Una de Marco Rubio
No me agrada escribir sobre ciertos políticos de manera frecuente pero la circunstancia obliga. El “magnánimo” Marcos Rubio que le ofreció hace poco a la comunidad de estudiantes indocumentados presentar un proyecto de ley para facilitarles un camino hacia la legalización sin residencia ni ciudadanía, ahora se dispara con otro proyecto de ley pero no para ayudar a los inmigrantes no autorizados, sino por el contrario, para perjudicar a niños estadounidenses cuyos padres carecen de estatus legal en el país.
En días pasados, Rubio presentó el proyecto “Ley de Verificación Responsable de Elegibilidad al Crédito Fiscal de Niños 2012”. Básicamente esta nueva ley impediría que los inmigrantes no autorizados puedan reclamar el crédito tributario por sus hijos estadounidenses si no presentan con su declaración un pasaporte con una visa de no inmigrante, permiso de trabajo, la forma de entrada y salida I-94, y el pasaporte del menor por el cual se está aplicando para el crédito.
Como es público, el Gobierno federal proveé a los extranjeros no inmigrantes -incluidos aquellos que ingresaron ilegalmente o se quedaron después de la expiración de sus visas- con un número ITIN para que a través de este le paguen al fisco los impuestos correspondientes por cualquier ingreso que perciban. Hasta ahora, los inmigrantes no autorizados que presentan su declaración de impuestos pueden reclamar el crédito tributario por sus hijos estadounidenses utilizando este documento.
El senador Rubio, hijo de inmigrantes que se beneficiaron de la ley de “Pies secos” que le concede una vía a la legalización inmediata a los cubanos que llegan a territorio estadounidense parece estar empeñado en que en Estados Unidos se establezca una subclase de ciudadanos de segunda ralea con menor categoría y derechos que otros. “Todos somos iguales, pero unos más iguales que otros” como diría George Orwell en su novela Animal farm.
A Rubio parece olvidársele que en espíritu, el crédito impositivo por los hijos es un beneficio para los niños estadounidenses de escasos recursos, no para sus padres. O tal vez no se le olvida, simplemente los ve como ciudadanos de segunda clase que no merecen los mismos derechos que los niños estadounidenses cuyos padres son ciudadanos o residentes legales.
Las estadísticas no mienten, los niños hijos de inmigrantes no autorizados viven generalemente en condiciones de pobreza casi extrema, el crédito fiscal por los hijos constituye un alivio a su condición económica. Quizás para el senador Rubio, esos mil dólares sean cambio de bolsillo, pero para estos niños es la comida de muchos días.
Además repugna el doble estándar, porque se les quiere negar a los niños estadounidenses hijos de inmigrantes no autorizados este derecho tributario, pero se abren las arcas del Seguro Social para recibir los más de 7000 millones de dólares que los inmigrantes no autorizados depositan cada año, sin la expectativa de recibir ni un sólo centavo de regreso.
Señor lector, no le dé gusto a Rubio, no se quede en la segunda clase, regístrese y vote.