Un día para amar la vida en Newtown
Lluvia de cartas no cesa a dos meses de la tragedia de la escuela Sandy Hook
Newtown, CT De entre más de 125,000 mensajes de esperanza que han llegado de todas partes del mundo a Newtown, desde la masacre de 26 personas 20 de ellas niños en la escuela Sandy Hook, la de Gonzalo Soto encierra una honesta reflexión y una sentida promesa.
Desde una cárcel de San Antonio, Texas, Soto escribió en español: “Yo personalmente tengo un arma y el día que salga de la prisión la voy a destruir, porque ahora sé que no es seguro tener una”. Su misiva y la de una docena que viven tras las rejas fueron enviadas por Fatherhood Program, una iniciativa de reinserción social de padres con historia criminal.
Desde lugares tan lejanos como las islas Marshall han llegado a este pueblo de casas señoriales escritos, dibujos, fotografías, donaciones de dinero y hasta una colección de 20 zapatillas de fútbol y 6 bandas de capitán del equipo South Carolina United Mount Pleasant F.C.
En la oficina del escribiente municipal, la asistente Sue Marzinek contó que hasta ahora desconocen cuántas se han recibido con exactitud. “Cientos de miles han llegado y continúan aunque ya han pasado meses”.
El plan es retirarlas de la vista pública el 19 de febrero, después del día de San Valentín, porque hoy se cumplen dos meses de que Adam Lanza atacara la escuela. Mientras, voluntarios como Yolie Moreno trabajan a diario para tomar fotografías y preservarlas en un archivo digital.
Más de 300 cajas se han dispuesto en el Newtown Municipal Center y el Ayuntamiento para que la gente pueda leer los mensajes, como el de David Song de Nueva York “Espero que un evento como ese nunca más vuelva a suceder” o el de Erick Amador Rodríguez, de Greenville: “Esta tragedia no puede asustar a estudiantes y maestros para que dejemos de ir a la escuela, porque no nos rendiremos”.
Afiches con la foto y nombre de cada víctima, como la pequeña puertorriqueña Ana Márquez-Greene, plenan las paredes. Y en ellos un poema de Kevin y Alissa Silva, de Massachusetts, corta el aliento: “26 ángeles, 26 oraciones, 26 lágrimas tan profundamente sentidas”.