Vitaminas esenciales para mantener huesos fuertes después de los 50 años

A partir de los 50 años, cuidar los huesos es clave para prevenir fracturas y pérdida de movilidad. Estas vitaminas marcan la diferencia

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Llegada a esa edad, es importante tomar diversas vitaminas para estar en óptimas condiciones. Crédito: Shutterstock

A partir de los 50 años, el cuerpo humano atraviesa cambios significativos, entre ellos, una pérdida progresiva de masa ósea. Este proceso natural, cuando se intensifica, puede derivar en osteoporosis, una enfermedad silenciosa que debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas, especialmente en la cadera, muñecas y columna vertebral.

Una fractura en edad avanzada no solo representa un problema óseo, sino también un riesgo para la autonomía y la calidad de vida. Por ejemplo, una fractura de cadera en adultos mayores puede requerir cirugía, largos periodos de recuperación e incluso dejar secuelas permanentes en la movilidad.

Frente a este panorama, la National Osteoporosis Foundation (NOF) insiste en la necesidad de adoptar medidas preventivas desde los primeros signos de envejecimiento óseo. Entre estas medidas se destacan una alimentación rica en calcio, ejercicio físico regular, revisiones médicas periódicas para controlar la densidad ósea y, muy especialmente, el consumo adecuado de ciertas vitaminas clave.

A continuación, te explicamos qué vitaminas no deben faltar en tu dieta para cuidar tus huesos después de los 50, según recomendaciones del National Institutes of Health (NIH) y otros organismos especializados en salud.

Vitaminas que debes consumir si tienes 50 años

Vitamina D: el motor de la absorción de calcio

La vitamina D cumple un rol fundamental en el mantenimiento de la salud ósea, ya que regula la absorción de calcio a nivel intestinal. Sin niveles suficientes de esta vitamina, el organismo apenas puede absorber entre un 10 y 15% del calcio presente en los alimentos, lo que impacta directamente en la mineralización ósea.

Además, la vitamina D permite que tanto el calcio como el fósforo se integren adecuadamente en la matriz ósea, fortaleciendo la estructura de los huesos y previniendo condiciones como la osteoporosis y la osteomalacia (una forma de debilitamiento óseo en adultos).

Para obtener vitamina D de forma natural, se recomienda una exposición solar moderada (de 15 a 30 minutos al día), especialmente en brazos y rostro. También se puede incorporar a través de alimentos como:

* Pescados grasos (salmón, sardinas, atún)

* Yema de huevo

* Leche, jugos y cereales fortificados

En ciertos casos, puede ser necesaria la suplementación, pero esto debe determinarlo un médico, ya que el exceso de vitamina D también puede traer consecuencias negativas.

Hay varios multivitamínicos en el mercado pero también puedes obtener estos elementos a través de algunos alimentos. (Foto: Shutterstock)

Vitamina K: protectora natural del hueso

Otra aliada imprescindible es la vitamina K, especialmente su forma K2. Esta vitamina participa en la activación de la osteocalcina, una proteína producida por los osteoblastos (células formadoras de hueso), cuya función es fijar el calcio en la matriz ósea.

Además, la vitamina K tiene la capacidad de inhibir la actividad de los osteoclastos, células encargadas de degradar el tejido óseo. Al mantener el equilibrio entre la formación y resorción del hueso, se logra una mayor estabilidad estructural.

Estudios observacionales han mostrado que una mayor ingesta de vitamina K se asocia con una menor incidencia de fracturas de cadera y una mejor densidad mineral ósea, especialmente en personas mayores.

Las fuentes alimenticias más destacadas de vitamina K incluyen:

* Verduras de hoja verde (espinaca, kale, col rizada)

* Brócoli y coles de Bruselas

* Aceite de soja y aceites vegetales

Al igual que con la vitamina D, su suplementación debe estar supervisada por un profesional de salud, ya que puede interferir con ciertos medicamentos, como los anticoagulantes.

Vitamina C: clave para el colágeno y la estructura del hueso

Poco se habla de la vitamina C en el contexto óseo, pero su papel es esencial. Este nutriente participa en la síntesis de colágeno tipo I, el componente principal de la matriz orgánica del hueso (aproximadamente el 30% del mismo). Un colágeno fuerte garantiza una estructura ósea más resistente a fracturas.

Además, la vitamina C estimula la actividad de los osteoblastos, promoviendo la formación de nuevo tejido óseo. También actúa como antioxidante, neutralizando los radicales libres que pueden dañar las células óseas, especialmente en personas mayores, donde el estrés oxidativo es más elevado.

Entre los alimentos más ricos en vitamina C se encuentran:

* Cítricos (naranja, mandarina, limón)

* Fresas y kiwi

* Pimientos rojos

* Brócoli y coliflor

Una dieta rica en frutas y vegetales frescos suele ser suficiente para cubrir los requerimientos diarios de esta vitamina, aunque en algunos casos se puede considerar el uso de suplementos.

¿Suplementos sí o no?

El uso de suplementos vitamínicos puede ser una herramienta útil, especialmente cuando hay deficiencias diagnosticadas o dificultades para cubrir los requerimientos diarios mediante la alimentación. Sin embargo, no se recomienda la automedicación.

Cada persona tiene necesidades distintas en función de su historial médico, hábitos, edad, sexo y nivel de actividad física. Por ello, es fundamental acudir a un médico o nutricionista para evaluar el estado nutricional y establecer un plan personalizado.

Un exceso de vitaminas, lejos de ser beneficioso, puede tener efectos adversos, como hipervitaminosis, desequilibrios metabólicos o interferencias con otros tratamientos médicos.

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