Bushwicks: Reyes olvida dos de la pelota caliente

Historia de la Serie del Caribe incluye una esquina de Jamaica Avenue en Queens

Sólo los curiosos se dan cuenta de la   placa que se encuentra en la esquina de Dexter Lane y Jamaica Avenue, en Queens, con la que se recuerda la historia del estadio Dexter Park, el antiguo hogar de  los Bushwicks de Brooklyn que fundó Max Rosner.

Sólo los curiosos se dan cuenta de la placa que se encuentra en la esquina de Dexter Lane y Jamaica Avenue, en Queens, con la que se recuerda la historia del estadio Dexter Park, el antiguo hogar de los Bushwicks de Brooklyn que fundó Max Rosner. Crédito: Gustavo Martínez Contreras

NUEVA YORK — Los reflectores del estadio Caracas iluminaban el campo en una noche que haría historia. Era una “fiesta de bateadores” donde el equipo Bushwicks de Nueva York sudó, y no por el calor caribeño, sino por el juego de los All Cubans, un rival que se paraba a enfrentarlo como los grandes.

Tras nueve entradas muy apretadas, los neoyorquinos derrotaron a los cubanos con un marcador de 7-6. Fue el partido más memorable de un torneo que en 1946 se llamaba Serie Interamericana, y que dio paso a lo que hoy se conoce como Serie del Caribe.

Los Bushwicks

En una esquina de Jamaica Avenue en Queens vive un poco de la historia del béisbol caribeño de antaño.

Ahí, en donde hoy abundan los comercios y los rostros hispanos, estuvo un día el estadio Dexter Park, que entre 1918 y 1951 fue casa de los Bushwicks de Brooklyn, propiedad del inmigrante judío Max Rosner.

En Dexter Park los Bushwicks se enfrentaron a muchos de los jugadores más populares de la época. Allí forjaron una reputación que los llevó hasta Venezuela para sembrar la semilla de lo que hoy se conoce como la Serie del Caribe.

Pero ahora no queda mucho de aquel parque de pelota y la historia de los Bushwicks está un poco enterrada en el olvido que sopla el tiempo.

Aquellos años

En Dexter Park los Bushwicks jugaron contra leyendas de la talla de Babe Ruth, Jackie Robinson, Lou Gehrig, Satchel Paige o Joe DiMaggio.

Eran los tiempos en que aún existía la línea racial en el béisbol estadounidense y en que la pelota se jugaba diferente.

Los Bushwicks eran una gran atracción al enfrentarse en juegos de exhbición a equipos de la liga negra o a combinados de estrellas retiradas, ofreciendo gran espectáculo a un módico precio, explica Thomas Barthel en su libro Los Incomparables Semiprofesionales del Béisbol: Los Bushwicks de Dexter Park.

“Rosner entendió que si ponía un producto de calidad en el terreno, muchos de los aficionados al béisbol en la zona preferirían pagar un boleto barato en Dexter Park que hacer el viaje a Yankee Stadium o Polo Grounds, que estaban a 75 minutos de Bushwick”, detalla el autor.

Pero el éxito de los Bushwicks iría más allá de Nueva York y tendría un toque latino.

De Brooklyn para América Latina

El vínculo entre este equipo semiprofesional y la pelota latinoamericana es directo.

Entre 1946 y 1949, los Bushwicks jugaron — y ganaron — en Venezuela la Serie Interamericana.

Ideada por Jesús Corao, fundador del equipo venezolano Cervecería Caracas (Leones del Caracas en la actualidad), el torneo fue un éxito en todas sus ediciones, según relata en una de sus columnas el historiador del béisbol Juan Vené (excolumnista de El Diario/ La Prensa).

“El estadio, también denominado Cervecería de Caracas, estuvo lleno durante todos los juegos de todas las series”, indica Vené.

El nacimiento de este torneo se dio a la par de tiempos turbulentos en la política venezolana, que alternaba presidentes gracias a golpes de estado y elecciones democráticas.

Esto no detuvo la organización de la justa. Los clubes invitados a esa primera serie fueron los Bushwicks de Estados Unidos, los All Cubans de Cuba, los Sultanes de México y la Cervecería Caracas de Venezuela.

Reportes de 1946 publicados en La Prensa, archivados en el Centro de Estudios Puertorriqueños de City University of New York, detallan el dominio de los Bushwicks en aquella primera serie.

Durante un mes de actividades, la novena neoyorquina ganó nueve partidos y sólo perdió tres, para así traer a casa el campeonato, como precisan reseñas de noviembre de 1946.

Pero ganar el torneo no fue una tarea del todo fácil.

All Cubans y se hizo la luz

Tanto Vené como los periódicos de la época destacan el encuentro entre los Bushwicks y los All Cubans, que se realizó el 22 de octubre de 1946. La Prensa describe que en “una fiesta de bateadores” en la que se empató el partido en tres ocasiones, los de Nueva York batallaron para derrotar a los cubanos por marcador de 7-6.

Vené añade que ese juego tuvo, además, otro valor histórico, porque se trató del primer partido nocturno fuera de Estados Unidos.

“Esa fecha quedó en la historia del béisbol latinoamericano, porque fue el primer juego bajo luz artificial en Venezuela”, escribe el historiador.

Pero esa no era la primera vez que los Bushwicks jugaban bajo los reflectores. En 1930, cinco años antes de que las Ligas Mayores realizaran su primer juego nocturno, el equipo de Rosner se convirtió en el primero en contar con un parque con luz artificial, dato que confirmó Bennet Rosner, nieto del dueño del equipo.

“Mi padre fue un ingeniero eléctrico y él instaló el alumbrado en Dexter Park”, dijo Rosner, quien heredó los recuerdos de la organización.

Mueren los Bushwicks, nace la serie

La semilla que la Serie Interamericana plantó dio otros frutos, ya que su éxito no pasó desapercibido.

En 1948, los empresarios Oscar Prieto y Pablo Morales presentaron en la convención del béisbol caribeño celebrada en Miami, la idea de efectuar un torneo entre equipos de la región.

Cuba se ofreció como sede y para 1950, a la par de la última Serie Interamericana en la que Caracas fue campeón, se realizó una muy anticipada primera Serie Mundial del Caribe, en la que el equipo anfitrión se fue invicto.

Y mientras esa serie comenzaba su ascenso, la novena de Rosner declinaba.

Los Bushwicks obtuvieron los títulos de las primeras tres ediciones de la Serie Interamericana al final de su existencia. Al concluir la temporada de 1951, apenas dos años después de haber ganado su último cetro interamericano, la organización desapareció.

Junto con ellos, se desmoronaba la Liga Negra, fuente de rivales de calidad para los clubes semiprofesionales.

Eran las últimas bocanadas de una era que estaba llegando a su fin, en parte por la integración racial que abría puertas a beisbolistas negros en las Ligas Mayores; pero también debido al nuevo invento de la televisión, que enfocaba su lente principalmente en las novenas profesionales.

Hoy sólo una placa instalada en el estacionamiento de un supermercado le informa al que es suficientemente curioso, que allí alguna vez jugó un equipo que se llamaba Bushwicks.

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