Soluciones conectadas para la crisis de los más vulnerables
La Fundación Mother Cabrini ha financiado programas de ayuda en Nueva York, el de ICL empieza con la salud mental
Jerry Ramos está acostumbrado a ver cómo detrás de un problema hay una montaña de ellos y solo se percibe la superficie. Durante esta pandemia, el vicepresidente de servicios de juventud y familia del Institute for Community Living, ICL, ha visto muchos casos y recientemente comentaba el de una familia que llegó a esta organización para pedir ayuda con la salud mental de uno de los hijos.
Las dificultades del joven no eran las únicas que necesitaban ser atendidas.
ICL ayuda a personas que viven con problemas mentales, de abusos de sustancias tóxicas e incapacidades y cuando se examinó al menor se vió que la familia no tenía hogar y carecían de seguridad alimentaria. Esto es, desamparados y con hambre.
“Les asistimos en todo, les instalamos en un centro hasta que fueron realojados, hay muchas familias que vienen igual”, explicaba Ramos en una conversación telefónica en la que explicaba lo dura que estaba siendo la pandemia de la COVID con la salud mental de los menores.
“Muchos padres no ven lo que les pasa a sus hijos hasta que no hay una emergencia. Ahora que los niños no pueden ir a ningún sitio empiezan a ver cosas que no veían antes”.
El aislamiento y el aumento de las interacciones en la red está perjudicando a los menores que necesitan una vida social.
En estos meses de urgencia ICL ha puesto en marcha una iniciativa llamada Connect en el centro que tiene esta organización en East New York, Brooklyn. Con ella se conecta a personas con distintos tipos de servicios que necesiten, no solo la atención a los problemas mentales sino también vivienda, alimentación y salud.
Indocumentados, personas sin seguro médico, desempleados y quienes están pasando por la dura experiencia del desamparo o el hambre tienen en este programa un lugar donde empezar a encontrar soluciones.
El servicio, más importante que nunca durante una pandemia que está golpeando más fuerte a los más vulnerables económicamente, está siendo posible por una donación que hizo la Fundación de Salud Mother Cabrini.
ICL fue uno de los programas que ha recibido una donación de esta Fundación católica que fue creada hace dos años financiada con los fondos de la venta de Fidelis Care. La fundación está centrada únicamente en Nueva York para financiar con $150 millones al año a programas de ayuda a los pobres y las personas vulnerables y marginadas en el estado.
En marzo de este año la Fundación hizo una donación de $50 millones especialmente para servicios especiales por la COVID, entre ellos ICL Connect que recibió medio millón.
Para Ramos, el dinero ha ayudado mucho porque su organización es una de las que está “cubriendo las grietas del sistema”, según describe. En el caso de los latinos que acuden a los servicios que se prestan dice que él “conoce su comunidad no quieren imponerse pero los que vienen verdaderamente necesitan ayuda”.
Su cálculo es que para el mes de noviembre sean 300 las personas que hayan pasado por este programa. Explica que la pandemia ha incrementado la demanda de servicios de salud mental porque hay gente afectada que nunca ha tenido un diagnóstico.
Con respecto a la financiación del programa Ramos está convencido de que se va a necesitar más “mucho más”. “Estamos viendo solo la parte más visible del problema, lo que emerge del iceberg, la comunidad negra y la latina van al día y ahora la situación es cada vez más complicada”. Ramos habla de distribución de comida que se acaba muy pronto y necesidades que crecen. Ellos siguen con las puertas abiertas, “para quienes están en crisis”.