Paco Delgado habla de nominación al Oscar (Fotos)
Almodóvar, Álex de la Iglesia, González Iñárritu y Tom Hooper, son algunos con los que ha trabajado el diseñador de vestuario español Paco Delgado.
Nació en las Islas Canarias. Allí, de adolescente, colaboró en teatros y parroquias locales, ayudando a crear vestuarios. Pero fue el carnaval local donde descubrió su pasión.
“Hay mucho del Carnaval en lo que yo aprendí. Es un mundo de color, donde hay que evocar algo que no eres”, reconoce Paco Delgado, el diseñador de vestuario español nominado al Oscar por Les Misérables.
El pasado domingo, Delgado ganó un Goya, los Oscar del cine español, por su trabajo en el filme Blancanieves, y este próximo domingo, podría volver a subir a un escenario, aunque en este caso el del Teatro Dolby en Los Ángeles, para recibir lo que sería su primer Premio de la Academia.
Para la versión cinematográfica del musical clásico, Paco Delgado lideró un equipo de 40 personas, cuyo objetivo fue vestir a un total de 2,200 personas, entre actores y figurantes. A medio camino entre su estudio en Madrid y otro en Londres, terminó supervisando el diseño de 1,500 piezas.
Una aventura profesional que inició “documentándome lo máximo posible, de forma tan exhaustiva hasta que me supe toda la época perfecta”, explica a ¡holaLA! vía telefónica con referencia a la fidelidad histórica que involucra un título como Les Misérables. “Una vez la sabes, especialmente en un proyecto como este, un musical con elementos de fantasía, tienes que continuar haciendo la época, pero a veces te tienes que olvidar de la rigidez de lo que es una reconstrucción histórica, porque no es lo que nosotros hacemos”.
“Ahí entra un mundo de fantasía que puede ser de muchos tipos: color, tejidos… En Les Misérables hay un balance entre la realidad y la fantasía. Pero siempre tienes que tener un anclaje en la época que estás [retratando] porque si no, no darías ninguna verosimilitud al proyecto”.
Su relación con el director del filme, Tom Hooper, quien contactó con él por su interés en tener a un artista de raíces latinas en la producción, fue memorable, a pesar de la insistencia del realizador de The King’s Speech por los primeros planos.
“Algo de lo que todo el mundo habla de la película es de los primeros planos. Mucha gente me lo pregunta por si me ha molestado, porque, claro, no se ve la ropa”, detalla. “Yo creo que el primer plano es el retrato en la pintura: es el plano más psicológico, donde se ve la psicología de los personajes. De hecho, hay momentos, como en la canción I Dreamed I Dream que canta Anne Hathaway, que es un primer plano secuencia, por llamarlo [así], que aporta un dramatismo y un realismo que si fuera otro tipo de [planificación] no lo tendría”.
Delgado ha trabajado con cineastas de renombre como Pedro Almodóvar (La mala educación, La piel que habito), Álex de la Iglesia (La comunidad, 800 balas, El crimen perfecto, The Oxford Murders) y Alejandro González Iñarritu (Biutiful), todos ellos de marcada personalidad.
“¡Con demasiada personalidad!”, bromea entre risas el diseñador de vestuario. “La verdad es que he tenido mucha, mucha suerte. Siempre me he encontrado con directores que me han dejado trabajar con libertad, dentro de unos parámetros, por supuesto”.
“Vamos a ver: cuando llegas a una película, el director de dice qué idea tiene de la película, del color, qué es lo que opina de muchas cosas. Por ejemplo, cuando trabajé con [Alejandro González] Iñárritu [en Biutiful] su obsesión fue que la película fuera lo más realista posible. Pero una vez que entiendes las preocupaciones del director, se te abren miles de ventanas para poder tener libertad en miles de aspectos”.
“Pedro Almodóvar es una persona que tiene muy claro lo que quiere para sus películas [y eso] me da libertad para trabajar en otras. Tom Hooper nunca me dijo que yo tenía que vestiar a alguien de cierta manera. Al contrario, yo fui quien proponía, y él daba su opinión”.
“Pero todas las ideas visuales parten de mí y los directores me dicen si les gusta o no”, prosigue. “Yo he tenido mucha suerte porque siempre he trabajado con [directores] que saben lo que quieren. Porque no hay nada peor, que también me ha pasado, aunque muy pocas veces, que trabajar con alguien que no lo sabe: eso es desesperante, porque pierdes una energía increíble al tratar de descubrir qué es lo que tienen en su mente y no te puedes concentrar en el diseño, sino que tienes que estar urgando para saber qué visión tienen de la película”.
Paco Delgado —que estudió en el Instituto del Teatro en Cataluña: “me siento muy deudor con Barcelona, porque me abrió la mente en muchos aspectos, para un chico de una isla pequeña como era yo”, reconoce—, detalla que su trabajo no siempre es el mismo y que, en ocasiones, es bueno que la audiencia no se dé cuenta de su labor.
“Hay historias e historias. Por ejemplo, si alguien va a ver Biutiful y sale diciendo que el vestuario le ha encantado, pues lo mandaré a un reformatorio visual, porque algo anda mal en su cabeza [risas]. Y luego me preocuparía porque [significaría] que yo lo he hecho mal, porque ese vestuario no debe resaltar”, asegura.
“Luego hay películas como Les Misérables donde la parte visual debe ser muy importante: el espectador se debe dejar transportar por muchas emociones, por el color, el movimiento de la ropa, de los decorados… Ahí sí que el espectador debe salir diciendo: ‘me encantó el vestuario’, porque está hecho para que este disfrute. No le quita protagonismo al actor, sino que le añade valor al personaje que el actor está interpretando”.
Delgado continúa explicando que “el vestuario es un lenguaje: cuando uno va a ver a alguien enfermo, habla bajito para que nadie te escuche. Luego va a un cumpleaños, se toma tres copas, y termina siendo el más feliz del mundo. Esta es la diferencia entre una película como Biutiful y otra como Les Misérables. Cada proyecto es distinto y pide cosas distintas”.
Durante las últimas semanas, y gracias a Blancanieves (un filme en blanco y negro y mudo, que adapta el famoso cuento de los Hermanos Grimm) y a Les Misérables, el artista se ha visto agasajado con nominaciones y premios.
“Ha sido un delirio increíble: un lunes me nominaron a los Premios Gaudí [los Oscar del cine catalán, que ganó], el martes, a los Goya [los Oscar del cine español, que también recibió], el miércoles, a los BAFTA [los Oscar del cine británico, que perdió en favor de Anna Karenina], y el jueves, ¡va y me nominan a los Oscar! No me lo creía”, recuerda.
“El día [del anuncio de las nominaciones] a los Oscar fue letal”, prosigue. “Estaba muy nervioso. Después de estar nominado tres días seguidos, me planteé que podía ser nominado al Oscar y, sí, muchos, muchos nervios. Una vez me nominaron, una alegría increíble, por mí, por todos mis amigos, la gente que trabaja conmigo de toda la vida, y la gente que me quiere, que enloqueció mucho más que yo, y luego durante ocho horas seguidas pegado al teléfono, con llamadas de medios de todo el mundo…”.
“Mejor disfrutarlo ahora, en el momento de la nominación, porque luego, cuando llega el día… y no te lo han dado… no voy a tener tiempo”, termina. “Intento no hacer alarde de ello, pero bien, estoy muy feliz. Esto es una guinda del pastel”.
Los Oscar se entregan este domingo a partir de las 5:00 p.m. por ABC (7)