Aumenta la cantidad de inmigrantes que deja Nueva York para ir a Canadá por pasos irregulares
Canadá supone mejores condiciones económicas y leyes migratorias más flexibles, lo que hace que está información corra de boca en boca entre los latinoamericanos que están en Nueva York
Desde que la Alcaldía de Nueva York empezó a promover y pagando traslados voluntarios de inmigrantes a Canadá, cientos de inmigrantes transitan cada día por el paso irregular de Roxham Road desde Estados Unidos a destinos más al norte. Esto supondría un “respiro“ para la ciudad que en menos de un año ha recibido a 45,000 inmigrantes.
Según las autoridades migratorias de Canadá solo en diciembre cruzaron 4,689 personas por Roxham Road. La información recabada por el paso entraron un centenar de inmigrantes originarios de Venezuela, Nicaragua, Colombia y Haití, pero también de sitios tan remotos como Nigeria, Turquía y Pakistán. Aun así, Nueva York se niega a dar un número concreto, sostiene que los que han partido solo suponen “una pequeña parte de los más de 45.000 solicitantes de asilo a los que hemos asistido”, según dijo a EFE la vicealcaldesa de Salud y Servicios Humanos, Anne Williams-Isom.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha reconocido su administración tiene una estrategia que llamó de “descompresión” de la oleada migratoria y que la Alcaldía está financiando el viaje “voluntario” a quien desee abandonar la ciudad a cualquier destino de Estados Unidos. Sin embargo, Adams dijo a principios de febrero que los migrantes tenían otros destinos cuando llegaron a Estados Unidos, pero tras ser movilizados desde Texas, solo se les ofreció enviarlos a la ciudad de Nueva York.
“Descubrimos que las personas tenían otros destinos, pero solo se veían obligadas a venir a la ciudad de Nueva York, y estamos ayudando de hablar con aquellos que buscan ir a otro lugar. Algunos quieren ir a Canadá, otros quieren ir a estados más cálidos, y nosotros estamos allí para ellos mientras continúan avanzando en su búsqueda“, dijo en una entrevista por Fox News 5.
Inseguridad y retraso migratorio
El venezolano Manuel Rondón, de 26 años contó a EFE que decidió abandonar la ciudad después de que “fuera expulsado” del hotel Row NYC cerca de Times Square y se mudó a un refugio para personas sin hogar en Brooklyn. Después de eso se dirigió a Plattsburgh para encontrar los recursos para ir a Canadá en busca de mejores oportunidades. Rondón asegura que dejó Nueva York por temor a la violencia de la ciudad.
En ese sentido, la agencia de noticias EFE recabó información en Plattsburgh en la que algunos migrantes, en su mayoría venezolanos, afirmaron que se iban de la ciudad de Nueva York razones ajenas a seguridad, entre ellas la dificultad y lentitud del proceso migratorio de Estados Unidos.
“Me voy porque dejé tres hijos en Bolivia y acá el proceso migratorio es lento, se demora mucho y un abogado cobra 10,000 dólares para que te llegue un permiso de trabajo y el Seguro Social. Ni siquiera te garantiza nada”, comentó Alfredo a la agencia EFE. Ahora parece que el sueño americano para los migrantes los lleva de destino a Canadá.
Canadá supone mejores condiciones económicas y leyes migratorias más flexibles, lo que hace que está información corra de boca en boca entre los latinoamericanos que llegaron a Nueva York. La mayoría de los encuestados por EFE afirman que la falta de trabajo, inseguridad y “los papeles“ lentos los “empuja“ a tomar rumbo con dirección al norte. Aurimar Medina pasó varios meses luchando en las calles de Nueva York, buscando comida y trabajo al mismo tiempo, hasta que se cansó y emigró al norte.
“Los papeles canadienses tardan unos meses, no años como en Estados Unidos; yo entré el 1 de diciembre y en solo dos meses ya vivo en mi casa de tres habitaciones”, dice Aurimar, y añade un detalle importante: Recibe ayudas oficiales canadienses por la casa, por cada adulto y por cada niño, que suman cada mes 2,365 dólares canadienses, unos 2,000 estadounidenses.
Suben cifras del Darién
Más de 31,000 migrantes irregulares que viajan hacia Norteamérica han cruzado en lo que va de año la peligrosa selva del Darién, la frontera natural entre Colombia y Panamá, casi la misma cantidad que en los primeros 5 meses de 2022, de acuerdo con las estadísticas oficiales de Servicio Nacional de Migración (SNM). Desde el 1 de enero hasta la madrugada de este miércoles un total de 31,610 migrantes en movilidad habían atravesado la jungla, de 266 kilómetros.
El 15% de los viajeros en lo que va de este año son “personas en especial estado de vulnerabilidad: niños, niñas y adolescentes”, precisó este miércoles a EFE la subdirectora del SNM, María Isabel Saravia. Los nacionales de Haití son el grupo migrante más numeroso hasta ahora con 12,585 personas, seguido de Ecuador (8,240), Venezuela (3,535), India (641) y Colombia (465). El resto de los viajeros proceden de más de 30 países del mundo, incluidos suramericanos, asiáticos y africanos.
Culpan a Biden
La satisfacción de los estadounidenses con la inmigración ha caído a su nivel más bajo en una década al tiempo que ha subido la proporción de quienes quieren que entren menos migrantes al país. El nivel de satisfacción ha bajado seis puntos desde enero de 2022 al 28% de los encuestados, según una encuesta realizada por la empresa Gallup, que recordó que en 2008 esa satisfacción era compartida por apenas el 24% de los estadounidenses.
El agrado de los estadounidenses acerca de la inmigración alcanzó un nivel del 41% en 2018, cuando se hizo más dura la política del presidente Donald Trump para los migrantes. Mientras que el 64% de quienes están descontentos en esta materia quiere que se reduzca la inmigración, indicó la encuesta.
Por su parte, la representante del Partido Republicano, Elise Stefanik, señaló al presidente de Estados Unidos Joe Biden de causar una “catástrofe“ por su manejo de la frontera con México. Stefenik señaló que esta crisis ahora se “siente en los confines más al norte de Nueva York“, reseñó el New York Post. “La situación en la frontera sur es una catástrofe absoluta que ha empeorado con Joe Biden”, dijo la representante Elise Stefanik, que también es presidenta de la Conferencia Republicana de la Cámara, antes del discurso del Estado de la Unión de Joe Biden.