Gobernadora veta ley que consultaría a comunidades ante cierre de hospitales en NY
Desde la Legislatura estatal cuestionan la decisión de la mandataria estatal
Cada vez que cierra un hospital en Nueva York, miles de residentes de vecindarios en que clausuran unidades clínicas, mayormente de bajos ingresos, se ven afectados. Y aunque la Legislatura estatal aprobó en junio una ley que buscaba evitar que un hospital cierre sin consultar primero con sus comunidades y sin poner sobre la mesa los impactos que esas medidas tendrían, la gobernadora Kathy Hochul le puso freno a la normativa y la vetó.
La decisión de la mandataria, que cayó como un balde de agua fría entre líderes comunitarios, defensores de grupos vulnerables y políticos que lucharon para proteger el acceso a la salud de miles de neoyorquinos, fue anunciada el viernes, y evita tomar en cuenta la participación de la comunidad local antes del cierre de una instalación o ciertas unidades hospitalarias.
La ley, que ya no verá la luz al menos por ahora, habría establecido un cronograma y procedimientos previos a cualquier intento de cierre de hospitales y ordenaba en esos casos al Departamento de Salud del Estado realizar reuniones públicas y presentar un reporte sobre los posibles efectos que las comunidades manifestaran.
“Una mayor transparencia en el proceso de cierre sería beneficiosa, pero este proyecto de ley no equilibra adecuadamente ese objetivo con las realidades financieras que enfrentan los hospitales en dificultades y los cambios en la prestación de servicios de atención médica”, comentó la Gobernadora tras respaldar su decisión de vetar la ley. La mandataria insistió en que el articulado no tiene en cuenta adecuadamente las realidades que enfrentan los hospitales.
El veto de la jefe política de Nueva York fue calificado por defensores de la llamada Ley de participación local para hospitales comunitarios, como “un guiño astuto” al Hospital Universitario de Long Island en Brooklyn, que cerró a pesar de la oposición de la comunidad, por lo que exigieron a la mandataria que se ponga del lado de los más vulnerables.
Uno de los principales críticos de la decisión fue el senador Gustavo Rivera, promotor de la iniciativa de ley, quien además de declararse “amargamente decepcionada” por la movida de la Gobernadora, advirtió que con el cierre de hospitales a la vista sin consultar a las comunidades a las que sirven, dejan a grupos “ya vulnerables” sin atención esencial.
“Ahora es imperativo que el Departamento de Salud del Estado siga la directiva de la Gobernadora y haga los cambios necesarios para garantizar que la transparencia y la participación pública sean el núcleo del proceso de cierre de un hospital”, dijo el legislador latino, al tiempo que agregó que seguirán presionando en la Legislatura por lo que reintroducirán la pieza de ley hasta que se apruebe una participación comunitaria significativa en el proceso de cierre de cualquier hospital.
“En el estado de Nueva York, deberíamos estar creando más vías para mejorar el acceso de nuestras comunidades a la atención médica, no limitarlo. Como presidente del Comité de Salud del Senado, me comprometo a seguir impulsando reformas que darán a nuestras comunidades el poder de proteger sus servicios de atención médica”, agregó Rivera. “Debemos arreglar lo que está irremediablemente roto y debemos hacerlo ahora”.
La asambleísta Jo Anne Simon se sumó al llamado y manifestó que cuando un hospital cierra, es más que un edificio el que cierra, se afecta la calidad de vida y la salud de una comunidad.
“Estoy profundamente decepcionada por el veto de la gobernadora Hochul a la Ley LICH, que habría asegurado una mejor supervisión estatal y una participación significativa de la comunidad cuando se planea cerrar un hospital”, dijo la política. “Los cierres de hospitales anteriores han dejado a las comunidades luchando con un acceso reducido a la atención médica y tiempos de respuesta de emergencia más largos. Estas decisiones no deberían tomarse a puertas cerradas donde no hay posibilidad de salvar un hospital o una unidad, o incluso planificar el acceso futuro de la comunidad a atención médica”.
En las últimas dos décadas se estima que más de 40 hospitales han cerrado en Nueva York, 10 de ellos han clausurado servicios de maternidad y en otros se han cerrado camas psiquiátricas que no se han restaurado. Asimismo y e acuerdo con el Centro para la Calidad de la Atención Médica y la Reforma de Pagos actualmente hay 27 hospitales rurales en el estado en riesgo de cerrar, lo que representa el 53% del total de hospitales rurales de Nueva York.