las corporaciones.

La portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, dijo el miércoles que Trump mantiene su oposición a recortes a “Medicare”, “Medicaid”, y el sistema del Seguro Social, tal como lo prometió durante la contienda de 2016.

El asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, confirmó recientemente que la reforma del “Welfare” figura entre las prioridades de Trump, y que hay propuestas ante el Congreso que, según aseguró, recibirían apoyo bipartidista.

Pero Cohn no ha ofrecido detalles sobre la revisión de todos los programas federales que el mandatario prevé solicitar presuntamente mediante una orden ejecutiva.

Fuentes allegadas al proceso confirmaron hoy a este diario que la Administración presentará en breve una propuesta formal en torno a cambios a “Medicaid”, un programa creado hace medio siglo para gente pobre. En la actualidad, nueve estados buscan exigir que los beneficiarios sostengan empleo para recibir beneficios.

En todo caso, la oposición de Trump a los recortes –que perjudicarían a votantes de su base- contraviene la de sus aliados republicanos en el Congreso, que con seguridad tendrán que recortar programas sociales para financiar los recortes de impuestos de la reforma fiscal, y evitar que aumente el déficit, según expertos.

El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo antes del receso decembrino que su partido retomará el diálogo sobre una reforma del “Welfare” este año –la idea tiene amplio entre los ultraconservadores que apoyan una reducción del gasto fiscal-, aunque no precisó cuál sería la estrategia ni si sería a través del proceso presupuestario.

“Los tipos de reformas que vamos a perseguir son los que permitan que la gente que recibe Welfare se ponga a trabajar”, explicó Ryan a la cadena televisiva ABC.

Según Ryan, ayudar a la gente a reintegrarse al mercado laboral beneficia a la economía y al presupuesto federal. Sólo que él no ha explicado cómo facilitarán la creación de empleos y la transición fuera de los programas de beneficencia pública.

En el lado del Senado, sin embargo, hay poco apetito entre los republicanos para debatir una reforma del “Welfare” que suponga recortes en los cupones de comida y seguro médico, especialmente en medio de un año de elecciones legislativas.

En 2016, la tasa de pobreza en EEUU fue del 12,7%, un descenso del 0,8% respecto al año anterior. En la actualidad, hay 40,6 millones de pobres en el país, muchos de los cuales dependen del “Welfare” para sobrevivir, según datos del Censo.

Entre los hispanos, la tasa de pobreza bajó de 21,4% en 2015 a 19,4% en 2016, lo que se traduce a un total de 11,1 millones de pobres.

En declaraciones a este diario, Rebecca Vallas, directora del “Programa de la Pobreza a la Prosperidad”, del Centro para el Progreso Estadounidense (CAP,  por su sigla en inglés), aseguró hoy que la agenda republicana implica recortar programas de salud, vivienda y alimentos para financiar los recortes de impuestos.

A sabiendas de que recortar el “Medicaid” sería impopular, Trump y Ryan están tratando de afinar sus argumentos para promover una reforma del “Welfare” que imponga requisitos laborales a los beneficiarios, dijo.

“Pero privar a la gente desempleada de seguro médico, vivienda y comida no les va a ayudar a encontrar trabajo más rápido”, observó Vallas.

Para la experta, la estrategia de los republicanos tiene el objetivo de “estigmatizar” y reforzar los mitos de que las personas que dependen de la ayuda del gobierno para sobrevivir  “no quieren trabajar”.

Según Vallas, si Trump y los republicanos quieren ayudar a “los olvidados” por el sistema y a quienes dependen de la asistencia pública, deberían comenzar con un aumento del salario mínimo, que se sitúa en $7,25 la hora desde 2009, a al menos $12 la hora para 2020.

Muchos trabajadores con salario mínimo no llegan a fin de mes sin obtener subsidios del gobierno, lo que se traduce a un costo de $152,000 millones al año para los contribuyentes, según CAP.

El entonces presidente Bill Clinton promulgó el 22 de agosto de 1996 una ambiciosa reforma del “Welfare”, con promesas de sacar de la pobreza a millones de personas que dependían de asistencia pública para subsistir.

Esa reforma exigió que los beneficiarios encontrarán empleo después de dos años de recibir subsidios públicos; impuso un límite de cinco años a esa ayuda federal; desalentó la tenencia de hijos naturales, o antes de casarse; exigió el cumplimiento de leyes sobre la manutención de hijos, y negó licencias profesionales y estatales para inmigrantes indocumentados.

Se calcula que el gobierno federal ha gastado más de $23 billones en el combate a la pobreza mediante al menos un centenar de programas sociales, sin lograr una reducción sustancial en el número de pobres en EEUU.

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